ÁNGEL NIETO EN EL RECUERDO. UNA ENTREVISTA

                Alrededor de 1995, con destino a un libro de

 relatos sobre viajes en caravana, entrevisté a una

serie de protagonistas que debido a su profesión

o por simple placer, eran habituales de ese género

turístico. Fueron nueve personajes con un perfil 

especial, personalidades punteras que siempre 

defendieron su intimidad. 

Con todo respeto en estos momentos difíciles

para su familia, nuestro recuerdo más querido para 

                                                                      

                                                                   Ángel Nieto  

Ángel Nieto. (Imagen, Rev. Motociclismo. MPIB)

UN PERFIL IRREPETIBLE: 12+1

                         

Publicado en 1997, libro Los Ojos del Paraíso. A.M. Ferrin, Huerga & Fierro
Publicado en Gaudí y Más. 5 de agosto de 2017

              

                             CON la autoridad de sus 12+1 triunfos en campeonatos del Mundo de motocilismo de 50-125 c.c., más el peso de ser nuestro deportista más premiado con Derbi, Bultaco, Morbidelli y Kreidler, son tantas las victorias que pocos seguidores de este deportista de élite podrían enumerarlas. En resumen, un palmarés envidiable que coloca a Ángel Nieto (Zamora, 1947), en un podio imaginario cada vez que su nombre asoma a los medios de comunicación como comentarista especializado, acompañando a su hijo Gelete o a su sobrino Fonsi Nieto.

      Parco en palabras en todo lo que no sea deporte, de amable y sobria cortesía a la manera castellana, hermético a lo largo de los años con su vida privada, Nieto ha sabido mantener a su familia (su esposa Pepa Aguilar y sus dos hijos, Ángel, Gelete, de 22 y Pablo de 18), en un círculo íntimo envidiado por otros personajes públicos. Aunque quizá no sea algo extraño. Esa suele ser una de las razones por las que algunos famosos escogen la caravana como hábitat, ya sea por trabajo o en las horas de ocio. Generalmente, los compañeros que se encuentran en su camino suelen ser discretos con quienes escogen este tipo de alojamiento y respetan su privacidad.

    En la década de 1970 cuando sus primeros triunfos, sus respuestas aún siendo un joven veinteañero ya perfilaban el talante con que encaraba la vida.

    -Para una perfecta conjunción hombre-máquina yo pongo mis años de experiencia y una unión de corazón y cabeza.

    -La máquina ha de construirse a mi medida, como un traje.

    -Para mí, correr significa dos cosas: riesgo y placer.

   Ya en los 80, en otra ocasión en España, cuando ya tenía ganado el Mundial corriera o no corriera, poco antes de salir a la pista contestó así a un periodista que opinaba que en esas condiciones no competiría con la furia a que nos tenía acostumbrados:

      -No saldré a conservar, sino a ganar, por mí mismo y para que la gente vea cómo es Ángel Nieto de verdad. Que yo nunca salgo a conservar, sino a ganar.

     -¿Mi pronóstico para las dos carreras en que participo? Ganaré en las dos.

     -Eso suena a farol-, le pinchó el gran Manuel Del Arco, el entrevistador.

     -¿Ah, sí? Pues a ver quién lo apaga.

     No hubo quien apagara el farol porque Nieto ganó las dos carreras.

1º Campeonato del Mundo con su Derbi de 50 cms. . Tenía 21 años.

DERBI 50 cc.

El campeón en 1969, 3º por la iz,  con su equipo y su primera furgoneta

La Motorhome Pegaso, de Ángel Nieto, o una similar. 12 metros de vivienda cruzando los circuitos al son de Bob Marley

Moto GP

BULTACO

HONDA

                                                                     YAMAHA

El quad con el que se desplazaba por Ibiza. Con él tuvo el fatal accidente.

Diversas imágenes de su Motorhome (*)

Con sus tres hijos, Pablo, Gelete y el pequeño Hugo, y a su lado, su sobrino Fonsi

Parque de Mobils Home GP dirigido por Pablo y Gelete, en la zona reservada. 

                                     Desde que salió de Zamora con un año para instalarse en Madrid con su familia y con dieciséis entrara a trabajar de mecánico en un taller de motos, Ángel Nieto ha pasado unas cuantas vicisitudes antes de ser el deportista conocido por todos. Sabemos que un caldero hirviendo le abrasó un pie, conocemos que sus huesos guardan diversas fracturas como salvajes souvenirs de tantos esfuerzos en las pistas, pero: ¿cómo han sido los años que prácticamente vivió en carreteras y circuitos? Para saberlo hemos localizado al piloto en su despacho madrileño.

     -Viajando en autocaravana, ¿ha tenido algún accidente?

    -Jamás, ni conduciendo el encargado del vehículo ni cuando lo he llevado yo, hemos tenido ningún problema.

      -¿Qué marcas ha tenido?

   -Primero tuve dos autocaravanas americanas Wind-Wagons y después, desde 1973 a 1986 la definitiva, la que prácticamente fue mi casa en esa época, una autocaravana Pegaso, un autobús de 12 metros de largo. Cuando la dejé se la vendí a la Federación de Automovilismo.

     -¿Cómo era la distribución?.

   -Pues era una vivienda muy completa, comodísima. Tenía un dormitorio fijo con una cama grande, una cocina cerrada con todo lo necesario, hasta con lavavajillas, un cuarto de baño completo. Con aire acondicionado, video, T.V., calefacción y un salón  con una decoración muy bonita. Allí llevaba todas mis cosas de circuito en circuito por toda Europa, llevaba mi música, Bob Marley, sobre todo música de carretera. Era totalmente diferente a vivir en hoteles.

     -Con preferencia, ¿dónde paraba a pasar la noche o los días de reposo?.

    -Depende. Algunas ocasiones parábamos en cámpings, en Sitges recuerdo haber parado a veces. Pero lo que más me gustaba era hacerlo libre, a campo abierto.

    -¿Con quién viajaba?

   -He viajado con la familia a lugares muy concretos, pero normalmente lo hacía con los compañeros, unas cuatro personas en total.

    -¿Fué una buena época?

  -Sin duda la mejor época de toda mi vida, en aquella caravana viví experiencias únicas.

     -Cuénteme alguna.

  - Pues... Recuerdo haber pasado en ella unas Navidades apasionadas, superbonitas. También algo increíble que me pasó y no lo olvidaré nunca. Fue en Holanda, íbamos de camino a un circuito, ya eran las 3 o las 4 de la madrugada, estábamos muy cansados y nos paramos a dormir en un campo. Por la mañana al despertarnos y abrir las cortinas para sentarnos a desayunar, vimos que estábamos rodeados de ciervos, ¡de Bambis!, algo que jamás había visto. Una maravilla, no podía apartar los ojos de aquella imagen. Para recordarlo mientras viva.

     -Vaya... Por lo que me cuenta, Vd. recomendaría esta forma de ocio.

     -Sí, sí, desde luego. Quien tenga la posibilidad de hacerlo, de viajar así, que lo haga sin dudarlo. Es fantástico.

    Hoy, los dos hijos mayores de Ángel, Pablo y Gelete, gestionan la empresa GP Rooms que alquila en Europa unidades móviles a los pilotos de las carreras que precisan alojamiento en los circuitos.      


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              Dejo aquí constancia de que para mí fue una sorpresa la forma en que Nieto se expresó en esta entrevista. Acostumbrados por entonces a su correcta sobriedad, a escucharle siempre comentarios sobre precisiones mecánicas, tiempos, décimas, al oírle aquel día cómo explicaba su deslumbramiento al perder el tiempo contemplando una estampa de la majestuosa belleza que puede proporcionarnos el detener el paso, tuve una grata sensación.

    Pensé en aquel chaval zamorano que desde los quince años en que salió de su barrio madrileño de Vallecas con hambre de triunfo y empezó su carrera en pos de las victorias, sólo había prestado atención a dos sonidos; el de los tubos de escape y el de la palabra ¡Deprisa, Deprisa!. 

   Lo que yo estaba muy lejos de saber, era que mientras la conversación se producía él estaba dándole vueltas a dar un giro completo a su existencia. En ella entraría por entonces la segunda mujer de su vida, Belinda Alonso, que iba a ser la madre de su tercer hijo, Hugo, que ahora tiene 17 años. Por las fechas hoy sabemos que era el tiempo de Ángel Nieto, su tiempo, en que el campeón se cuestionaba si no habría más vida que la única que había conocido durante treinta y tres años, cuando ahora sabía de instantes únicos donde encontrarse a solas con la Naturaleza y sus propios deseos, descubriendo cuál era la vida en la que realmente se sentía a gusto.
  
  En su autocaravana, a solas con su pensamiento mientras daba la vuelta al mundo, Ángel Nieto aprendía que la sensibilidad no está reñida con el mundo técnico. Que la belleza está ahí, fiel y generosa, desplegada ante nosotros para que puedan apreciarla los ojos que saben mirar.  

Grande, Ángel Nieto.  Hasta siempre

Ana Mª Ferrin

(*) El Motorhome de Ángel Nieto en 2012. 45 mts. cuadrados: