Continúa...
Ya cuelgan los cuadros de las paredes de la Sala Boffard. El jurado ha tardado en emitir su veredicto pero así debe ser, el arte no es una regla de tres, es subjetivo por naturaleza. Si ya cuando estaban los artistas en la calle, en plena faena, se paraban los curiosos a valorar las telas deslegitimando a las que no consideraban correctas:
- Esto no se puede permitir. Esas casas no están ahí, están dos calles más abajo, así que tienen que anular este cuadro. Voy a hablar con el secretario....-, se encendía un vecino
- No tiene importancia, hombre, los artistas buscan embellecer el paisaje y ponen cosas de su imaginación...-, trataba otro de calmarlo.
Pero no había forma de convencer al seguidor del encuentro pictórico. Tuve constancia de que el motivo importaba, cuando al día siguiente me acerqué a la exposición y allí estaba otro aficionado irreductible, con una irritación notable:
- ¿Lo veis? - explicaba a sus acompañantes- Ni las casas ni esos árboles están donde las ha puesto el pintor. Esto es para impugnarlo.
Las obras que colgaban de las paredes formaban una muestra de lo más variado, un gozo para los interesados en la pintura. Espero que al final el enfado quedara anulado por el éxito del conjunto expuesto. De todos modos, a ver si me entero...