Un día, Vd. se desplaza a Mataró o Cardedeu desde Barcelona y atraviesa un pueblo cuidado y bien señalizado, La Roca del Vallès. Si lo hace en verano siguiendo el tramo de Vilanova de la Roca, una estrecha avenida de árboles podados a escuadra acompañará de agradable sombra su entrada y permitirá que lo rodee sin entrar en él.
Una familia posando sobre la roca tallada de El Elefante. (AMF)
Publicado en Gaudí y Más. 22 enero de 2022.
En el caso de que pare en alguna tienda es posible que el turista adquiera una postal con el dolmen y la ruta prehistórica. Y el castillo, orgullo roquense hoy perteneciente a la familia de Alberto Riviére.
Y el viajero se habrá quedado sin contemplar fichas únicas de la Historia de Cataluña que pudorosamente han quedado ocultas por la arboleda, camino de Òrrius a la derecha, en los terrenos pertenecientes a Ca L’Argent, justo después de pasar el Km.2. O junto a Can Gol en el Km.23. O cerca de Can Planas, o más al interior en la sierra del Céllecs, o…
La parte gráfica del trabajo descubre a una niña escondida tras el rostro moái de enormes dimensiones en plena zona del Vallès Oriental, al que acompañará más tarde una cara femenina delicadamente tallada, mostrada de nuevo por la pequeña viajera. Más un fantástico elefante, entre otras obras, todos ellos salidos de las manos de un picapedrero anónimo que en la pasada década de los sesenta trabajaba con el cantero Fossas, de Granollers.
Tierra privilegiada a través del tiempo, esta parte de la Serralada (cordillera) Litoral, es un vivero de dólmenes, ruinas de pueblos íberos, pinturas rupestres prehistóricas de La Pedra de les Orenetes con una antigüedad de 6500-3500 años, conventos románicos, calzadas romanas y, en el punto mencionado de Ca L’Argent, una minúscula y armoniosa Ciudad Encantada en la que brotan en un perímetro de unos cien metros de formaciones rocosas, figuras al estilo de las de Cuenca que provocan la ensoñación del contemplativo, que ve con los ojos del alma Mesa del Rey Arturo, perfiles, animales, nubes, copas, dragones, sillones, toboganes, etc., etc., que acompañan un paseo sólo turbado por el silbido del viento. Inabarcables tesoros para las menudas dimensiones del terreno.
La romanización del Vallès Oriental, por otra parte, es muy intensa y muy antigua. Plinio ya dejaba escrito sobre la calidad de los vinos y aceites de la comarca. La Roca fue asimismo señalada como la estación romana Pretorium, una de las paradas entre Tarragona y La Jonquera, de la vía que enlazaba Cádiz con Roma, como se confirmó después de encontrar vestigios de villas romanas junto a la ermita de Santa Quitèria, donde una piedra de molino romano saludaba al turista a la entrada del lugar santo, como pude ver en mi primera visita y hoy desaparecida.
Nada más. Quien hubiera leído hasta aquí hace unos años es posible que se preguntara: ¿Habrá sabido negociar el Consistorio local, la promoción de esta parte de La Roca monumental y megalítica, elevándola al rango de Patrimonio Artístico Nacional? Y también: ¿Habrá que terminar este artículo añadiendo como ya lo hiciera en 1895 el cronista Francisco Carreras Candi en Lo Castell de La Roca, el triste epílogo?:
“Quizá querido lector, cuando estas páginas lleguen a tus manos, mucho de lo aquí reseñado ya no existirá…”
Pues no exactamente. Porque a pesar de que todo es mejorable, resulta un placer contar que este paseo largas décadas después de la primera vez que vimos el lugar, ha sido una grata sorpresa. Por su cuidado y adecuación, por la facilidad de acceso y su limpieza. Buen trabajo el realizado por sus responsables.
Como dije. A pesar de que todo es mejorable...
Ana Mª Ferrin
A mí si me faltan algunas piedras en mis visitas turísticas es como si me faltará el bocadillo en una excursión. No me hago sin ellas. Ya sea en forma de sillares en los muros de iglesias y castillos, o libres, talladas sólo por la naturaleza en esas "ciudades encantadas" que comentas. Lo del moai ya es otra historia.
ResponderEliminarSaludos.
Hace poco alguien me dijo: "Vosotros, los que vais por ahí viendo piedras..."
EliminarY esa definición, aunque esa persona no lo sabrá nunca, me hizo feliz. Saludos a ti.
Has descrito un lugar digno de ser visitado, las imágenes son preciosas y me quedo con las ganas de conocerlas "in situ".Besicos
ResponderEliminarCharo, esta locura del virus acabará y valdrá la pena tener una buena agenda para disfrutarla. Un abrazo.
EliminarUna estupenda excursión guiada, se nota que disfrutas con tus observaciones y comparto con Cayetano que necesito sentir esas piedras.
ResponderEliminarUn lugar que seguro muchos desconocen, eso suele pasar mucho, te atrae lo de otros sitios y te pierdes lo tuyo.Ya hace un tiempo, nos dio por la ruta de los canteros y en Galicia vimos muchas marcas y como dices que estas obras son de un cantero anónimo ummm quien sabe no...
Que bueno que aún esté bien conservado aunque con mejoras por supuesto.
Un abrazo y espero que el frio pase pronto 💋
Ha sido un buen reencuentro. Siempre me había quedado la sensación de que las palabras finales del libro podían ser proféticas.
EliminarOtro para ti de lo más apretao. Un beso.
Muy interesante Ana Mª, espero poder visitarlo y conocer esta maravilla, hay tanto por descubrir por mi parte, por conocer y disfrutar del entorno.
ResponderEliminarMuchas gracias por compartirlo.
Feliz domingo.
Saludos.
Ya te imagino con tu cuaderno o caballete haciendo equilibrios para llevarte el recuerdo de ese día. (El terreno es escarpadísimo).
EliminarSaludos a ti.
Esta excursión me ha gustado.
ResponderEliminarMe gusta ir a la naturaleza. Estar en contacto con ello, me relaja. Sobre todo en tiempos como estos.
Besos
Es un buen sitio para llevarse una cestilla con algo. Parece que abre el apetito, porque aun siendo un pequeño espacio siempre hay alguien sentado por allí y comiendo.
EliminarSaludos, Manuel.
Cuánta historia reclamos mi visita... Atractiva recorrida, amiga.
ResponderEliminarAbrazo hasta allá.
Gracias, igual te digo.
EliminarNo llegué a conocer al cantero Fossas que vivía en una localidad cercana, Granollers, y que demostró ser más que un picapedrero, un artista.
Un lugar precioso y encantador que no he visitado nunca. Lo conocí hace tiempo por unas imágenes también. Si algún día tengo la ocasión, no faltaré a esa cita. Ese tipo de monumentos me apasionan.
ResponderEliminarEStupendo reportaje, gracias por mostrarlo y hablar de ello.
Un abrazo y buena semana Ana.
Cuántos rincones tenemos por todas partes que nos interesaría conocer, Juan.
EliminarPuedes ir al lugar más pequeño, más sencillo en apariencia, y de pronto encuentras algo que te sorprende.
Que buena excursión lugar y fotos. Estas rocas me han recordado a la ciudad Encantada de Cuenca y esa si la conocemos. Nos gustó caminar por ella e ir descubriendo las piedras que el tiempo ha ido tallando en siglos. Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarBuena semana. Ana Mª
Un abrazo.
Laura, lo de Cuenca ya es de otra división. Este es un pequeño recinto, pero también tiene su encanto.
EliminarBuena semana para vosotros.
Olá, Ana Maria, eu gosto imensamente destas esculturas de pedra, Moia.
ResponderEliminarO Castelo de pedra é sensacional, e o passeio acredito que seja maravilhoso, sim! Acho que teria de controlar minhas emoções num tour desses...
Uma ótima semana, Ana Maria,
beijo
A mi me encanta el elefante.
EliminarCómo se las arregló el artista, para encontrar en aquella roca una franja con la forma precisa para picar una trompa y darle vida. Ahí estaba la mirada del creador.
Petonets.
España ha ido históricamente, confluencia de culturas que han dejado su huella en sus construcciones como se observa desde las primitivas, hasta las civilizaciones de oriente, griegas y romanas. Este lugar megalítico que motiva tu post, es encantador y maravilla que no haya tenido el destino que pensaba en su primera visita, y se haya conservado, y mejorado. Un abrazo. Grata su lectura. Carlos
ResponderEliminarEstas cosas animan, Carlos.
EliminarNos llevan a pensar que, aunque a veces no lo parezca, la raza humana va mejorando.
Saludos.
Otro lugar interesante que me encantaría conocer.
ResponderEliminarLas imágenes tan buenas invitan a desear disfrutarlas personalmente.
Un beso.
Hola, Amalia.
EliminarEs verdad, invitan a subirse, a escalar esas piedras y guardar el testimonio, como hizo la familia sobre el elefante.
Un beso.
Cúanta belleza es capaz de tallar la erosión del viento, el roce de las aguas. Escultores lentos, pacientes, eternos...
ResponderEliminarCuántos sitios hermosos nos descubres. Gracias.
Las dos veces he visto a varios niños que nada ver las rocas ya estaban escalando. Y las dos veces alguno se cayó y se hizo un chichón, pero el recuerdo de ese día no se lo quitará nadie.
EliminarUn lugar muy atractivo para visitar, Ana.
ResponderEliminarPor tu manera de traerlo aquí se nota que le tienes cariño, y que a pesar de que puede ser mejorable, es de agradecer su conservación.
Un placer como siempre visitarte.
Te envío un abrazo inmenso.
Hola, Mari Paz.
EliminarYa sabes que la infancia tira mucho. Y si la vuelves a vivir con los niños, se queda aparcada para siempre entre los buenos recuerdos. Un abrazo.
Bonito lugar, Ana.
ResponderEliminarSalu2.
Un espacio interesante para conocer algo curioso.
EliminarSaludos
very good
ResponderEliminarMil gracias por la visita.
ResponderEliminar