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AMFAv "EN EL DESPACHO" (JMS)



RAFAEL ALBERTI EN EL MUSEO DEL PRADO. CLASE MAGISTRAL




Rafael Alberti tenía 15 años cuando
lo llevaron a visitar el Museo del Prado.

A él, que iba para pintor, el descubrimiento
de los maestros pintores habitando el Museo
 ofició de tal forma lacerando su alma,
que la poesía arrasó hasta su último poro.
   ¿Pintor él? 
Allí acabó su sueño y ya nada sería igual.

Buscando la Belleza encontró a la Poesía.

Y el triunfo del Poeta arrinconó al Pintor.
                                                                                  





1917

 III

A la Pintura

(poema del color y la línea) [1945-1976]



¡El Museo del Prado! ¡Dios mío! Yo tenía
pinares en los ojos y alta mar todavía
con un dolor de playas de amor en un costado,
cuando entré al cielo abierto del Museo del Prado.



Rubens


CUANDO MURIÓ EL PINTOR Y NACIÓ EL POETA

EL TÓTEM MEDITERRÁNEO


RELATO

Original de
Ana Mª Ferrin




                AQUELLA mañana había leído su primer libro electrónico y por esa circunstancia acababa de darse cuenta de que ella, al revés de lo que mucha gente ambiciona, no aspiraba a ser una intelectual, sino una castiza.

   ¿Interesante su lectura? Sí, una experiencia interesante nunca comparable a la de palpar un libro querido.


La niña del bello rostro/ sigue cogiendo aceitunas/ 
con el brazo gris del viento/ ceñido por la cintura.
                                              Federico García Lorca 



    LA OLIVERA 



NAPOLEÓN. VERDE QUE TE MATO, VERDE




Resisto un ocaso de verde veneno...

Poeta en Nueva York. Federico García Lorca



                             El color verde Scheele fabricado a partir del hidrogenoarseniato de cobre (CuHAsO3), fue un color muy utilizado en los papeles pintados y pinturas para decorar paredes a partir del siglo XIX. Debe su nombre al químico sueco Carl Wilhelm Scheele que lo descubrió a finales de 1775, a quien también se debe el hallazgo del oxígeno como elemento independiente.  

   El reconocido científico fue a la vez responsable de la muerte de multitud de personas cuyos vestidos y tapices, naipes y juguetes pintados o teñidos con esta composición, se contaminaron de los mohos producidos por la mezcla de humedad, arsénico y cobre que exhalaban sus correspondientes vahos letales.

   Ayudados por el clima brumoso del norte, la exudación de elementos decorativos, más peligrosos mientras más contenía una habitación, desataron una plaga de mortandad que las autoridades no conseguían atajar. Mientras, el verde manzana se iba convirtiendo en el color de moda que viajaba por toda la Europa elegante. América con los Estados Unidos a la cabeza, Asia, África, no tardarían en seguir la estela verde demandada por sus damas y caballeros.

 Incluida la Casa Longwood, antigua mansión rural perteneciente a la East India Company en la isla de Santa Elena en pleno océano Atlántico, a un tercio de Angola y dos de Brasil. Allí donde Napoleón Bonaparte vivió su destierro de cinco años y medio, 1815-1821, tras sufrir su última derrota en Waterloo. Residencia-prisión donde pidió que reinara su color favorito desde siempre, el verde. Cama verde, alfombras verdes, verdes paredes, tapicería verde.

   Y de vez en cuando, unos juegos. La partida de cartas sobre el verde tapete o echar una partida de billar, rodando las bolas marfil sobre el mullido paño de lana verde pegado a la superficie de la mesa. Actividad esta última muy adecuada al autoproclamado emperador, pues su coterráneo Luis XI ya la disfrutaba en la Edad Media. Envuelto en sus verdes efluvios, transcurría la existencia de Napoleón en la isla británica...

  ... mientras el elemento 33 de la tabla periódica, ¿cavaba su tumba? 


Detalle del cuadro Napoleón en  la Batalla de Austerlitz, de Françoise Gérard





En diversas imágenes, Napoleón y el color verde.

Carl Wilhelm Scheele


EL PELIGRO DEL GUSTO