Era noche cerrada aquel 17 de enero de 1977, con los
muelles desiertos sin iluminar y los gritos de los marinos al zozobrar su lancha y caer al agua helada no encontraron respuesta.
Unos 15 quedaron bajo la quilla agarrándose a donde podían, respirando en
la cámara de aire formada en el vacío interior con la esperanza de que alguien los rescatara. Los remolcadores del mercante Urlea con el que habían tenido la pequeña colisión que ocasionó el vuelco avisaron a los bomberos. Pero mientras, sobre las cuatro, los pescadores que salían a la mar empezaron a encontrar en las aguas a docenas de hombres que nadaban entre cuerpos
sin vida pidiendo ayuda, por lo que sin detenerse en preguntas los pescadores empezaron a recoger a todos los
supervivientes que podían cargar, llevándolos una y otra vez al muelle de Colón. Con miedo a volcar, porque los náufragos se aferraban con desesperación a los bordes de las barcas sin tener en cuenta que los escasos 5 metros de las embarcaciones estaban desbordadas por el sobrepeso.
A la derecha bajo las acacias, reposa el discreto memorial frente al lugar donde los marines tomaban la lancha para acceder a sus barcos. (A.Mª.F) |
2011. Las dos caras del monolito donde figuran los nombres de los marinos fallecidos, 25 en la primera y 24 en la segunda. (A.Mª F.) |
Al cierre de la edición de La Vanguardia en la madrugada del naufragio, sólo se contabilizaban 23 muertos y dos desaparecidos de los 49 fallecidos finales. |
JOHNNY, NACIDO CON ESTRELLA
Publicado en Gaudí y Más. 6 de octubre de 2012
Del total de
embarcados se comprobó que una parte se ahogó nada más caer al agua helada tras
el impacto. Sus condiciones después de una noche de fiesta no les permitieron llegar nadando a tierra, como sí
hicieron un buen número de sus compañeros entre los que se encontraba el
piloto de la lancha. Al que por cierto tuvieron que atender de un ataque de
nervios en el Hospital Clínico.
Como no se sabía cuántos soldados
iban de regreso, ya que unos permisos eran sólo de horas y otros de más
duración, fueron necesarios tres días para dar por terminada la tarea de
salvamento y recuento. Entre estos bailes de cifras se dieron dos
circunstancias con desenlace desigual que acabaron cerrando el número de
víctimas en 49.
Por una parte, la
anécdota del marino Johnny de veintidós años. Que yendo bastante perjudicado
por el alcohol, sobre las dos de la mañana camino de la barcaza que esperaba al
final de las Ramblas para llevarlo a su barco, entró en el bar California de la
calle Escudillers para dirigirse a los servicios. Pero se desorientó y en lugar
de entrar por la puerta debida abrió la del almacén, tropezando con unos sacos,
cayendo al suelo y quedándose allí dormido hasta despertar más tarde y comprobar que no
podía salir porque el bar ya estaba cerrado. Por la mañana al oír que la
encargada, la Mary, levantaba el cierre del local para empezar la nueva jornada, Johnny salió
a toda prisa tropezándose con ella a la salida.
El Bar California de la calle Escudellers nº 30 es ahora un restaurante que ha cambiado su nombre. 2012 (A.Mª.F.) |
El Bar El Paso antes de cambiar su nombre por "La Castanya". C. Escudellers,30 |
BarTequila, con la apariencia de siempre y ahora en traspaso 2012 (A.Mª.F.) |
Interior del Bar Tequila tal como se anuncia en la actualidad. Escudellers, 28 |
Como toda Barcelona, Mary ya se había enterado de la tragedia
y estaba muy conmocionada sabiendo que tantos clientes del día anterior
habían encontrado la muerte poco después de abandonar su bar. Al entrar y
encontrarse con un Johnny desesperado por no haber llegado al barco la noche anterior, la mujer se abrazó a él llorando, diciéndole: -¡Esta noche has vuelto a nacer!
Dos meses después los padres del chico viajaron hasta Barcelona para
darle las gracias a Mary, porque aunque ella directamente no tuvo nada que ver con el suceso, al dar la casualidad de no reponer las bebidas del local antes de cerrar como era su costumbre, aquella noche no había entrado en el almacén, no despertó al marino para que volviera al barco, y gracias a esa omisión había salvado la vida de su
hijo. El contacto con Johnny no acabó aquí, porque desde entonces y al menos hasta su
jubilación hará unos cinco años, la camarera siguió recibiendo noticias del marino, con fotos de
su mujer y sus hijos.
El segundo encuentro
sucedió a los tres días de la tragedia. Ya estaban todas las listas comprobadas y seguía
faltando un cuerpo, pero llegó el momento de zarpar y los navíos soltaron las amarras. Al poner en marcha la hélice y empezar a retirarse del muelle, uno de
los barcos atracados removió las aguas provocando la aparición del marino fallecido, que había quedado
desde el primer momento oculto a los submarinistas, encajado bajo el reborde que forma el perfil
del dique.
Un clásico de la Sexta Flota, el Grill Room, con su decoración modernista rescatada del antiguo Bar Torino del Paseo de Gracia. 2012 (A.Mª.F) |
El Grill Room con su separación de clases. A la iz, los clientes españoles bebiendo solos. A la derecha con las chicas, los marines. C/ Escudellers,8 |
En la actualidad el Grill Room es un buen restaurante con tapas en una de sus barras. 2012. (A.Mª.F.) |
En la operación de salvamento y rescate participaron 63 hombres. Además de los pescadores acudieron diversos especialistas, entre bomberos, la Navy, el Centro de Buceo Poseidón y el C.R.I.S, rescatando 30 heridos y los cuerpos de 49 fallecidos. Se celebró una ceremonia en la cubierta del USS Guam con una serie de personalidades presentes entre las que se encontraban invitadas tres camareras, sus amigas barcelonesas de los bares más frecuentados por los marines. Como hemos apuntado, a partir de aquel suceso y hasta su marcha definitiva en 1987 la grieta entre los militares americanos y la ciudad no dejó de ampliarse. La alegría despreocupada desapareció de todos los locales donde reinaban; El Panam's, El Paso, California, Tequila, Kentucky, Grill Room, el hotel Cosmos, el restaurante Los Caracoles y el imprescindible Bar Cádiz en la cercana calle Montserrat, lugar de parada obligatoria para los marinos afroamericanos, pues hasta bien entrados los años 70 la segregación fue una realidad en el ejército estadounidense.
Hoy, bajo
la copa de un rodal de acacias sombreadas por la estatua de Cristobal Colón, descubridor
de América, a pocos metros de donde los marines
esperaban su lancha y bajo el teleférico que pasa por encima con un leve silbido
de los cables, el paseante se topará con un bloque de piedra de un par de
metros, plantado en el suelo con cuya coloración se confunde y rematado por unos
hierros curvados. Quizá el objeto no llame su atención y se limite a seguir su
marcha esquivando el obstáculo, pero si es curioso, el viandante se detendrá al
ver una serie de nombres extranjeros grabados en dos de sus caras.
El legendario club Panam's en las Ramblas, frente al Hotel Cosmos. |
Detalle del tema decorativo del cierre. La vida es injusta... |
A la derecha, al fondo, bajo las acacias se encuentra el memorial a los fallecidos. (A.Mª.F.) |
La placa de bronce dando las gracias a la ciudad de Barcelona por su ayuda en el rescate de los soldados. (A.Mª.F.) |
En el ánfora de forja, un candado. 2012 (A.Mª.F.) |
Se trata del memorial financiado por la Liga Naval estadounidense en reconocimiento a los habitantes de la ciudad de Barcelona por su ayuda en la tragedia de 1977. Es obra del escultor Gabriel Alabert, un artista con bastante obra de tema náutico en su haber, autor del modelo de la espectacular nave La Real que puede admirarse en el Museo Marítimo de Barcelona. El monumento está rematado de frente por una ánfora de hierro de la que salen burbujas en representación del Mediterráneo, y de perfil por una alegoría de olas. En su lado principal una placa contiene en inglés una leyenda de gratitud hacia Barcelona.
Colgando de una voluta de
hierro podemos ver el pequeño homenaje de un candado, símbolo de amor eterno en
muchos países. No se sabe a quién está dedicado, novio o marido, ni si la portadora fue una de las españolas con las que se carteaban o la norteamericana que esperaba en su país la vuelta del militar. Sólo quien dejó la pequeña cerradura de metal guardando su historia sabrá a cuál de los nombres escritos en el memorial va dedicado.
Ana Mª Ferrin
(*) Mi agradecimiento por su dedicación a la búsqueda e identificación de una imagen del escultor Gabriel Alabert, al Sr. Enric Garcia Domingo, Jefe del Centro de Documentación Marítima, Dirección Técnica, del Museo Marítimo de Barcelona.
GRACIAS POR EL RECONOCIMIENTO DE PARTE DE SU OBRA LA ESCULTURA.
ResponderEliminarTAMBIEN HAY OBRAS DE DIBUJO,PINTURA,ACUARELA,PIROGRABADO,CARICATURAS.
TENGO MI CARICATURA Y LA DE MI ABUELO(SU HERMANO)
Fue un placer rendir homenaje a su familiar.
EliminarSé que el monumento, aunque discreto en tamaño, es punto obligado de visita para los marines que visitan Barcelona.
Un saludo.