Como
homenaje a los individualistas, a los que nunca disparan salvas a favor del
tirador, en estos días va mi recuerdo hacia la pintora
francesa Rosa Bonheur, que se enfrentó a todo lo establecido, abriendo senderos
a las mujeres que no se conformaban con ser
lo que el guión guardaba para ellas sobre lo que debían hacer con sus vidas, ni cómo vestir, ni cómo amar. Ni a quien.
Edouard-Luis Dubufe pintó a Rosa Bonheur con uno de los protagonistas de sus cuadros. |
La Feria de los Caballos que realizó entre 1853-1855, significó su consagración como nº 1 absoluto del género animalista. |
Diversos detalles de La Feria de los Caballos |
La llegada del cuadro al Minneapolis Institute of Art en 1969, donado por Conrnelius Vanderbilt |
TRAS LA LIBERTAD
Publicado en Gaudí y Más. 10 de marzo de 2018
En el verano de 1989 hicimos un viaje familiar en nuestra autocaravana Benimar con idea de cruzar Europa desde Barcelona hasta Checoslovaquia, antes de la partición del país en Chequia y Eslovenia. Lo que no sabíamos era que en la franja que separaba Austria de su país vecino se gestaba un hito de la Historia que daría un vuelco a la Europa que conocíamos hasta entonces, derribándose el muro de Berlín tres meses después y con él todas las dictaduras del Este intervenidas por regímenes comunistas.
En resumen, nadie sabía darnos explicaciones del porqué la aduana del paso entre Austria y Checoslovaquia donde debíamos tramitar el visado de entrada, aquel mes de agosto llevaba varios días colapsada con unas colas kilométricas, con gente entrando a borbotón en Austria y provocando el caos. Ante tal situación decidimos emprender el camino de regreso y volver a España por lugares que no habíamos visto a la ida. Entre ellos, Heidelberg. Allí visitamos un palacete donde su pabellón de caza tenía una importante colección de trofeos disecados y óleos donde a lo largo de varios siglos sus propietarios inmortalizaron los caballos preferidos de la familia.
Fue un hallazgo. Ajena al mundo hípico descubrí que en arte, el caballo es una de las figuras vivas más difíciles de reproducir a escala adecuada, a la vez que pude informarme en vivo de que este animal por sí mismo tiene las mismas peculiaridades que un humano. Los hay paticortos, patilargos, patituertos, de una horizontalidad inacabable o recortaditos, cortos de cuerpo. Igual sucede con sus cuellos, largos o cortos, y sus cabezas, no siempre acordes con el resto del conjunto. La terminología adecuada sería farragosa, así que, para entendernos, he optado por el lenguaje coloquial.
Claro que cuando se trata de pintar un cuadro bonito, si el artista es virtuoso suele echar mano de la escala, pero en aquella sala de trofeos habían optado por homenajear a sus compañeros de paseo sin aditamentos, respetando la idiosincrasia de cada uno. Por eso me dejó pasmada el largo paño de pared donde brillaba como el oro la belleza de una reproducción de la tela La Feria de los Caballos de Rosa Bonheur, que pueden observar en la segunda imagen de esta entrada. Casi treinta años después, recuperé aquel recuerdo gracias a una exposición del Museo del Prado donde aparecía el cuadro de un león pintado por la artista, al que había títulado El Cid (*).
A los 72 años, pintada en su estudio por George-Achille Fould ante un cuadro con leones. |
El Cid, obra de Bonheur que se ha identificado con el autorretrato que la artista nunca se pintó |
Bonheur junto a las dos mujeres de su vida. Arriba, Nathalie Micas, sobre estas líneas, con Anna Klumpke. |
Participó en el Salón de París de 1841 con 19 años, exponiendo su cuadro Rabbits junto a otras obras domésticas con una buena acogida que provocaría el interés de los editores de reproducciones, llevándola a destacar en un espacio hasta entonces reservado a los pintores varones. En 1848 presenta en el Salón una obra encargada por el Estado, Arando en el Nivernais. El éxito del cuadro y el consiguiente cobro de honorarios le permite acometer la que será su obra magna, La Feria de los Caballos, gran panorámica de 5,60x2,44 mts. en la que invertirá 18 meses, logrando con ella ser considerada el indiscutible nº 1 en el disputado espacio de la pintura animalista, lugar que la Historia del Arte le ha seguido reservando.
Siendo la maestría de la tela muy importante, la particularidad de la obra reside en la bravura que despliega la autora al contar la historia. Detrás no se percibe a una mujer, lo que filtran los gañanes dominando a los garañones es fuerza bruta por ambas partes. La damisela que había empezado pintando trémulos conejillos mordisqueando hierba, 12 años más tarde sorprendía arrojando al público una escena de gran masculinidad como nadie antes se había atrevido. Potenciando las grupas poderosas, reforzando su vigor, despejó de crines las colas de los caballos protagonistas por medio de un agresivo nudo militar, lo que permitió mostrar los sementales del primer plano en todo su esplendor. Tanto los críticos como sus colegas varones captaron el mensaje: Del mismo modo que sus compañeros, Rosa Bonheur había llegado para quedarse. Sin permitir que nadie pusiera vallas a su profesión.
El cuadro le valió ser solicitada en Gran Bretaña y los Estados Unidos, país este último que le fascinó con la magnitud de sus paisajes y fauna. Cuando se iniciaba en la pintura tuvo ocasión de ver desfilar por París al pintor indigenista de nativos americanos y búfalos, George Catlin, en compañía de varios indios, y siempre había deseado visitar el país de Norteamérica. Allí tuvo ocasión de tratar a Búffalo Bill, amistad que se intensificó cuando éste llevó su espectáculo a Europa y tuvieron ocasión de encontrarse de nuevo, donde Rosa felicitó a su amigo por el apoyo prestado a la causa del voto femenino.
En su madurez y ya en plena fama, la autora declaró con tristeza, que, como solía vestir pantalones para los largos paseos con sus perros por el bosque, en el pueblo donde vivió con unos familiares su niñez y primera adolescencia la insultaban cuando pasaba, llámándola marimacho. Quedaban en el aire los sufrimientos que debió vivir en solitario, guardándose para ella la pena de verse rechazada por no llevar los cabellos largos ni adornarse con cintas y puntillas. Pero el tiempo es sabio, y su talento y carácter fueron abriéndole cada puerta que encontraba cerrada (**). Llegó un día en que lo mismo venía a su estudio la Emperatriz Eugenia, que la invitaban a un palco de la Ópera de París o la Ley le concedía la gracia de poder vestir pantalones en público. Aunque su mayor éxito fue vivir discretamente pero sin ocultarse dos grandes amores, su compañera de juegos Nathalie Mica, y a la muerte de ésta compartir su vida hasta el final de sus días con la pintora norteamericana Anna Klumpke.
Siendo la maestría de la tela muy importante, la particularidad de la obra reside en la bravura que despliega la autora al contar la historia. Detrás no se percibe a una mujer, lo que filtran los gañanes dominando a los garañones es fuerza bruta por ambas partes. La damisela que había empezado pintando trémulos conejillos mordisqueando hierba, 12 años más tarde sorprendía arrojando al público una escena de gran masculinidad como nadie antes se había atrevido. Potenciando las grupas poderosas, reforzando su vigor, despejó de crines las colas de los caballos protagonistas por medio de un agresivo nudo militar, lo que permitió mostrar los sementales del primer plano en todo su esplendor. Tanto los críticos como sus colegas varones captaron el mensaje: Del mismo modo que sus compañeros, Rosa Bonheur había llegado para quedarse. Sin permitir que nadie pusiera vallas a su profesión.
El cuadro le valió ser solicitada en Gran Bretaña y los Estados Unidos, país este último que le fascinó con la magnitud de sus paisajes y fauna. Cuando se iniciaba en la pintura tuvo ocasión de ver desfilar por París al pintor indigenista de nativos americanos y búfalos, George Catlin, en compañía de varios indios, y siempre había deseado visitar el país de Norteamérica. Allí tuvo ocasión de tratar a Búffalo Bill, amistad que se intensificó cuando éste llevó su espectáculo a Europa y tuvieron ocasión de encontrarse de nuevo, donde Rosa felicitó a su amigo por el apoyo prestado a la causa del voto femenino.
En su madurez y ya en plena fama, la autora declaró con tristeza, que, como solía vestir pantalones para los largos paseos con sus perros por el bosque, en el pueblo donde vivió con unos familiares su niñez y primera adolescencia la insultaban cuando pasaba, llámándola marimacho. Quedaban en el aire los sufrimientos que debió vivir en solitario, guardándose para ella la pena de verse rechazada por no llevar los cabellos largos ni adornarse con cintas y puntillas. Pero el tiempo es sabio, y su talento y carácter fueron abriéndole cada puerta que encontraba cerrada (**). Llegó un día en que lo mismo venía a su estudio la Emperatriz Eugenia, que la invitaban a un palco de la Ópera de París o la Ley le concedía la gracia de poder vestir pantalones en público. Aunque su mayor éxito fue vivir discretamente pero sin ocultarse dos grandes amores, su compañera de juegos Nathalie Mica, y a la muerte de ésta compartir su vida hasta el final de sus días con la pintora norteamericana Anna Klumpke.
Arando en el Nivernais |
Rabbits. Primera obra expuesta en el Salón de París de 1849, a los 19 años. |
En plena fama, la emperatriz Eugenia visita el salón de Rosa en París |
Con la troupe del espectáculo indio en París. En el centro la artista. 2º por la iz, Búffalo Bill. |
Pintados por Rosa, Búfalo Bill y dos pieles rojas en las praderas norteamericanas. |
Ana Mª Ferrin
(*) Para los no conocedores de la Historia de España, El Cid fue un caballero castellano del siglo XI, héroe nacional muy significado durante nuestra Guerra de Reconquista contra la dominación árabe. Se llamaba Rodrigo Díaz de Vivar y el sobrenombre árabe de El Cid, El Señor, con el que se le conoce en la Historia, fue una muestra de respeto de los enemigos a quienes combatía. Se lo pusieron precisamente los árabes, por el gran valor que demostró el guerrero y por las muchas batallas en que los venció.
(**) En la mayoría de las siguientes distinciones con que fue honrada, su nombre inauguró la galería de mujeres que lo recibieron: Miembro honorario de la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, EE.UU. Miembro de la Sociedad de Artistas Belgas, 1863. Caballero de la Legión de Honor, la primera mujer artista en recibir este honor. Cruz de San Carlos de México, otorgada por el Emperador Maximiliano y la Emperatriz Carlotta, 1865. Miembro de la Academia de Bellas Artes de Amberes, Bélgica, 1868. Cruz de Comandante de la Real Orden de Isabel la Católica de España, otorgada por el rey Alfonso XII. Cruz Católica y Cruz de Leopold, por el rey Leopold de Bélgica, 1880. Miembro Honorario de la Real Academia de Acuarelistas de Londres. Mérito a las Bellas Artes de Sajonia-Coburgo-Gotha, 1885. Oficial de la Legión de Honor de Francia, 1894.
(**) En la mayoría de las siguientes distinciones con que fue honrada, su nombre inauguró la galería de mujeres que lo recibieron: Miembro honorario de la Academia de Bellas Artes de Pensilvania, EE.UU. Miembro de la Sociedad de Artistas Belgas, 1863. Caballero de la Legión de Honor, la primera mujer artista en recibir este honor. Cruz de San Carlos de México, otorgada por el Emperador Maximiliano y la Emperatriz Carlotta, 1865. Miembro de la Academia de Bellas Artes de Amberes, Bélgica, 1868. Cruz de Comandante de la Real Orden de Isabel la Católica de España, otorgada por el rey Alfonso XII. Cruz Católica y Cruz de Leopold, por el rey Leopold de Bélgica, 1880. Miembro Honorario de la Real Academia de Acuarelistas de Londres. Mérito a las Bellas Artes de Sajonia-Coburgo-Gotha, 1885. Oficial de la Legión de Honor de Francia, 1894.
Me ha gustado muchísimo esta entrada. Me gusta la pintura pero no la conocía y son preciosos sus cuadros de animales.
ResponderEliminarTambién me gusta su vida, el luchar por ser ella misma, sin dejarse llevar.
Ha sido un placer.
Muchos besos.
Si hoy podemos pintar y viajar, estudiar y trabajar en lo que queremos, no olvidemos que gracias a mujeres como ella y nuestras madres y abuelas ha sido posible este cambio.
EliminarOtro para ti.
Las mujeres artistas, escritoras, científicas... tienen que demostrar continuamente su valía frente a un mundo tradicionalmente controlado por los hombres.
ResponderEliminarPara los que alguna vez nos hemos sentido atraídos por el mundo del dibujo y la pintura, sabemos que hay cosas muy difíciles de realizar: una es la expresión del rostro humano; otra, la expresión de las manos y, la tercera, los cuerpos en movimiento, en este caso de animales.
Un saludo, Ana.
Un día tendremos que dedicar un espacio a los hombres que se enfrentaron a la sociedad de su tiempo, apoyando a sus mujeres e hijas en sus ansias de saber y libertad. Ellos también debieron oír insultos de todo tipo.
EliminarUna gran artista, que si fuese sido hombre, estaría en todas las reseñas.
ResponderEliminarMe ha enseñado mucho tu entrada. Gracias.
Un beso.
En el género de pintura animalista al aire libre que ella consiguió pintar después de mucha lucha, hoy está considerada entre los artistas más notables. Celebro que te guste.
EliminarUna gran pintora que tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia cuyo progenitor era de ideas avanzadas, un librepensador como tu lo defines.
ResponderEliminarSiempre he pensado que el desarrollo intelectual y la libertad de la mujer radican básicamente en la educación familiar. Podemos recordar a Sofonisba Anguissola, cuyo padre animó, ya en el siglo XVI, a todas sus hijas ha estudiar y desarrollar cualquier talento que pudieran poseer.
Como sucede en el cuerpo humano los grandes cambios empiezan en una célula y en la sociedad esa célula es la familia.
Un abrazo
Es cierto que la familia ha tenido una influencia decisiva en la emancipación de la mujer. Y como hemos comentado con Cayetano, la Historia le debe un capítulo a los hombres que tuvieron el valor de comprometerse en esa labor. Otro para ti.
EliminarUna magnífica entrada de una gran pintora que a decir verdad desconocía y que me han impresionado sus pinturas.Besicos
ResponderEliminarFuera de la pintura animalista no es muy conocida. Pero la primera vez que ves sus obras. ya no la olvidas.
EliminarImpresionante obra. Como refiere un comentario anterior, es posible que se conociese más si fuese hombre...Una gran artista que no conocía.
ResponderEliminarBesos
A partir del cuadro de Los Caballos, toda su vida fue considerada uno de los más importantes pintores animalistas y de los más cotizados, aunque también hizo retratos. Hoy figura en casi todas las antologías del género.
EliminarAmiga Ana María; homenajes y divulgación como el que tú haces a esta, desconocida para mí, genial pintora, es lo que hace falta para el reconocimiento de la igualdad y méritos de la mujer. No los cambios de género gramaticales, ni los discursos grandilocuentes, ni absurdas y teatrales reivindicaciones...
ResponderEliminarLas pìnturas realmente magníficas y que desde luego valoro y disfruto más siguiendo tus detalladas y expertas explicaciones.
Gracias, siempre.
Coincido contigo en la nula efectividad de los gritos. El prestigio duradero se cimenta en la calidad y el esfuerzo.
EliminarQué disfrute ver obras así. Gracias a ti.
Desde esta mañana a las 13 horas, ¡ya tengo un libro tuyo en mis manos! Después de gestiones en librerías y al fin por envío desde Editorial Jaraquemada (que localicé por internet), me ha llegado "La huella del genio". Yo quería "De piedra y fuego", pero estaba agotado.
EliminarEspero que alguna vez coincidamos por algún lugar geográfico y me lo pùedas dedicar. Ahora, a disfrutar del libro.
Gracias a su entrada he podido conocer a esta magnifica pintora.La pintura es quiza la manifestacion artistica que mas me interesa y gracias a Vd.voy conociendo a grandes artistas de los cuales no tenia ninguna referencia.
ResponderEliminarMuchas felicidades por su magnifico bloc
Tiene usted buen gusto al interesarse por esta pintora.
EliminarEspero verlo más veces por aquí. Gracias.
Bom dia, confesso que não conhecia a pintora de arte Anna Klumpke, seu trabalho com traços bem definidos e suaves é perfeito.
ResponderEliminarFeliz semana,
AG
Anna Klumpkle también fue pintora y muy buena retratista.
EliminarLo mismo le deseo, AG
Una mujer que luchó contra el corsé impuesto por la sociedad de la época y que tuvo la suerte de nacer en el seno de una familia que creía en la igualdad entre hombres y mujeres. Su predilección por pintar animales rompía el esquema de la pintura imperante en la época, centrada en las escenas de batallas, los retratos de aparato, los paisajes impresionistas y los bodegones.
ResponderEliminarUn beso
Su vida me ha hecho pensar en la decisiva importancia que tiene la crianza de un niño, el saberle inculcar la idea de su propia valía, de que él tiene tanto derecho como cualquiera a ser lo que desee. Esta mujer de tan fuerte carácter, sin el padre que tuvo podía haber sido una marginada. Cuántas vidas perdidas por carecer de esa guía, Carmen.
EliminarBesos a ti.
Maravillosa pintora.
ResponderEliminarSus cuadros son realmente bellísimos.
Me ha gustado mucho conocerla y así poder admirar su gran obra.
Un beso.
Sorprende que una mujer se fijara en temas tan poco femeninos para la época. Pero era lo que más le interesaba a ella y así lo hizo.
EliminarBesos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarQue vida tan apasionante la suya, aunque no le debió de ser fácil como mujer y en el contexto de una época, ser fiel a si misma.
ResponderEliminarSu pintura tiene una fuerza enorme. Me ha encantado conocerla de tu mano.
Agradecida como siempre, querida, Ana.
Hola, MariPaz.
EliminarEstas mujeres nos enseñan tantas cosas en cuanto a coraje y valentía, que en comparación, nuestras dificultades de hoy parecen bobadas.
Sus cuadros tienen mucha vida, me ha gustado conocer su vida.
ResponderEliminarViajando siempre se descubren cosas buenas.
Un abrazo.
Ya sabes que poner un pie fuera de casa aunque sea para ir a comprar el pan, siempre aporta algo nuevo. Ya lo decía Paco Umbral...
EliminarEn el siglo xix la mujer lo tenía mucho más difícil que ahora, no es de extrañar que la llamasen marimacho y otras cosas similares.
ResponderEliminarDe todas formas, nadie puede discutir su gran arte a la hora de pintar un animal, con sus pinceles hasta capta el movimiento, cosa que me parece de lo más difícil a la hora de representarlo en un cuadro.
Cariños.
kasioles
Ver esos caballos rebelados es fascinante. Hasta parece que se les oye relinchar.
EliminarMi madre me contaba que de niña, por los años 20, le impresionó ver a una mujer a la que los chicos llamaban marimacho y le tiraban piedras y le arrancaban el pañuelo para que se viera que era calva. Mi madre era ya muy mayor y aún lo contaba con compasión por aquella mujer a la que nadie socorría.
Quisiera pensar que eso ya no sucede aquí, Kas.
Genio, perseverancia y acción contra costumbres sociales que suponen un trabajo que todavía no está terminado. La algarabía no es método ni medio para obtener un respeto tan importante como el conseguido por Rosa Bonheur. Su tesón y genialidad le abrieron puertas cerradas para hombres, dominantes en sus leyes y “merecimientos”. Escoger estos complejos temas pictóricos, así como su vida de lucha silenciosa, tan delicadamente expuestos por tu experta `luma, es una delicia para todos los que amamos el arte. Sólo conocía “El Cid” y “La feria de los caballos” tan sucintamente que me ha impresionado tu relato biográfico y artístico. Enhorabuena, Anamaría. Un abrazo
ResponderEliminarSi ya son años en que uno puede creer que el mundo está contra él, sólo pensar en esa adolescente sola y perdida llena de un amor que no sabe dónde colocar, ya conmueve. Y encima, con un interior donde borbotea una forma de arte que nadie comprende. Excepto su padre.
EliminarHay cada biografía que esconde tanto…
Después del apetito despertado por la anterior entrada sobre el sentido del gusto, llego a ésta. Quién diría que estos cuadros son obra de una mujer: nadie. Pero sabiéndolo, como lo sabían, estamos en lo mismo, hace falta valer lo mismo que un hombre o más, pero esforzarse mucho más para obtener reconocimiento. Menos mal que no aceptó ser costurera.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola, DLT.
EliminarEs al contemplar la potencia de su genio en “La Feria de los Caballos” cuando comprendes que aquel cuadro gigantesco fue la espita que utilizó para vengarse de las ofensas plantando cara a tantos desaires, dejando claro para siempre que ella era “La Ley”.
Una vez conseguido, al repasar el resto de su obra aprecias que la gran mayoría de telas son plácidas, incluso con leones.
Ya no tenía necesidad de mostrarse combativa ni demostrar nada a nadie. Podía ser ella misma
Uma bela homenagem, Ana, que fazes a Rosa Bonheur nesta tua fantástica postagem, com belíssimas pinturas. Viajei um pouco com vocês naquele verão de 1989, "con idea de cruzar Europa desde Barcelona hasta Checoslovaquia, antes de la partición del país en Chequia y Eslovenia [...]".
ResponderEliminarUm ótimo final de semana.
Um abraço.
Pedro
Salir de casa siempre es un aprendizaje. Si no hubiera sucedido aquel contratiempo en Austria, quizá jamás hubiera conocido la obra de Rosa Bonheur.
EliminarSaludos desde esta primavera siberiana.
"El Cid, obra de Bonheur que se ha identificado con el autorretrato que la artista nunca se pintó."
ResponderEliminar¿Qué quiere decir esto? Gracias