Foto cabecera

AMFQuijoteSancho2 "Por Castilla. Esa mano..." (J. Martinez)



GAUDÍ. A PROPÓSITO DE LOS VITRALES DE VALLGORGUINA (3ª Y ÚLTIMA PARTE)


      
                        A principios del siglo XX, por esos pequeños valles y cañadas que serpentean entre los montes barceloneses del Montnegre y El Corredor, no sólo transitaban los árboles del Montseny tableados para la construcción de grandes barcos en los astilleros de Arenys de Mar, también se deslizaban silenciosos contrabandistas cargando su espalda con fardos de 25 kilos de tabaco, logrando ganar en una noche veinticinco pesetas en unos tiempos en que el jornal de sol a sol de un labrador no pasaba de cuatro pesetas. Hombres correosos acostumbrados al trabajo duro de un campo duro, transportaban su carga cruzando la sierra y esquivando a los carabineros y a los dueños de las masías en ese tramo de la ruta Francia-Barcelona.

                        Muchos de estos hombres dieron así el paso que va del peonaje sin futuro a ser dueños de una pequeña propiedad rural. No era el caso de los amos de Can Pujades, una heredad que ya se nombraba en el censo de 1362, propiedad de la familia Valls desde que uno del los cabalers Valls de la cercana Olzinellas tomó en matrimonio a la pubilla (1) de Can Mascaró, una de las emblemáticas masías que forman el conjunto de Can Pujadas.

                      De eso hace ya cuatro centurias, más o menos las que cumple el pozo de la finca, y los descendientes de esa misma saga Valls guardan un cofre de rica tradición oral que ha permitido el rescate documental de dos pequeñas obras de Antonio Gaudí.


El sacerdote Lluís Mª Valls i Riera (FamiliaValls)

El sacerdote jesuita Ramón Valls i Font, sobrino-nieto de Lluís Mª Valls, fue junto
a sus hermanos uno de los últimos propietarios de Can Pujades. Residía en Japón
desde 1957 y tuve comunicación con él a principios del 2000.
Falleció en el pasado abril a los 82 años.


EL VALLE CALIENTE