... Cuando acabe la pandemia, cuando todos la recordemos como el cuento tenebroso que un abuelo nos contó, podremos echar mano de las líneas que las fotografías mentales nos dictaron. Nos daremos cuenta de la montaña rusa que vivimos estos días, meses, ¿años?, de nuestra fortaleza y vulnerabilidad, de las complejas sensaciones experimentadas por los diversos protagonistas. Golpes que transitaron, desde el dolor más profundo a los espacios de humor con que nuestros cuerpos, siempre sabios, intentaban restaurar los desgarros del alma.
En estos párrafos en los que amigos generosos vuelcan sus pensamientos, nos acompañan:
La pérdida doblemente traumática, devastadora, de Charo, sobreponiéndose a consecuencias de las que no figuran en las encuestas. Como el testimonio analítico de Lucía, "LU", desde Usuhaia, Argentina, mostrando su situación. Las secuencias positivas del proceso, que Ana intenta rescatar. La nostalgia desilusionada de Amalia, que ella decidió combatir a base de estilo. El diagnóstico notarial destilado por DLT, al que no faltan connotaciones goyescas. Sueños que Laura nos transmite; familia, mar y viento envolviendo su moto. Conchita creando lo que imagina un cuento para sus nietos, abuela afortunada que vive rodeada de amor, una situación que no siempre se da. Manuel, médico que ha subido palacios y bajado a chabolas, con la vista tan clara como sus reflexiones. Pedro Luso desvelando, que no siempre estas situaciones límite sirven para agudizar la lírica. Otro conocido de estas páginas, Pedro Jota, nos brinda sus lúcidas observaciones controlando el cielo. Mientras Tais Luso, combinando pensamientos, insomnios y lecturas, nos recuerda que, lo queramos o no, ya formamos parte indisoluble de una oscura página de la historia.
MAL SUEÑO TUVIMOS ALLÁ POR EL 2020...