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AMFAv "DESPACHO" (JMS)



DOÑA FERNANDA TELLEZ, DE ZAFRA, DIRIGE, SIN OLVIDAR SU TIERRA, UN HOTEL EN BARCELONA


Según voces autorizadas, decir extremeño y empresario, suena a rareza. Pero si a ello se le añade y mujer, ya se puede adjetivar de exótico. Ese es el personaje que hoy traemos a las páginas decanas de la prensa regional. Dª Fernanda Téllez, nacida en Zafra, mujer de empuje que conoce los entretejidos de la hostelería como pocos. Ha vivido el “boom” mallorquín, tiene experiencia en hoteles balnearios, y en su periplo turístico por los principales centros mundiales ha desarrollado una amplia mentalidad profesional y comercial.

Doña Fernánda Téllez en la escalinata del Hotel Gran Vía
DOÑA FERNANDA TELLEZ, DE ZAFRA, DIRIGE,
SIN OLVIDAR SU TIERRA, UN HOTEL EN BARCELONA

Publicado en EXTREMADURA, el 3 de marzo de 1986

Una extremeña, medalla al Mérito Turístico en Cataluña

              Cuando por 1860 el industrial José María Serra hizo construir, para su esposa Dorotea, el palacete de la Gran Vía barcelonesa, hoy número 667, poco imaginaba que años después San Juan Bosco y los Salesianos lo habitarían, se celebrarían Ejercicios Espirituales y en él se formaría inicialmente el Círculo Artístico. Pero aún imaginaría menos que por 1935, una extremeña -tía de la actual- se atrevería a convertirlo en un coquetón hotel, que ahora celebra sus bodas de oro en la misma familia Téllez.
                
      -Me acaban de conceder la medalla al Mérito Turístico, aunque he pedido que la cambien por una placa para el hotel.

     El hotel. Centralización de control y delegación de responsabilidades, traducido en tres estrellas acogedoras en el que se nota una mano competente.

     Dª Fernanda roza la madurez. Se encuentra en esa edad envidiable cuando se goza de salud y la vida ha realizado su calidad de mujer como madre de cinco hijos, y aunque viuda, desborda ánimo viajando y conociendo la realidad hostelera mundial.

     -Siempre aprendiendo. Hay que modernizar instalaciones, pero sin perder de vista la atención humana. Nadie viaja hoy mil kilómetros para encontrar adelantos técnicos. Sin embargo, aquí vienen nietos de los primeros clientes. Es muy agradable llegar a un establecimiento donde conoces las caras y recuerdan tu nombre, donde saben que la almohada de miraguano es tu preferida. Hoy, en Nueva York por ejemplo, la publicidad del máximo hotel no se basa en la informática o la electrónica. Ellos anuncian: 'DONDE VD. SIEMPRE VUELVE. ATENTO SERVICIO PERSONALIZADO'. Ese es nuestro estilo. Aquí los empleados son una institución, se jubilan con cuarenta años de servicio.

      Ella sí es una institución. Me informo y resulta que en la Asociación de Hostelería la conocen bien por su energía. Y en e Skal Club (asociación que engloba a los principales empresarios turísticos) del que forma parte en su junta, es de los socios que siempre se apuntan a las innovaciones.


      -Sí, es verdad, a veces me lanzaría y he de morderme la lengua. La parte de contratación funciona bien, con los convenios a tres y seis meses y otros tipos de legalidades que flexibilizan las plantillas.

     En el tiempo que dura la entrevista, varios de los veinte empleados cambian turnos y antes de salir saludan a la directora en el salón isabelino que nos acoge. Arañas de cristal, escenas de caza, Covarsis, Sevres, techos artesonados, alfombras... Piezas auténticas y buenas copias adornan un hotel entrañable en el que la reportera toma un oporto y deja que la imaginación se pasee por las cuarenta y ocho habitaciones, y cuatro plantas escrupulosamente cuidadas y limpias de la última mota de polvo que no logran aprisionar sus dedos curiosos.


MI TIERRA ES TAN BELLA...

           Se escurre con elegancia a la pregunta de cómo aconsejaría a sus paisanos que intenten la aventura hostelera.


           -No precisan mi opinión, allí existen magníficos profesionales. En el 'Zurbarán' de Badajoz y el 'Extremadura' de Cáceres, y tantos otros, saben muy bien su trabajo. Pero no me importa decirle que estoy de acuerdo con el actual presidente de Hostelería, Pedro Galindo, cuando afirma que la Escuela de Hostelería que tenemos es tercermundista. La antigua fue degenerando y no se ha procurado un relevo digno.

            Aprovechando la noticia de la caída de un premio de la lotería de Navidad en Extremadura, comentamos en qué invertiría una millonada.



           -Yo heredé una finca magnífica en Alburquerque, me embarqué en la cría del cerdo ibérico y me va bastante bien. Lo que yo haría en el caso que me dice sería ampliar el ganado. Después me iría a la Junta de Extremadura y les diría: pónganme encima de la mesa los proyectos más viables, pero que tengan solucionados los cauces de distribución. ¿De qué sirve obtener los mejores productos si no funciona la red de ventas?. Recordemos el fracaso del Plan Badajoz, hay que sacar conclusiones de los errores. Lo que sí es seguro es que me decidiría por algo relacionado con el campo. Mi tierra es tan bella...

En uno de los salones
                La capacidad de admiración, esa la mantiene vital.


         -Yo disfruto mucho conociendo nuevos lugares, para mi trabajo es interesante. Me pongo furiosa cuando voy con alguien que a todo le saca defectos, que nada le impresiona. El clásico que no ha salido de su rincón, viene a Barcelona y te contesta: ¿El mar? Pues más agua que el río si tiene, pero... ¿La ciudad? Pues más casas que el pueblo si tiene, pero por lo demás... De veras, esa gente me altera, porque tengo la suerte de encontrarme bien en cualquier país y no es ningún secreto que si tú te muestras respetuosa te acogen siempre con cariño.

        Son fuertes y morenas las manos de la Directora, presagiando que va a tener el aire libre por compañero cuando su hijo menor acabe la ronda de aprendizaje como Director -en estos momentos regenta un hotel en Canarias-, y ella deje a su cargo la responsabilidad de dirigir la propiedad que Dª Fernanda comparte con su hermana Inmaculada, residente en Mallorca.


        -Mientras tenga fuerzas seguiré viajando y llevando el negocio. Después pienso repartirme entre Alburquerque, Barcelona y Mallorca, donde tengo hijos y nietos que tiran mucho.

        Descendemos la pequeña escalinata viscontiniana. Nos acompañan Agatha Christie escribiendo “En el Hotel Markam” y Rubén Darío alguna “Sonatina” y los dos se desvanecen al descubrir un actual y atractivo recepcionista que nos abre la puerta, al tiempo que estrecho la mano de esta interesante mujer mezcla de sensibilidad y energía, Dª Fernanda Téllez.

Ana Mª Ferrin

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