Conocí a O.J.M a principios de los setenta como un ejecutivo de ventas, frío y con sentido del humor. Más tarde continué tratándolo mejor, a él y a su familia, hasta consolidar una profunda amistad que no se enfría a pesar de largas temporadas sin vernos. Una frase dicha por él mientras le escuchábamos tocar el piano quedó aparcada en ese rincón mental del interés y fue la siguiente: -Si toco a lo loco, no os preocupéis que es normal. Un loco me enseñó música y me he criado en un manicomio.
DESCRIBE LA VIDA DEL MENTAL CUANDO ERA REGENTADO POR RELIGIOSOS.
Publicado en San Andreu Expréss. Novembre, 1986