Foto cabecera

Sant Quentin S-S - copia "SAN QUINTIN sur Sioule" Auvernia, Francia. Lugar de los antepasados de Antonio Gaudí.



ANDABA YO TENDIDA EN LAS NUBES...


    En un mundo erizado de prisiones,

                             sólo las nubes arden siempre libres…

Nubes. José Emilio Pacheco



                         

                            Lo confieso, pasé mi adolescencia oyendo decir a menudo que yo vivía con la cabeza en las nubes. Y era tan verdad como que muchos domingos me pasaba la mañana tumbada al sol en la azotea sobre una toalla, fabulando y viéndolas esquivar los campanarios barceloneses de Santa Mª del Mar mientras sus contornos se deshilachaban. La culpa no era mía, era del párroco de esa iglesia que un día nos acompañó a los niños de las caramellas a una excursión a las viñas de Alella. Y mientras comíamos, sentados en un bancal junto a unas cepas reventonas, se le ocurrió dirigir nuestra atención hacia los ovillos blancos que flotaban sobre nuestras cabezas (*).

                         -  ¿ Véis esas nubes que son más anchas que altas? Son cúmulos...

  
El caminante sobre el mar de nubes, de Casper Davis Friedrich. (museografo.com)



LAS NUBES, 
QUINTAESENCIA DEL ARTE EFÍMERO



Publicado en Gaudí y Más. 13 de agosto de 2022


                   
                                       Por ahí empezó la lección que siguió hilvanando nombres según sus formas: - Atención niños: Las más aplanadas y desgarbadas son estratos. Las de lluvia, densas y siempre más oscuras, nimbos. Y esas otras, las más altas, las que parecen jirones de plumas o rizos de pelo y se muestran brillantes reflejando el sol, son los cirros, que eso es lo que significa su nombre en latín, cirro= rizo, cabellera.

  Aquel primer contacto con el mundo de las nubes se extendió y extendió por parte del sacerdote que se encontraba a gusto haciéndonos conocer una materia que dominaba, aunque quizá se excediera en sus explicaciones dada nuestra edad. Y a pesar de que un puñado de oyentes quedaron fascinados para siempre con el tema, a la mayoría de los pequeños aquella clase forzada cortando la fiesta les pareció una tabarra. 

   Situada en los del primer grupo, para mí significó descubrir uno de esos cauces que raramente sirven para algo práctico, cosa bastante corriente en mi vida, pero que desde el primer momento logran atrapar tu interés y a través del tiempo van proporcionándote momentos mágicos que abren tu mente al universo. 


Palencia. En la romería del Pan y quesillo. 2009 (A.Mª.F.)


Ulm, Alemania. 1994. (A.Mª.F.)


Carretera de Castilla.  2007 (A.Mª.F.)

Bodegas en Tierra de Campos, Palencia. 2010 (A.Mª.F.)
   
                       
                                              Las nubes empezaron a seducirme sobre los diez años. Ya ha llovido lo suyo desde que esas bolsas repletas de cristales de nieve volcaran sus secretos ante mí, enriqueciendo mi equipaje con un montón de revelaciones. Por ejemplo, que si veo una nube en forma de unicornio esa realidad pertenecerá al mundo de la Nefelocoquigia o interpretación de la forma de las nubes (**). Pero que si esa misma silueta creo verla en la forma de una mancha, ¡Ojo! Porque estaría entrando en un fenómeno psicológico llamado pareidolia. Qué cosas.   
   
   O que infinidad de poetas y escritores hayan dedicado su pluma a describirlas, desde el romano Lucrecio a Goethe, pasando por Leonardo, que las llamaba cuerpos sin superficie, sin olvidar al gran Ramón Gómez de la Serna cuando acuñó su deseo de convertirse en inspector de nubes tendido en una hamaca mirando al cielo. Combinadas entre sí según su forma y la altura en que se encuentren, las nubes pueden contar con infinitos apellidos: Cúmulo Fractus, Cirroestratos, Altocúmulos, Cirrocúmulos Lenticulares, Cirro Flocus, Cirro Intortus, Cúmulo Congestus...     



John Constable. Embarcadero de Vermont. 1823


J.M.W. Turner. El Temerario remolcado a puerto. 1838


Distintos tipos de nubes


Nubes en Irlanda


Nubes  inglesas en la Página del observador de nubes


José Aº Quirantes tomó esta imagen en 2008


Una llamativa imagen de nubes mammatus tomada en Regina, Canadá,
 después de una tormenta. 2012. (Ray Johnson)

           
Una obra del bonaerense Cachorro Agote con dos de los
elementos imprescindibles en sus cuadros. El árbol, las nubes.

                                          También descubrí lo raro que sería un pintor que nunca hubiera colocado una nube en alguno de sus cuadros. Y que uno de los detalles que han hecho grandes a muchos artistas ha sido precisamente su maestría con las nubes, incluso hay quienes se han hecho famosos por dedicar gran parte de su tiempo a lo que ya se ha convertido en una especialidad. Como le ha sucedido al argentino Cachorro Agote, enlazando dos elementos, nube y árbol, en las majestuosas llanuras de su tierra. Atención a su exquisito tratamiento de la luz con un halo que nos recuerda a Turner y Constable. 

   De cómo vuelca en la etapa actual de su carrera el madrileño Jorge Fin, que desde muy pequeño iba a menudo al Museo del Prado para contemplar los cielos pintados en el fondo de los cuadros, deja constancia la siguiente muestra.


   Pintar el aire con todo lo que incluye ese concepto; cielo, nubes, lluvia, niebla, sol, relámpagos, nieve, precisa un talento capaz de captar el especial matiz de la atmósfera de un instante que puede transformarse en algo completamente distinto al siguiente. 

  Y aunque quizás no fuese el primero ni el mejor -ahí están los medievales, Böcklin, Turner, el mismo Velázquez y nuestro contemporáneo Gerhard Richter-, en el mundo de las nubes mi indiscutible es Caspar David Friedrich, cuya obra es un catálogo de estados de ánimo celestes dando lo mismo que la acción suceda en un bosque cerrado, que en el interior del estudio del pintor. Porque ya se las arreglará él para colar por algún ángulo un retazo azul y menta con su mínima porción nubosa, aunque sólo le quepa un halo de niebla. 


Caspar David Friedrich en su estudio. Una leve maraña
de gasas colándose por la ventana 


El Conde-Duque de Olivares. Diego de Velázquez


La isla de los muertos. Arnold Böckiln. 1880


Una obra de Gerard Richter

  
Me enviaron esta imagen que no sé de donde procede. Es similar a El
 caminante sobre el mar de nubes
, supongo que se trata de una recreación. 


                                     Friedrich. La observación reposada. La Mirada con mayúsculas. Távola calda opuesta al fast food del mirar y tirarsus composiciones aluden a tardes o amaneceres de lápiz y cuaderno, a bocetos tomados sin prisa viendo rielar el sol en el agua a través de las nubes, mientras los pensamientos hilan símbolos filtrados desde sus creencias buscando la mística de la luz. Forma parte de la primera generación de artistas que no pintaban por encargo, sino dictados por la temática que le proponía su propio gusto, llevando más tarde los cuadros para su exposición y venta a las galerías que tenía contactadas. Entre las muchas obras que llevo vistas de las más de 300 que pintó, sólo recuerdo cuatro telas suyas donde no asoma el cielo.

  Esa preferencia pasé a compartirla hace unos años con la obra del madrileño Jorge Fin al toparme con su cuadro Conejo azul. Este economista radicado en Murcia que un día se hartó de sufrir el Indice Nikkei y lo cambió por telas y murales, maneja una paleta brillante en la que no falta el humor, con temas donde reinan los cielos con su variación de nubes.  


Diversas obras de Jorge Fin. Conejo azul


El Cancerbero. Mural políptico formado por seis cuadros dedicado a su
amigo John Day, Mr. Cloudman, famoso estudioso de nubes, y a su frase:
"Las nubes son el cancerbero de la Tierra porque nos protegen de los
 rayos del sol"


Virga. De su serie Elíptica


Mural de la ermita. Taller de serIgrafía "La Ermita"

Monsieur Bachelar. Serie Elíptica


Jorge Fin mostrando su obra Mammatus de la serie Elíptica


                                 En fin, que aunque no siempre hayan estado presentes, las nubes entran y salen de mi vida por épocas. No estoy segura del porqué retomé a los veinte años esa fascinación infantil un día que viajaba en el carro de mi tío Julián en Prío, Cantabria, tendida sobre la hierba cortada por él en el prao de Unquera a golpe de dalle, uno de esos recuerdos inmarcesibles. Aunque tengo la sospecha de que algo tuvo que ver que a mi lado mirase el mismo cielo esa persona adecuada que sabe ver lo que tú ves. En este momento estamos viajando por la palentina Tierra de Campos y muy pronto llegaremos a la rotonda por la que debemos salir en el primer desvío. Para prolongar el momento, en un brindis que solemos hacer para disfrutar el banquete de nubes que nos corona, daremos un par de vueltas al ruedo. Va por ustedes.        


Ana Mª Ferrin


(*) Las caramellas son canciones y bailes populares que se cantan por Pascua o Pascua Florida en Cataluña con letras dedicadas a la Resurrección de Cristo, aunque en la actualidad también contengan estrofas de corte profano. El nuestro era un coro mixto infantil y paseábamos cantando por nuestro barrio antiguo, el de La Ribera, partiendo de la iglesia de Santa Mª del Mar en cuyo local parroquial ensayábamos durante el invierno. Las niñas íbamos vestidas con las ropas tradicionales de las pastoras y labradoras catalanas; espardenyas (zapatillas) de suela de cáñamo atadas con cintas negras, un delantal  sobre la falda floreada con enaguas blancas y corpiño y mantoncillo negro sobre la blusa blanca. El pelo recogido por una redecilla negra.
Llamábamos a los portales y cuando los vecinos se asomaban nos situábamos delante de la fachada y cantábamos. Al finalizar, el encargado de portar la cesta colgada en el extremo de una larga vara la acercaba hasta los balcones y ventanas donde le llamaban, recogiendo en la cesta las monedas y los dulces con que nos obsequiaban los vecinos. El dinero que se recaudaba servía unas semanas después para costear la excursión y la comida de los cantaires.  


(**) El nombre griego Nefelocoquigia, ciudad de las nubes y los cucos, procede de la obra de Aristófanes “Las aves”, donde éstas deciden construir una ciudad en el aire con ese nombre. Los ingleses, para designar a las personas excesivamente soñadoras han incluído esa palabra en su diccionario, y así, to suffer nephelococcigic delusions, les sirve para definir a las personas poco prácticas que sólo saben construir castillos en el aire.


30 comentarios:

  1. Buenas tardes, Ana María. Ya voy regresando de mi descanso y es muy agradable pasar a visitarte y, como siempre, disfrutar del encanto de tus historias tan llenas de cultura e interés.
    Bonito tema y estupendas imágenes.
    Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo de tenderse a ver las nubes, qué costumbre tan sencilla y cuántos recuerdos provoca. Ya sea a solas en compañía te hace sentir única en el cosmos. Abrazos.

      Eliminar
    2. CARLOS AUGUSTO PEREYRA MARTÍNEZ.
      COMENTARIO RESCATADO. 16-8-2022.
      Vaya si sabes manejar el concepto de nube desde su capacidad para entrar en el terreno del arte, y más en la pintura, pues el paisaje no puede soslayarse a la fascinación de las nubes. En Barichara, un hermoso pueblo que es patrimonio mundial, de niño me echaba en los pastizales a mirar el cielo cuajado de nubes. Especialmente después del almuerzo, con una amiguita pecosita que también le gusta esa mirada al empíreo, y jugábamos a encontrar figuras, no importaba si fueran personas, animales o cosas. Quien más figuras encontrara ganaba. No volví a saber de ella, y si mantendría el gusto por desentrañar en las nubes figuras. Yo, lo sigo haciendo cuando salgo a trotar por rutas rurales, y tomo fotos del paisaje. Un abrazo. Carlos

      Eliminar
    3. Te imagino soñando en proyectos, en amores, escribir, leer, todo lo que dé de sí la mente. Seguro que guardaste un buen archivo del que sacar imágenes años más tarde. Saludos

      Eliminar
  2. Maravillosa entrada, tanto por las imágenes que son un deleite para la vista, como por lo mucho que nos enseñas en el contenido sobre este fascinante mundo de las nubes, y que a partir de hoy voy a observarlas de otra forma, a pesar de que mi memoria cada vez está menos lúcida para recordar nombres.
    Gracias por tu buen hacer, amiga Ana.
    Abrazos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué más darán los nombres, Manuel, lo importante es que en su momento ya guardarías alguna imagen en tu archivo personal que cuando lo desees, por mucho tiempo que haya pasado, te traerá recuerdos. Saludos.

      Eliminar
  3. Extraordinaria entrada Ana Mº, a quien de nosotros no le han dicho alguna o algunas veces "Estas en las nubes" a mi particularmente me gustan junto con el observatorio por la noche me encanta, también me paso tiempo sobre todo cuando estamos en el pueblo, y a esa altura de 1350 msnm contemplando nubes, viendo composiciones para luego pintar, con los años aprendí los tipos que tan bien nos documentas, y por las noches distinguir estrellas de planetas, constelaciones, ver con mucha claridad la vía láctea, y en medio de esa inmensidad sentir la miniatura que somos en el universo, siempre me ha llamado mucho la atención.
    Feliz agosto.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A esa altura la Vía Láctea es soberbia.
      En Tierra de Campos si te tumbas en lo alto de las bodegas, no más de 800mts, y mirando hacia Galicia al noroeste, con su cielo transparente, las noches pueden ser un ejercicio de senderismo. No me extraña que tomes notas para tus paisajes. Saludos

      Eliminar
  4. Gracias por dejarnos todo un dossier sobre las nubes y de sus interpretaciones artísticas, narrado con la maestría de una escritora que vive lo que escribe y sabe adornarlo con detalles de sus vivencias a lo largo y ancho de su existencia bajo los cielos variopintos.
    Me ha gustado mucho y algo se habrá quedado en mi flaca memoria, algo como una nube que pasa y se va deshilachando...
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola, Beatriz. De mi único paso por tu tierra, en especial Lugo y Santiago de Compostela recuerdo lo variopinto de sus cielos con una exquisita gama plateada de grises. En esos días no llegué a ver el sol ni nubes claras. La experiencia quedó aplazada para la próxima ocasión. Un beso.

      Eliminar
  5. Olá, Ana, mas que bela postagem, um estudo lindo e completo das nuvens!
    Quem de nós, quando criança, não deitou na relva e ficou olhando para o céu, procurando o velho barbudo, o cachorrinho, outro rosto de alguém que nos assustava bastante! E voltando mais vezes, estava ele lá, o velho com o mesmo rosto!! Jamais esqueci aquelas visões, eram tão reais!
    Esse quadro belíssimo de Arnold Bockiln meus pais tinham um em casa, e quando resolveram vender a casa para morarmos em apartamento, o comprador só compraria com o quadro junto! Naturalmente era uma cópia muito bem feita, mas impressionou o comprador. Não lembro muito dos detalhes, eu era criança.
    Adorei essa sua postagem, Ana!
    Um bom restinho de semana,
    um beijo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué cierto lo que dices, la misma nube tendría tantas figuras como pares de ojos la contemplaran
      Qué bello recuerdo el del cuadro de tus padres, es mi preferido de todos los que he visto en mi vida en cuanto a nubes. Vi una reproducción por primera vez de adolescente, en uno de los palacetes del Barrio Gótico de Barcelona en la calle Moncada, junto al Museo Picasso y me enamoró. Petons.

      Eliminar
  6. Tengo una sana costumbre en la pintura: fijarme tanto en los cielos de los paisajes como en los puntos muertos, esto es, en las zonas donde se supone que no hay objetos y que el pintor tiene que rellenar con una atmósfera o juegos de luces y sombras. Creo que la pericia del artistas, además de residir en los rostros y en las manos, está precisamente en estas dos claves: saber pintar la luz en los cielos o en los lugares cerrados.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En una ocasión vi a una hilandera manipulando el huso y la forma en que desenredaba la lana con dos dedos desmenuzándola y convirtiéndola en un halo antes de dar forma al hilo, me hizo pensar en que algo así debían elucubrar los grandes artistas nuberos cuando las recreaban en sus telas.
      Un abrazo, Carmen.

      Eliminar
  7. Hay dos cosas que me gusta mirar en el cielo: las nubes y la luna... las primeras las disfruto cuando se mueven con el viento. La segunda siempre me ha cautivado.
    Si la consigo, te enviaré una foto de nubes en mi pueblo que seguro te gustara

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. En una ocasión vi a una hilandera con su huso y la manera en que desmenuzaba la lana con dos dedos me recordó la imagen de las nubes cuando se deshilachan. Pensé que en algo así debía pensar el autor cuando buscaba un rinconcillo para colocar una de ellas. Saludos.

      Eliminar
  8. Olá, Ana,
    Uma postagem muito interessante, onde a complexidade das nuvens é disecada de uma forma muito simples e subtil.
    Gostei.
    Muito Obrigado, pela visita e gentil comentário no meu cantinho.
    Beijinhos e continuação de ótima semana!

    Mário Margaride

    http://poesiaaquiesta.blogspot.com

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Las nubes, su sutileza, su poesía elegante. No existe algo más delicado que esas madejas deshaciéndose en jirones de luz. Un saludo, Manuel

      Eliminar
  9. Olá, Ana, para mim, esta sua magnifica postagem sobre as nuvens era o que na minha opinião, ainda faltava no seu blog. É mesmo, verdade, que as nuvens estão nas telas de grandes pintores ou nos versos de importantes poetas. Aliás, não conseguia imaginar a ausência da nuvens nas pinturas e nos poemas.
    Muito obrigada pela partilha.
    Um bom domingo.
    Um abraço

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me has hecho pensar en la mucha conexión que guardan las. nubes con la poesía. Casi diría que los dos conceptos van unidos, provocando al poeta.
      Saludos desde 40 gº C.

      Eliminar
  10. Gracias por tu visita y tu comentario, Rajani. Buen agosto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. JUAN TARRERO SARABIA
      COMENTARIO RESCATADO

      blog UN JARDÍN SOSTENIBLE

      Una buena entrada y con mucho arte, además de tu siempre buena narrativa, Ana. He aprendido algunos nombres que desconocía. Contemplar el cielo, bien sea de noche o de día, siempre nos depara alguna que otra bella imagen, sobre todo, en una buena noche despejada y estrellada. Un gran abrazo y buen fin de semana, Ana.

      Eliminar
    2. Mucha razón tienes, Juan. Si bello es de día, con su cielo claro y despejado, el contemplarlo a oscuras completamente estrellado, también es un banquete.
      Saludos desde Cádiz

      Eliminar
    3. CHARO BODEGA
      COMENTARIO RESCATADO
      CHAROBLOG 14-8-2022

      Magistral entrada, siempre me fascinaron las nuebs y he pasado ratos muy buenos mirando al cielo pero unca logré aprenderme el nombre de cada formación diferente de nubes y que tanto me llamaron y me siguen llamando la atención. Besicos..

      Eliminar
    4. Querida Charo.
      Recuerdo tus cielos, tan claros como los ríos trucheros que conocí en las jornadas de pesca que compartí con unos pescadores a látigo y mosca en junio de 1997, con destino a un reportaje y un libro sobre actividades caravanistas. Inolvidables. Petonets.

      Eliminar
    5. COMENTARIO RESCATADO
      Dyhego ha comentado en "ANDABA YO TENDIDA EN LAS NUBES..."
      Hace 3 horas

      Ana: las nubes dan tantísimo juego. Como la danza, arte y efimeridad. Salu2.

      Eliminar
    6. DYHEGO. COMENTARIO RESCATADO
      Dyhego ha comentado "ANDABA YO TENDIDA EN LAS NUBES..."
      Hace 3 horas
      No sé por qué no ha aparecido el comentario. Un saludo en las nubes, Ana.

      Eliminar
  11. DYHEGO, no acaban de encontrar que le pasa. Y porqué unos sí entran y otros no. Mientras tanto, rescataremos los comentarios para dejar constancia de que están ahí. Disculpas y gracias.

    ResponderEliminar
  12. Otro post maravilloso! Las nubes me dan sensacion de inestabilidad y de eternidad. Nosotros pasamos, pero ellas son eternas y divinas.
    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué elementos tan poéticos, ¿verdad?
      Y qué buena manera de evadirse y llenarse de serenidad, la de tenderse y seguirlas. Un beso.

      Eliminar