A FONDO
Traer a las páginas de Gaudí y Más al doctor arquitecto Jordi Faulí i Oller, que ha sido nombrado Arquitecto
Coordinador y Director de las obras de la Sagrada Familia hace unos meses, ya se hacía imprescindible. Empezó allí su trabajo en 1990 a los 31 años, los mismos que tenía Antonio Gaudí en 1883 cuando se hizo cargo del proyecto, integrándose Faulí en el equipo constructor donde ha sido Adjunto al Director hasta llegar en la actualidad a comandar éste último periodo de la construcción del templo.
Le realicé dos
entrevistas entre 1998 y 2000, tiempos en que se unieron dos tramos de las cubiertas
del templo, y me describió gráficamente aquel momento decisivo de las obras con
el siguiente párrafo –...Y con esta
primera unión, aunque fuera tan sólo por un punto podríamos decir que un gato
hubiera podido cruzar por las alturas desde un lado del Templo al otro. Desde
la Fachada de La Pasión, a la del Nacimiento...
Sin duda aquel momento, trece años atrás, suponía un hito en el historial de las obras. Las previsiones de Faulí para el desarrollo de las siguientes etapas, leídas ahora son también de gran interés. Aprovecharemos para recordar sus respuestas de entonces además de actualizar su trayectoria hasta el presente.
Sin duda aquel momento, trece años atrás, suponía un hito en el historial de las obras. Las previsiones de Faulí para el desarrollo de las siguientes etapas, leídas ahora son también de gran interés. Aprovecharemos para recordar sus respuestas de entonces además de actualizar su trayectoria hasta el presente.
Jordi Faulí en la nave en obras. 2000 (A.Mª.F.) |
Ambas fachadas unidas por un tramo de la cubierta.1999. (A.Mª.F.) |
"LA PREVISIÓN ES ACABARLA EN 2026"
Publicado en Gaudí y Más. 2 de febrero de 2012 (*)
Jordi Faulí
nació en 1959 y estudió en Barcelona la carrera de arquitectura. Desde poco después
de su entrada en la Sagrada Familia ha sido el auténtico ejecutor y vigilante a jornada completa de
todo el concierto constructor del fin de siglo XX e inicio del actual. Inspector
incansable de las piedras que debían ser colocadas, moldes, esculturas y
composición de las masas, supervisando las manipulaciones de los obreros que
entre plantilla y empresas auxiliares, en este momento totalizan un buen número
de trabajadores.
Comparte la
Dirección Facultativa con los arquitectos Joan Margarit, José Gómez y Carles
Boixadé. Al iniciarse en la Oficina Técnica de las obras sólo eran 4 los componentes
y hoy son 34. Cuando hablé con él por primera vez sobre la fecha en que esperaba que se terminara el
templo, aventuró que sobre 2050. En declaraciones recientes tras su nombramiento, su previsión frisa en
acabarlo para 2026.
Para conocerlo un poco más, quizá el mejor perfil de su labor en las obras me la proporcionó un compañero suyo: - Una y otra vez
desde las ocho de la mañana hasta las siete de la tarde sube y baja recorriendo las obras, día a día, transmitiendo las órdenes de dirección y
tomando decisiones de esas que parecen mínimas pero que pueden ser la
diferencia entre que las obras se ralenticen o que fluyan con la suavidad del
aceite.
En Jordi Faulí lo
primero que llamó mi atención fue su apariencia física. Tiene un rostro franco,
barbudo e intemporal y de ser ciertas las descripciones del colorido de piel y
cabellos que se adjudican a Antonio Gaudí, tan sólo los ojos azules de Gaudí de los que
tanto se ha escrito, en contraste con los oscuros de Faulí, serían discordantes en su parecido. Porque el corte
del rostro, la determinación de su barbilla, el gesto de su boca, nos retrotraen a las fotografías del maestro. También la franqueza directa, su armazón rotunda a la vez que ligera
y esa forma de responder con una seguridad que no parece arrogancia, sino la
evidencia de que posee un conocimiento profundo y contrastado sobre el tema que
trata.
Jordi Faulí en la actualidad. (GinoSpera) |
Ana Mª en el mismo entorno, en 2001. Atención a la foto de la pared con el techo de la nave en obras. (Nos&Soto). Abajo aparece terminado |
Durante diez años Faulí ejerció como profesor de
Instituto en la asignatura de Física y posee una pedagogía que se agradece. En
ocasiones se ayuda con expresiones gráficas que envuelven de claridad los
conceptos haciéndolos asequibles a cualquier oyente, por ignorante que se sea
en la materia tratada. Por origen familiar no formaba parte del entramado
histórico/profesional del Templo, su padre era el periodista Josep Faulí,
primer director del diario en catalán AVUI.
Aparece la pregunta.
–¿Cómo
entró usted en las obras?
–Conocí a
quien era entonces el director porque los dos hemos tenido relación con el
escultismo (boy scouts). Es una actividad muy importante internacionalmente y
yo estuve muchos años con responsabilidades a nivel de Cataluña. Habíamos
hablado un par de veces, luego vino mi colaboración y de ahí como algo natural
surgió la proposición de que fuera su adjunto. Si, éste es un cargo de
confianza del Director. ¿El mecanismo para acceder? Pues hice una prueba y una
vez superada, entré aquí.
–La
polémica entre piedra y hormigón surge siempre que se habla de la Sagrada
Familia. Quisiera saber cual es su parecer en este apartado.
–Mire...
hay de todo. Quizás es bueno saber que ya en su tiempo Gaudí proyectó los
planos del Portal del Nacimiento en hormigón, esto es algo que empieza a
conocerse ahora. Seguramente Gaudí ya entró con esa condición, y la aceptó, de
trabajar en piedra los muros interiores y exteriores, rellenando los huecos con
mampostería. Ahora lo que hacemos en las partes inferiores de la nave es poner
piedra en el exterior y por dentro hormigón armado, lo mismo que en los ventanales,
el exterior en granito de Montjuïc y el interior de hormigón armado.
Dos imágenes de los techos de la nave en construcción tomadas en la plataforma utilizada por los trabajadores de la obra. En la superior, Jordi Faulí inspeccionando los acabados. 2000. (A.Mª.F.) |
-
Permítame una curiosidad. El hormigón tiene fecha de caducidad y la Sagrada
Familia es una obra que se ha pensado eterna, como las pirámides. Me gustaría conocer
su opinión sobre el material empleado.
Se encoge de
hombros y eleva la mano derecha hasta la altura de su barba, acariciándola.
Sus gestos son apacibles, su expresión inalterable. Tan sólo la variación del
volumen de su voz un tono más bajo podría indicar si la pregunta le ha removido
algo por dentro.
–Bueno...
Alto. Ahora mismo tenemos bastantes problemas con la piedra de muchas
catedrales. No, no existe ningún material que sea eterno. Piense que el
hormigón es una piedra hecha artificialmente –añade–, tampoco vamos a meternos en algo tan diferente. El hormigón, lo que
precisa, es que no le entre la humedad del exterior por las fisuras y llegue al
hierro. Y que no se produzca una carbonatación...
–Que podría llegar a la aluminosis...
–En primer
lugar una carbonatación. Que se puede producir si el hormigón está desprotegido.
Jordi Faulí avanza
las manos moldeando grandes bloques imaginarios, explicando:
–El armado
del interior de las columnas y de los ventanales es un armado resistente –explica
entrando en algo que se advierte ha estudiado a fondo -. Piense que si la normativa oficial sobre protección es de 4 0 5
centímetros, nosotros estamos muy por encima, a 12 o 14 centímetros. Cada
centímetro que está al interior supone bastantes años de vida. Los arquitectos
que llevan la dirección de estructuras han calculado que con este recubrimiento
pueden pasar unos 2.000 años antes de que empiece el deterioro.
–Por lo que entiendo, se están utilizando
diferentes materiales para los diferentes contactos.
–Sí. Primero, que las partes que van a ir
expuestas al exterior, a donde va a parar el agua, son todas de granito, de
piedra de Montjuïc. Las cubiertas, los ventanales, etc. Segundo. Que el problema del hormigón es que el hierro pueda llegar
a oxidarse. Pero protegiéndolo del exterior y poniendo inoxidable donde sea
preciso, se aseguran muchos más años. Tercero
y muy importante –concluye–,
cuanto más bueno sea el hormigón, cuanto más cemento tiene, él mismo se crea
una autodefensa. Y yo le puedo asegurar que en ese sentido todos podemos estar
muy tranquilos.
El arquitecto parece sopesar lo que va a añadir
–Es
importante que se sepa. Lo que quizás haría un contratista normal de ajustar el
horneo del cemento para ahorrarse un dinero, nunca lo vamos a hacer aquí. Al
contrario, aquí se es generoso con el cemento, con la calidad. Por lo tanto,
aunque sería absurdo asegurar que no pueda haber problemas, se han puesto todos
los medios para evitarlos.
La austeridad del estudio
es más que monástica, eremita. Con la mesa oscura y maciza comparten decoración
dos sillas. Una vitrina, más dos planos y un dibujo clavados en la pared con
chinchetas, completan la instalación. Unas ventanas en lo alto justo en el
límite con el techo de cinco metros aportan una claridad exenta de sol, dejando
ver una torre del templo abandonada a la belleza de la tarde envuelta en la
suavidad del aire. El sol de un mediodía calmoso empieza a dorar los campanarios
cuando me intereso por su previsión para la terminación de las obras, y una
sonrisa que encierra los conocimientos profundos de estas piedras acompaña el
desarrollo de la respuesta:
–La
entrada de los materiales se hace por el gran portón de la calle Mallorca donde
más adelante estará la fachada de La Gloria, todos los camiones entran por ahí.
Por tanto, primero se acabarán las obras del interior, después las cubiertas de
las torres centrales y después, por último, cuando la torre central esté hasta
arriba, a 170 metros (y ochocientos escalones), le llegará el turno a la
fachada principal de La Gloria. Por eso es obvio que esta será la última obra.
Así, que... ¿Una fecha aproximada para su comienzo? Pues... sí... creo que
podrá empezarse dentro de... unos cuarenta años. Y otros diez por lo menos para
acabar de construirse. Cuente unos cincuenta años para acabarse, si todo va
bien.
Sigue una pausa. Si la respuesta ha sido
hecha con el ánimo de impactar, lo ha conseguido. Por lo que pide una nueva
pregunta:
–Ese espacio de tiempo parece un poco
largo. La demora se debe al tema económico?
–No
exactamente. Se podría construir el doble de rápido con el doble de dinero,
pero si se recaudasen diez veces más fondos, no se acortaría en diez veces el
tiempo necesario para terminarlo, porque se precisa un espacio para la
logística, para el movimiento.
–Usted que está en plena edad creativa,
¿cómo lleva el trabajar en una obra en la que, al menos desde fuera, todo
parece estar condicionado a un patrón único? –la pregunta surge a partir de
revisar los dibujos de las actuales partes de la construcción en marcha.
–Es...
una opción que yo también me he planteado, claro. Piense que aparte de mi
trabajo aquí, tan sólo tengo en mi currículum la construcción de un chalet y
una intervención en una iglesia de Vic. Pero estoy muy contento de ser parte
del equipo que construye la Sagrada Familia, esto también exige una importante
vertiente creativa, no crea, aunque como usted asegura con razón, desde fuera
no se contemple. No lo es en el sentido de que exista un cliente que te pida un
determinado espacio. Pero el interpretar lo que dejó Gaudí para a partir de su
razón geométrica y de proporciones, crear elementos nuevos de su misma fuente,
es un esfuerzo de inventiva muy interesante, muy importante. Ahora se está
construyendo la nave principal y eso exige ajustes continuos, soluciones tanto
ajustadas como definitivas que sean lo más lógicas posibles. Y a la vez, desde
el punto de vista formal, pide que tengan una continuación estética y consecuente
con lo que Gaudí formuló. Ese es el peñón global. Además...
Imágenes de varias etapas del interior 1980-2000
(A. Mª. Ferrin)
Se relaja echándose hacia atrás en la silla y cruzando las piernas. Sus manos subrayan expresivamente sus palabras.
–...no
olvidemos que siempre que se construye, sea la creación que sea, por muy
revolucionaria que parezca siempre partimos de unas reglas compositivas que
alguien dejó antes que nosotros. Y a partir de ahí, siempre acaba diseñándose
algo nuevo. Las bóvedas se inician a partir de las leyes que Gaudí dejó y luego
se han de transportar aplicándolas a los elementos que estaban menos definidos,
hasta concretarlos.
–De lo ya construido, ¿cambiaría algo?
Sosiego.
–Lo
hecho, hecho está. Nunca me lo he planteado –es su respuesta-. Además, ésa era
la idea de Gaudí. A él no le gustaba mucho la cripta que encontró empezada ¿y
qué hizo? Pues la transformó, la mejoró, pero no la cambió. Un ejemplo de la
política que se ha llevado aquí desde siempre es la columna colocada dentro del
Templo en 1956. Por calidad de diseño y ejecución es muy inferior a todo lo que
se ha hecho después contando con la ayuda de los ordenadores. Pues la decisión
de la Junta fue la de dejarla como testimonio.
–Y ahí está.
–Sí,
ahí está y es historia. Hubo mucha gente que le dedicó muchas horas a esa
columna, que puso todo el entusiasmo de que era capaz, y eso merece un respeto.
Después de todo, ¿quién sabe si otro lo hubiera hecho mejor? Por todo el templo
puede ver muchos ejemplos de esa valentía que han necesitado a veces los
profesionales, para atreverse a materializar volúmenes inéditos y originales
como el de esa columna.
(La tesis con que se doctoró en 2009 trataba precisamente de la continuidad y composición de las columnas y bóvedas de la Sagrada Familia)
(La tesis con que se doctoró en 2009 trataba precisamente de la continuidad y composición de las columnas y bóvedas de la Sagrada Familia)
–Las esculturas de La Pasión... Me gustaría
que me hablara de la obra de Josep Mª Subirachs.
–Y cual es su valoración personal, ¿le
gusta?
–Sí
que me gusta. Es una obra original, unas esculturas me parecen mejores que
otras, claro. Las que componen la Santa Cena, por ejemplo, son de las que más
me gustan. Esto ya es una simple opinión, ¿eh?
– Los ataques que se le han hecho a
Subirachs, ¿qué juicio le merecen?
–Aquí
tenemos dos campos muy diferentes –cruza los brazos y levanta el rostro
dirigiendo la mirada al techo. Tras unos instantes, con expresión reflexiva, añade–: Una cosa es la crítica de un
hecho artístico que debe hacerse con plena libertad de expresión y otra,
incorrecta y poco defendible a mi modo de ver, es que se dirijan ataques a la
persona. A mí eso me parece de muy mal gusto y no enfocado al hecho cultural en
sí. Quién sabe si también hubo intereses y envidias hacia el encargo conseguido
por Josep María Subirachs.
La entrevista tocaba a su fin y no podía dejar de hacerle la pregunta que me estuvo rondando durante buena parte del encuentro:
- Para terminar señor Faulí, permítame satisfacer una curiosidad, ¿No ha pensado nunca dedicarse a la política?
- Para terminar señor Faulí, permítame satisfacer una curiosidad, ¿No ha pensado nunca dedicarse a la política?
El arquitecto abre más los ojos con
expresión sorprendida, pero ésa es toda la reacción que acusa. Una vez más, va
directo al asunto:
–Es
curioso lo que dice porque esta idea no la había explicado prácticamente a
nadie –por primera vez en toda la conversación, su rostro se muestra
divertido-. Mire. En mi vida he tenido
dos dedicaciones, la de profesor, que compaginé con mis estudios, y la de
arquitecto. Pero le diré que sí, alguna vez se me ha pasado
por la cabeza dedicarme a la política porque me parece que hay muchas cosas por
hacer. Pero a estas alturas me parece que ya no podrá ser, que quedará –aquí
aparece francamente la sonrisa–, para
otra vida.
–Hombre, no diga usted eso –le respondo-.
Es usted un hombre joven. Y una vocación de servicio, bien llevada, es una
ocupación muy digna e interesante.
–Estoy
muy de acuerdo con eso. Yo también pienso así, que es muy digna y además muy
difícil. Porque hacerlo éticamente, de una manera correcta sin aceptar ningún
tipo de presión, debe ser muy duro. Y examinado diariamente por la prensa...
Pero bueno, quién sabe lo que nos depara el futuro, ¿O no? –concluye,
levantando las cejas a la vez que los hombros y dejando en el aire el interrogante.
Eso, quien sabe lo que le deparará el futuro a Jordi Faulí i Oller. Lo real es que en éstos días se encuentra al frente de la construcción del espacio de veinte metros de altura que será la base de la torre dedicada a Jesucristo, que con sus 172,50 metros será la mayor de las 18 con que contará el templo. Lo real aquí y ahora es que nos encontramos ante el Arquitecto Director que posiblemente colocará la última piedra de la Sagrada Familia.
Enhorabuena.
Enhorabuena.
Ana Mª Ferrin
(*) Entrevista completa y perfil de Jordi Faulí en el libro de Ana Mª Ferrin, GAUDÍ. LA HUELLA DEL GENIO: http://amf2010blog.blogspot.com.es/2001/07/gaudi-la-huella-del-genio-sinopsis.html
Es impresionante la sensacion que provoca mirar hacia arriba y la envidio por haber estado alla arriba ¡¡en lo alto de todo!!!.. Como siempre me gustan sus fotos
ResponderEliminarEsa bella catedral tendra siempre un luga muy especial en mi corazon
La he visto cuando pequeña con mis padres y ahora con mi marido y mis niños y espero poder verla acabada con toda mi familia.
Si lo ve en persona dele tambien mi felicitacion al señor Faudí que es verdad que se parece mucho a Gaudi.
Hola, María. Es cierto lo que dice además de insólito. Cuántas personas hemos crecido pudiendo ver como se levantaba algo tan magnífico que aporta un río de ingresos a la ciudad y sin que le costara nada al contribuyente, pues desde el comienzo se ha construido exclusivamente gracias a las aportaciones de quienes admirando ese proyecto han tenido a bien hacerlas y así sigue.
EliminarConocer de primera mano los proyectos de la cabeza pensante de una magna obra como la Sagrada Familia es un verdadero placer. A traves de esta entrevista podemos entrever un poco la personalidad de Faulí, un arquitecto sobre cuyos hombros se ha depositado el inmenso honor (y también la responsabilidad) de acabar la gran obra de Gaudí. Y creo que la elección ha sido acertada. Gaudí hubiera aprobado, pienso yo, el trabajo diario y esforzado de todos los hombres y mujeres que harán culminar la Sagrada Familia, porque creo que él valoraba a todo su equipo como si de una sola persona se tratase, desde el carretillero hasta su ayudante más próximo.
ResponderEliminarUn saludo
Has enlazado tu escrito con algo que aprecio mucho en la vida y a lo que sin mencionarlo se refería Faulí al hablar de sus antecesores en las obras. El respeto.
EliminarEl respeto a la entrega de la serie de arquitectos y de tantos operarios que se esforzaron al máximo durante un siglo y medio, siempre moviéndose en el filo de la penuria económica para hacer realidad la utopía de un genio.
La alusión que el nuevo Director de las obras le dedicaba a esa columna, destacando que aunque hoy con los adelantos y la tesorería impresionante de que disponen podría mejorarse, pero que él considera obligado dejarla como está respetando el esfuerzo con que sus autores lograron levantarla, retrata sus valores.