Aun con las espesas imágenes de la gran juerga de la noche anterior, cuando el viajero abrió los ojos viendo ante él al caballero San Jorge ajusticiando al Dragón, fue consciente de que ante su vista, una paloma de bronce descansaba en el respaldo del banco.
Consciente de que no se encontraba en su cama, sino en la plaza de San Marcelo donde está situada la figura escribiente de Antonio Gaudí, apoyó su cabeza en el brazo de la estatua que como él, miraba hacia la Casa Botines. Palpándose la cabeza se incorporó, murmurando:
...- Vaya noche loca. Vaya desfile de Viernes Santo...
DOS ACTOS, DOS FORMAS DE VIDA