AL COMENTARIO DEL 18-10 DE CARMEN CASCÓN, EN LA ENTRADA
" GAUDÍ Y EL GUARDIA CIVIL QUE LO AUXILIÓ"
...Ya sé que el tema de la entrada de mi blog no viene al caso aquí o quizá sí dado que trata de Cervantes y su mecenas el duque de Béjar, caso paralelo al de Gaudí y Güell. Me decías que Cervantes tuvo suerte de tener un mecenas que defendiera sus ideas y proyectos económicamente, pero me temo que no fue todo de color de rosa. Francisco III de Zúñiga fue mecenas de artistas y literatos de la talla de Góngora, Lope y Cervantes. Sin embargo, a la hora de su muerte, había dilapidado toda su fortuna. Su hijo, Alonso II, heredó telarañas y es entonces cuando sale a la luz la primera parte de El Quijote dedicada al duque para que aflojara la bolsa y lo sacara de la situación ruinosa en que vivía, pero se llevó un chasco: el duque don Alonso no tenía un ducado y acabó por hacer oídos sordos a las súplicas de don Miguel. El resultado fue una desavenencia tan grande que dio como consecuencia el cambio de dedicatoria en la segunda parte de la magna obra, esta vez dedicada al duque de Lemos. Mecenazgo fallido, podríamos hablar en este caso, nada más lejos de la estrecha relación entre Gaudí y Güell.
Un beso desde una ciudad que empieza por "B" y de pasado textil, a otra de las mismas características...(Béjar y Barcelona) (1)
UN COMENTARIO AL COMENTARIO
Publicado en Gaudí y Más. 3 de noviembre de 2012
RESPUESTA
Querida Carmen:
Interesante lo que cuentas sobre las desventuras de Cervantes con el duque de Béjar. Siempre estoy dispuesta a aprender de los análisis de los especialistas en un determinado tema.
En lo que se refiere a Antonio Gaudí te diré que a pesar de lo que se cree, tampoco su relación con los herederos de Eusebio Güell siguió teniendo la misma armonía que mantuvo con el padre, con quien el arquitecto compartió una profunda amistad e idéntica iluminación cristiana que los llevaba a emprender construcciones sin limitación de presupuesto, apoyados en la espléndida situación financiera del conde.
A la muerte de éste en 1918, Gaudí, tras ver que no se reanudaban las obras de la iglesia Güell, declaró: -Los hijos de don Eusebio no tienen la misma percepción del arte que tenía su padre.
Comentario diplomático, aunque seguramente no fuera esa la única razón, nunca aclarada, de que se abandonara el proyecto. En paralelo a la realización del Parque Güell, urbanización fallida que adelgazó las arcas del conde después de 14 años pagando los salarios de 14 albañiles con sus cuadrillas de obreros, la que actualmente conocemos como Cripta Güell fue lo único que llegó a construirse de la proyectada iglesia para la colonia textil propiedad de la familia de empresarios.
Ahí, en esta pequeña joya de bóvedas, columnas y muros imposibles, encargada a Gaudí en 1908 -mi preferida entre las 16 obras mayores del arquitecto-, Eusebio Güell invirtió en las diversas etapas de gastos y durante 20 años, los honorarios de Gaudí y sus colaboradores, más las nóminas de tres albañiles ayudados por un número de peones que oscilaron entre 1 y 9 en su máximo pico de actividad, a lo que deberán añadirse las correspondientes facturas de materiales, permisos y servicios.
La cripta con su pino en 1926, a la muerte de Gaudí (Cátedra Gaudí). (2) |
Diversas piedras y columnas abandonadas ante la cripta. 1972 (Arch.AMªF) |
Todo ello con el único resultado tangible de construir una sola planta en ladrillo de 25x63 metros, lo cual es un dispendio impresionante se mire por donde se mire, sólo comprensible sabiendo que contaban con el río de beneficios obtenidos por Eusebio Güell en sus empresas, más su voluntad de colaborar a que Gaudí fuera experimentando con tranquilidad sus estudios de cálculo en la cripta, para aplicarlos a la construcción de la Sagrada Familia. Cálculos que fueron decisivos para levantar el templo y que en el 2000 dejaban perplejos por su exactitud a quienes trabajaban con los últimos software CAD desarrollados para diseños aeronaúticos.
Sin olvidar el vampírico prototipo de la maqueta funicular construida con cordeles, también costeada por Güell para las pruebas de Gaudí en total libertad de tiempo, que consumió diez años de trabajo a jornada completa de un especialista instalado en una dependencia de los mismos terrenos.
- Sin el antecedente de
las pruebas de la
Colonia Güell -confesó Gaudí-, muchas
soluciones nunca me hubiera atrevido a realizarlas en la Sagrada Familia (3).
La obra de la iglesia ya venía ralentizándose desde 1914. La 1ª Guerra Mundial había cegado buena parte del patrimonio de Eusebio Güell, por lo que dando un giro a su vida y en compañía de su hijo Claudio, que nunca se repuso del desgraciado episodio que merecerá un próximo artículo, el conde se retiró a su casa del Parque Güell donde murió en 1918, a los 72 años. Por entonces Gaudí hacía más de dos años que no visitaba las obras, cuyo coste total hasta 1916 ascendía a 72.640,53 pesetas de la época. Por todo ello la actitud de los herederos al acabar con el largo mecenazgo de una aventura tan costosa y con la que no se sentían identificados, es más que comprensible.
Imagen de ABC con uno de los pinos caídos en el vendaval del 27-1-2009 |
A la derecha, el nuevo pino plantado hace unos años |
Los siguientes 18 años de la Cripta Güell sirvieron bien a las fuerzas que a menudo han perseguido la obra de Antonio Gaudí para intentar borrarla de la historia. En 1936 se siguió el ritual incendiario de la ciudad quemando la mayoría de los bancos dobles de madera diseñados por el maestro y realizados por el ebanista Joan Munné. El año 1967 se repusieron los nuevos, esta vez realizados por Gurt en su taller del barrio barcelonés de Gracia. En 1996 sólo los 12 de la primera fila eran auténticos. Las vidrieras destrozadas se cubrieron en 1939 con cristales corrientes, reponiendo los nuevos vitrales emplomados en 1970.
La maqueta ya había vivido la destrucción por sí misma sin precisar las manos salvajes que arrasaron una parte importante del patrimonio artístico y religioso de Barcelona. Con el cobertizo destrozado y su propia fragilidad de cordel, no necesitaba mucha ayuda para ser destruida. Aún así se prendió fuego a sus restos, apilando a la vez junto a ella todos los dibujos y modelos pacientemente construidos en el laboratorio, quedando convertidos los perdigones de los saquitos en puñados de plomo.
Aquí estoy durante una visita en 2002 cuando ya había desaparecido el pino ese mismo año, durante la discutible restauración llevada a cabo (J.M.) |
Sólo se salvaron algunos de esos saquillos gracias a que Joan Berga Pascual se adelantó a desmontarlos antes de la destrucción. Junto a esos restos del proyecto quedaron los bloques de piedra basáltica ya tallados, que esperaban ser colocados en la nave que no se llegó a construir y que milagrosamente aún estaban esparcidos ante la entrada cincuenta años después. Tres de esas columnas desaparecieron. Según Joan Bassegoda: -Se las llevaron arrastrando hasta América.
Cuando visité la Cripta por primera vez conté que aún quedaban por allí hasta ocho columnas, más otras veintiocho piedras calizas para peldaños.
Como ves, Carmen, en la relación de Antonio Gaudí con los Guell tampoco fue oro todo lo que parecía relucir.
Afectuosos saludos desde Barcelona.
Ana Mª Ferrin
Ana Mª Ferrin
(2) Este pino sufrió una serie de avatares hasta que a principios de 2002 fue eliminado. Gaudí había modificado el trazado de la escalera para no cortarlo: - Una escalera la puedo hacer en diez días -le dijo a Joan Matamala-, pero se necesitan cincuenta años para que crezca un árbol así.
En 2009 un ciclón arrancó unos 160 pinos de los terrenos de la Colonia Güell, 60 en el entorno de la cripta, más otros 60 que los responsables dudaban de si habría que cortarlos por lo dañados que estaban tras el temporal. En fecha reciente volvió a plantarse otro pino junto a la escalera, en el mismo lugar del árbol original que respetó el arquitecto.
Cuando Gaudí simultaneaba las dos obras, la catedral de Mallorca y la Cripta Güell, su amigo el poeta y sacerdote mallorquín Miquel Costa i Llobera escribió el famoso poema "Lo pí de Formentor" que tanto gustaba a Gaudí :
-Mon cor estima un arbre,
més vell que l'olivera,
més poderós que el roure,
més verd que el taronger...
En mallorquín y castellano traducido por el autor:
(3) Más sobre la cripta Güell y la maqueta esteorostática en:
Puede revisarse la completa épica constructiva de ambos proyectos, Cripta Güell y Parque Güell, en el libro de Ana Mª Ferrin: Gaudí. De Piedra y Fuego. afejara.blogspot.com.es/2011/09/gaudi.html
Me encanta que las lecciones de un determinado momento de la historia, protagonizadas por determinados individuos de biografías diferentes, pueden ser relacionadas entre si como el caso que nos has planteado en este símil Cervantes/ Gaudí, Alonso I duque de Béjar/ hijos de Eusebi Güell. Ambos genios se ampararon durante años bajo el ala protectora de dos mecenas sin parangón que supieron apreciar su talento y dar un fin bello y útil a su dinero. Sin embargo, los hijos no son iguales a los padres y en el caso de loz Zúñiga y los Güell esta máxima se cumple meticulosamente. A todo esto me pregunto si los genes son transmisores de la cultura adquirida por los ancestros, pregunta fácil de contestar al comprobar que la cultura se adquiere y se mama en una ambiente proclive a ello, y que crece por voluntad de aquel que lo desea. Algunos apuntarán, no sin equívoco, que la bolsa bien pudo tener algo que ver en ambos asuntos y tampoco irán errados. Alonso I heredó unos seóríos totalmente endeudados, pero las dificultades económicas ya tuvo que afrontarlas su padre y ello no fue óbice para que ejerciera su mecenazgo con la obra de Góngora o de Cervantes. Un historiador deja de lado los siglos y relaciona hechos con raíces comunes, extrayendo conclusiones y reflexiones más allá del asunto concreto, como en este caso.
ResponderEliminarPor cierto, Ana Mª, ¿qué te ha parecido la restauración de la Cripta? Ya sé que es ponerte en un compromiso gordo reflejar tu opinión en el blog, pero no puedo por menos que preguntártelo. Algunas personas que hemos visitado ese lugar lo hemos abandonado indignadas.
Muchas gracias por traer aquí esta reflexión paralela Cervantes7 Gaudí.
Un abrazo
Buenas reflexiones y disculpas por la tardanza. A veces los temas parecen relacionarse sin razón aparente y ahora cuando me envías ese interrogante sobre la Cripta Güell da la casualidad de que estoy inmersa en un asunto afín que promete mucha sustancia y que trataré en breve.
EliminarEn cuanto a si con el amor a la cultura el individuo nace o se hace, por mi experiencia hace tiempo que llegué a la conclusión de que los conocimientos sí pueden transmitirse si el beneficiario es receptivo. También adquirirse, como los títulos. Y cuanto más medios y más contactos y solera tenga una familia, más lo mamará el individuo, hasta aquí de acuerdo. Lo que nunca se transmite, ni se hereda ni podrá adquirirse por ciencia infusa, es el sentido artístico o el talento, con el que sí puede nacer el hijo del más humilde peón caminero que se haya criado entre polvo y terrones. Y esa realidad es en muchos casos una fuente impresionante de frustraciones para los herederos de fama, la razón de que algunos utilicen sus contactos para cortar el paso a quienes sí poseen el don y si es preciso desbaraten proyectos que habían desarrollado sus padres. Eso de “Mi papá tiene talento y por ende, yo también”, puedes creerme que es de lo más patético que he visto en mi vida y lo he visto mucho, mucho. Una de las razones de que a Gaudí se le marginara de todo proyecto oficial, en ocasiones de una manera mezquina y soez ante el silencio general, fue que no pertenecía por familia a las sagas del poder o el dinero y siempre fue por libre con el único aval de su genio. Ni en Barcelona, ni en Reus donde nunca dejó de ser “el hijo del calderero”, como aseguraba Joan Bassegoda. Desde éste bosque que los árboles no dejan ver, un abrazo.