A veces, a la
periodista argentina Matilde Gini de Barnatán le atrapa el recuerdo de los cálidos
brazos de la avuela de Rodas, amasando el pan en su cocina de
Buenos Aires: - ¡Ayde! Azaremos un pan espondjado, un pan d’Espanya! -,
le decía en sefardí. Y ella vuelve a
verse de niña, rebujada en el olor único de aquel pan, que entre el vaho del
horno le hablaba de valores eternos (*).
Manuel Fernández Mota
Amador, del Forno de Lugo en Castroverde, Lugo, posa con el orgullo de un pan excepcional. Gracias, amigo.(A.Mª.F.) |
David Santiago, el estudiante de Bellas Artes que cambió su destino por el pan, en Villaverde de Pontones, Cantabria |
José L. Miño, de Pan do Tres en Vilarmaior, A Coruña, y su pan, tierna rueda de molino. |
Publicado en Gaudí y Más. 9 de junio de 2018