Foto cabecera

AMFAv "EN EL DESPACHO" (JMS)



DEL ROJO EN EL RETRATO




                            Hay dos versiones de cómo el modisto Valentino descubrió el rojo para sus creaciones. Vayamos a por la primera contada por el mismo modisto, que más o menos así recuerdo habérsela escuchado durante una entrevista:

                                   - Cuando era poco más que un adolescente hice un viaje a España con mi tía y me fascinó la elegancia de sus mujeres. Fuimos a varios teatros y estando en un palco del Liceo de Barcelona a punto de empezar la obra, mientras admiraba los magníficos vestidos de gala donde reinaban los colores discretos, el negro y los tonos pastel, con el público en silencio y escasa luz en el patio de butacas, se abrió la doble puerta de entrada. Un torrente de luz enmarcó la llegada de una pareja. Ella, peinada con el pelo oscuro recogido en un alto moño, vestía un ceñido traje de gala, de corte sirena con un blanquísimo y generoso escote. El color era un rojo de fuego. Llamas envolviendo aquel cuerpo que incendiaba la sala a medida que recorría el pasillo central, iluminando a los espectadores que miraban hechizados la figura que avanzaba como si flotase. Acababa de nacer en mí una pasión.

  Para Valentino hacía su aparición el tono que sería su seña de identidad para el glamour. El mismo color, el favorito, que durante centurias ha fascinado en gamas diversas a retratistas de todo el mundo. 

 Como el inglés Augustus Johns inmortalizando a la violoncelista Guilhermina Suggía.                         

El rojo Valentino (1)
La gran Guilhermina Suggía al violoncello por Augustus Johns. Tate Gallery de Londres
A pesar de su poca calidad incluyo esta foto de Jacqueline
Du Pré,
que vio truncada su carrera a los 28 años a causa de
la arteroesclerosis. Premio Suggía  de chello a los 11 años


ROJO, LA CLAVE DEL DESEO
Publicado en Gaudí y Más. 16 de abril de 2017


                
                                  Al contemplar ciertos colores de intensidad muy superior a otros de la misma paleta te preguntas cómo los habrán conseguido. Hoy existen pigmentos sintéticos que nos llegan directamente del laboratorio, pero esos otros tonos antiguos inolvidables que a veces nos golpean no tienen una procedencia tan impoluta, los maestros del matiz los rescataban de la tierra, incluso de excrementos. 

   "El vaporoso traje blanco de apariencia inocua y sutil que Goya nos muestra en la Duquesa de Alba, está realizado básicamente con albayalde, pigmento blanco de plomo de elevada toxicidad . Se trata de un pigmento artificial en cuyo proceso de elaboración intervienen elementos tan poco glamurosos como el estiércol de caballo o el vino avinagrado. 

   Lo mismo ocurre con el bermellón de mercurio empleado en los rubores del rostro del personaje, los lazos y adornos rojo brillante que fueron pintados seguramente con pericón bastardo, pigmento sintético realizado con mercurio y azufre en diversas proporciones y en cuya fabricación con calor producen una serie de sonidos similares a flatulencias graves o tracas valencianas. El color rojo bermellón también se fabricaba con un pequeño gusano, el kermes vermilio. Los monjes recogían los gusanos de los árboles, los emborrachaban con vino blanco para que no escapasen y posteriormente los maceraban para obtener el colorante rojo tan apreciado por los pintores". (*) 

   A veces el rojo asoma como el simple detalle que da carácter a la obra, en ocasiones empapará toda la tela. Pero siempre, su espíritu aletea enlazando el deseo.

La Bella Rafaela, prostituta y amante de Tamara de Lempika, que la inmortalizó en La Tunique Rose 
Black and Red, de John White Alexander
Omar Ortiz, pintor hiperrealista mexicano,ante una de las telas que unen retrato y rojo.
La duquesa de Alba y su perro, detalles en rojo por Goya
Fascinante mirada de Amapola bajo el sombrero rojo, arriba, con su autor
Kees van Dongen debajo ante su Mujer de azul y rojo.  

El orientalismo de Modigliani en su Desnudo reclinado

Baronesa Barbara Ikskul Hildenbandt, por Rapin 
Baile en Bougival, de Renoir
                                                               
                                 Recuerdo que a Ramón Casas una profesora le llamaba El Califa del Rojo, algo que hasta muchos años más tarde no supe el porqué. No le faltaba razón a la buena maestra, porque este artista al que como a casi todos con los que formó la generación modernista provenía de una familia acuadalada que le procuró una sólida formación, tenía en este color una seña de identidad que nos hace identificar rápidamente sus obras como suyas.
  
   En la primera que les muestro nos saltaremos esa característica tonal para compartir la serenidad que consiguió con su esposa Julia Peraire, la vendedora ambulante de lotería de 17 años con la que acabó casándose en contra de todas las presiones de familiares y amigos. Y que, 22 años menor, resultó ser una mujer inteligente de variados registros y gran carácter, dispuesta a cultivarse y convertirse en su compañera de vida. 

Interior al aire libre. La dualidad vital del pintor, plasmada en estas dos escenas hogareñas
La esposa del pintor Ramón Casas reposa en la tranquilidad del hogar.

Julia Peraire, esposa de Ramón Casas, vestida de torera


Dos habituales del Círculo de Liceo, modelos de Casas.

La Trini, modelo de Casas
Una Manola.
La bailaora Pastora Imperio
Otra modelo de Casas
El antepalco de Casas en el  Liceo. Un lugar donde acoger variados encuentros 

                                         Siguiendo la estela de Augustus Johns con Guilhermina Suggía, el matrimionio entre el color rojo y la música no ha dejado de ganar adeptos. 

   Desde Chile, introducida en los delicados caminos de un sofisticado retrato indigenista, nos dice la portuguesa Madalena Lobao Tello: -La distancia entre mis orígenes adormecidos y ese despertar súbito no agota la pregunta interminable: Quien soy? Experimento esta fabulosa latitud mezclándola con otras vidas, con otros dolores, con la pureza del color y la trama de mosaicos a la que llaman Mestiza. Fotógrafos y pintores casan conceptos continuamente y rara será la vez que el instrumento no se vea envuelto por la hoguera. 

Madame Henriette, de Jean-Marc Nathier, 1754
Desde Badalona, Barcelona, Mujer de rojo con violonchelo, de Pedro Baos  
De el pintor húngaro Robert Bereny, Tocando el chello

Madalena Lobao Tello. Arriba, Suggia. Abajo, Violeta Parra 
Ilse de Ziah. Desde Conneticut a Irlanda, desde Australia al barroco vienés, paseando su chello.

                                Cálida o feroz, la música penetra nuestros oídos y el rojo yace en nuestra retina besando la punta de sus dedos.
   
                                Cae la tarde, el tiempo se desliza y un temblor agita las cuerdas. Quedamente, las curvas se acoplan. 



Ana Mª Ferrin

(*) Dra. Isabel de la O, artista plástica, profesora, escritora:
  http://www.isabeldelao.com/curiosidades-tecnicas-del-retrato-de-la-duquesa-de-alba-de-francisco-de-goya/

26 comentarios:

  1. Olá Ana.
    Penso que qualquer pessoa sente o impacto do belo quando esta ou aquela obra de arte é colocada a sua frente. Penso também que há uma certa distância a separar umas pessoas das outras no que respeita ao que aprenderam sobre arte desde cedo. Mas o certo é que todos podem aprimorar o seu gosto com o convívio mais frequente com as obras dos pintores. Por isso não tenho dúvida de que esta tua postagem, com belo texto e as pinturas de grandes nomes das artes plásticas aqui expostas, não deixará ninguém insensível à beleza do vermelho, presente nessas grandes obras. Parabéns.
    Um abraço.
    Pedro

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Toca usted un punto profundo en cuanto a la valoración del arte. ¿Es imprescindible y determinante el aprendizaje, la observación desde niño para apreciarlo? ¿Influye el ambiente? La respuesta que me gustaría darle desde mi óptica de sencilla estudiosa es demasiado larga, así que la dejaremos para más adelante en forma de entrada breve. Saludos, Pedro.

      Eliminar
  2. El tiempo templa, en efecto, el rojo- fuego para convertirlo en un algo más sosegado y neutro, aunque igual de vivo: la serenidad se impone a la pasión.
    Un saludo, Ana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tus dos líneas casi nos llevan directos a una tesis. Por cierto, Cayetano, veo que te gusta el rojo.

      Eliminar
  3. No me mi color preferido, pero le queda espectacularmente bien a mi esposa cuando se pone un vestido de ese color.

    Como refiere Cayetano, prefiero los tonos suaves...más afín a mi personalidad.

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No está mal de vez en cuando decir ¡Aquí estoy yo! Y para eso el rojo es único. Aunque más para fiesta que para ponérselo en ciertos trabajos, el tuyo por ejemplo.
      Saludos.

      Eliminar

  4. Olá, Ana Maria, belíssima sua postagem, o vestuário é, sem dúvida uma das mais antigas expressões de riqueza, de arte e diferenciação. Você mostrou o vermelho, a exuberância, explorada por vários movimentos, inclusive o Fauvismo onde um dos choques deu-se pela intensidade das cores. Sem dúvida que o vermelho é a cor mais linda, levanta e acrescenta luxo, requinte às composições. Maravilhosos os artistas que você postou. Cada um com suas nuances próprias, com sua técnica e trazendo as características do movimento a que pertenceram. O vermelho sobressai tanto, e lindamente, que precisa-se neutralizar tudo o que o acompanha, o que estiver ao seu redor. Adorei!
    Beijo, querida amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Antes de nada, decirle que a usted le sienta muy bien el rojo.
      Hay culturas en las que siempre está presente, ves a mujeres muy humildes hindúes vestidas de rojo y están bellísimas con sus sarís. En los pintores es único, en cuadros como el de Amapola o el Renoir un simple detalle rojo se hace el protagonista. Abrazos.

      Eliminar
  5. El rojo fuerte siempre sienta bien a una mujer morena y el contraste de su piel y el vivo color hace una mezcla inresistible.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Buena combinación. Rubia o morena, la actitud de quien lo viste es lo que da carácter al rojo. No se verá igual en Salma Hayek que en Paris Hilton.
      Un beso

      Eliminar
  6. Ana Me ha encantado el color rojo . Sabes una cosa? Nunca me he atrevido con el rojo soy tímida
    Que tengas una buena semana ¿Que tal la Pascua?
    Un besote.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La Pascua muy bien, gracias, guapa.
      Y tú a qué esperas para vestirte de rojo, con lo que eso conlleva. Que se te va a pasar el arroz... Señor, Señor

      Eliminar
  7. Así es mi querida Ana. Es bello de verdad

    Yo si tuve un vestido rojo de soltera y aún lo recuerdo
    Recibe un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues ya estás tardando en hacerte otro. Te digo lo que a María. Tempus Fugit, carpe diem. Un beso

      Eliminar
  8. Me pregunto cómo se lograría tintar la lana en este color sin recurrir a los productos químicos. Es posible que se obtuviera de materias orgánicas, minerales o vegetales. En Béjar destacaba el azul añil en los uniformes militares que, decían, no lograba hacer desaparecer ni mil tormentas en lo uniformes de la Marina.
    En todo caso, el rojo, uno de los colores primarios, era un color reservado a las mujeres libres, fuertes y, por ende, conflictivas con respecto a la sociedad. Con carácter, vamos.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me has recordado a Bette Davis en Jezabel, rompiendo las reglas con su vestido pecaminoso. A esta entrada precisamente le corté una parte con lo que apuntas. Para no extenderme mira esto, está comprimido pero tiene claves que llevan a otras. http://www.isabeldelao.com/curiosidades-tecnicas-del-retrato-de-la-duquesa-de-alba-de-francisco-de-goya/

      Eliminar
  9. Gracias por todo lo que he aprendido hoy en tu entrada.
    De siempre he asociado el color rojo a la pasión y el blanco a la pureza.
    Cuando el glamour se viste de rojo, el triunfo es pleno y Valentino lo ha sentido así.
    Cariños.
    kasioles

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti. Si lo piensas, siempre que alguna personalidad decide autoafirmarse opta por el rojo. De Dior a Valentino, de Merkel a Letizia, de Obama a Trump.
      Muchos, muchos cariños.

      Eliminar
  10. Los que superamos ya los 80, apreciada Ana María tenemos el defecto de recurrir mucho a las auto referencias.Perdón entonces por recordar mi luna de miel, en que desde mucho antes le solicité a mi entonces novia que no dejara de usar en la noche de bodas...una camisa de dormir roja. Ese extraordinario rojo valentino me lo recuerda.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muy bien por las autoreferencias, yo las veo como un gesto generoso. Cómo si no, hubiéramos sabido que al maestro Lob no sólo le interesan y conoce las gestas deportivas. Y que no olvida los momentos irrepetibles de su vida que le hicieron feliz.
      Gracias por compartirlos.

      Eliminar
  11. Me gusta el color rojo. Me parece favorecedor.

    Tu información es estupenda y excelentes las imágenes.

    Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Amalia. Seguro que tú también te habrás vestido de rojo alguna vez. Un beso.

      Eliminar
  12. rojo es vida pasion y sentido del azar cuando se viste, en breve comenzara Ana la serie de Velvet aunque los personajes ya no son los mismos , me encanto pasar por tu coleccón ,mis cordiales saludos . jr.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, José Ramón. No conozco la serie pero tomo nota y la tendré en cuenta. Saludos.

      Eliminar
  13. El rojo es color vivo, que despierta pasiones. No resulta extraño que haya sido tomado por artistas de diversos ramos del arte para sus creaciones. Lo que no sabía es que las tracas valencianas sonasen de modo distinto a las de otros lugares. Eso sí, hay quien el olor de su pólvora lo tiene casi por un aroma.
    Saludos, Ana María.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, DLT. El comentario de la especialista refiriéndose a las tracas lo encuentro muy personal, pero no seré yo quien contradiga a una doctora en el tema.
      Un abrazo.

      Eliminar