Buscaba un tema donde la
maldad humana fuese la chispa conductora
Hasta que reptando al
fondo de la vileza penetré en un espacio cuya perversión sería imposible
superar.
Costaba distinguir aquella
escena infernal. En un lóbrego rincón, la débil llama de una bujía dejaba adivinar la figura desvaída de una mujer flaca y
amarillenta, cuyos hombros formaban un trapecio escaleno. Allí, casi sepultada por cestos de ropa
repletos de prendas, aquel ser descoyuntaba su cuerpo oprimiendo con sus dos
manos una plancha sobre la manga de una camisa.
VIVIREMOS JUNTO A UN RÍO
DONDE TÚ PODRÁS LAVAR,
CON UN FUEGUITO CHIQUITO
DONDE ME COCINARÁS,
HASTA T’CHO TU TABLITA PA
QUE ME PUEDAS PLANCHAR.
CON ESTE CANTO, SEGURO, QUE
TE VOY A ENAMORAR
(Ranchera)