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AMFAv "DESPACHO" (JMS)



VIDA Y MILAGROS DE LOS "MOLINEROS"


 Merche Mar deja de lado el acordeón y se maquilla ante un espejo en el que una pegatina descubre su amor, “I love  Barça”. 

Merche Mar. (diaridegirona.cat)


  Publicado en Sant Andreu Express. octubre de 1988


A la izquierda, Escamillo, a la derecha, Jonhson
                   Merche Mar ha desarrollado un desparpajo en el diálogo con el público que la  convierte en la verdadera representante de El Molino, hay que verla trajinarse a un japonés, porque esta chica multidimensional se ha esforzado en aprender las picardías en infinitos idiomas y acaba de enseñarle al turista cómo hacer una perfecta "butifarra" (un corte de manga) y él se parte de risa en su butaca a riesgo de dislocar el sofisticado escapulario Nikon que cuelga de su cuello.



             Para El Molino, 1916 fue el año de su inauguración tal y como ha llegado hasta nosotros, aunque en ese mismo lugar ya existiera desde 1898 un barracón café-cantante llamado “La Pajarera”. Por allí pasaron la mítica Bella Dorita cantando - Es mi cho-colate tan particular, que aquel que lo huele lo quiere probar…, mientras subía y bajaba con aire perverso el mango de una chocolatera. Johnson, el italiano americanizado, maestro que reinó en el Paralelo barcelonés, mezclando con difícil elegancia pestañas postizas, frac y claqué. Y el catalán José Pous “Escamillo”, aquel que cuando fuese mayor soñaba en poner una pollería, creando insuperables duetos cómicos con La Maña, que han quedado como clásicos en las noches locas de Barcelona.

Reapertura de El Molino en Octubre de 2010 tras 13 años cerrado

TODO UN UNIVERSO


             Quien jamás haya pisado El Molino y tenga interés por conocer el estrato social del público asistente, bastará decirle, a semejanza de las encuestas, que allí se encuentra representado “todo el universo”. Intelectuales que necesitan justificar su asistencia con elaboradas tesis sociológicas. Parejas Opus obligadas por alguna razón social, que pasan el mal trago mirando al techo con el rostro como la grana.

              Ancianitos mezcla de lascivia y ternura convertidos en mermelada ante la invitación de la bella a besarle el escote, componiéndole a la bella un pareado: son tus labios de rubí que me encandilan a mí, pasando sin pausa al “pagès” de Martinet rodeado de amiguetes que no está de acuerdo con la demanda ¿Besito? Això és pels de ciutat, el nostre és cardar.

              Chari Moreno, a quien un día su modista le dijo: - Chari, ¿Sabes por qué estás tan gorda? Porque tienes tanto corazón que necesitas sitio para meterlo enterito. Creo que ha tocado ya todos los palos, zarzuela, framenco, cine, teatro, televisión… Y como comer, se tiene que comer, hay que echarle dignidad a las malas épocas haciéndole el personaje de Ramona a Fernando Esteso, y cosas de la vida, lo que en principio parecía un bodrio de trabajo, le proporcionó la popularidad que le faltaba fuera de Andalucía haciendo que la contratasen y así poder demostrar el pedazo de actriz que llevaba dentro.

              Hoy, pocas venas cómicas como la suya pueden verse en Barcelona. Es una actuación para recomendar, que no hará falta si acaban de verla en el programa de TV1, Contigo.

               Podríamos seguir con miles de anécdotas en cualquiera de los apartados que toquemos. Queda el cuerpo de baile, doce mujeres y cinco hombres capitaneados por la menuda Annie, que presentan los números bien trabajos, y como número aparte la morena Lorena Bell. Se la recuerda por el taco que armó cerrando un “strip” total en un fin de año por la primera cadena de TVE, al compás del tórrido sonido de un saxo. Para referirme a ella transcribo los comentarios entre dientes de dos “teenagers” que siguen el espectáculo con expresión de endurecérseles las ideas ante los contoneos de la tremenda señora: “Això és un cos”, “Quin tros de tia”, “Booooona”. (**)


         No olvidemos al bailarín Emilio Conde, una de las marcas de la casa, con sus alas y plumas en el trasero, levantando artísticamente la pierna. Lleva escrito en cada surco de su rostro la locura por una profesión que, según asegura el veterano camarero, les hace ser gentes de otro planeta. Cada función es un mundo, tarde o noche, añadiendo que las dimensiones del local permiten apreciar las ojeras o el afeitado de los artistas.

         Hoy, la novedad ha estado en ver cómo Antonio Vargas, convertido en Drácula, usa y abusa de su veteranía para levantar a un muerto público de tarde, mitad paro, mitad jubilación, con diferentes recursos. - Aggggg! ¡Es Alfonso Guerra!, Ah no, coñe, que es un vampiro. Y nada. - ¡A ver, canten conmigo!. Y sigue sin pasar nada. Pero él, sin perder la sonrisa, insiste, insiste, ahora un chiste, ahora un incordio y poco a poco, lo que podría ser grosería, pasado por su ingenio va convirtiéndose en lubricante que hace rodar lo viejos engranajes del saber escénico. Y así, el público acaba en pie coreando y aplaudiendo el estribillo de una canción imposible: - Mi estaca es bien conocida, pues todos dan alaridos cuando la tienen metida.
           
                Antonio Vargas ha llegado a una compenetración con las tablas que le permite parar en medio de un número y gritarle al caballero que cruza el patio de butacas tras la última fila: - Oye, Juan, cuando acabes sube que has de poner un enchufe, y el otro sin cortarse: - Vale, luego subo. Lo que provoca arrobo en los incondicionales por la naturalidad que hace suponer que, en efecto, el tal Juan sea el electricista.


               Por último, la cantante. Una voz, voz, la hay en El Molino. Su nombre de guerra es América Imperio y el oírla invita a meditar sobre la suerte desigual que corre la artista que no encuentra en el momento preciso -como canta Escamillo- una buena a-po-ya-dura. Y si no, comparémosla con Isabel Pantoja. Eso no quita que nos provoque una sonrisa cuando interpreta el drama tanguero - Pobre niño, fruto abandonado de amores culpables en una noche de lecho pecador. Pero es que esa letra no la mejora ni José Luis Perales.

Ana Mª Ferrin

(*) En castellano: ¿Besitos? Eso es para los de ciudad.Lo nuestro es follar.
(**) ¡Eso es un cuerpo!" "¡Qué trozo de tía!"

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