Continúa...
La cámara del recuerdo
rebobina, da marcha atrás y consulta el guión de los comienzos, a saber: Estamos
en 1872...
Estamos en 1872 y acaba de morir Joan Güell i Ferrer, uno de esos españoles
emprendedores que había cruzado varias veces Europa y el Atlántico
desde su natal Torredembarra, hasta Cuba y Santo Domingo, trayendo al volver a Barcelona el empuje empresarial de raza. Su pasado esclavista de
los primeros tiempos tras estudiar náutica, había quedado atrás, borrado por la
importante actividad empresarial desarrollada desde su vuelta a la ciudad
catalana a mediados de 1830, donde aplicando
los métodos industriales que había conocido en sus viajes por Inglaterra y Estados Unidos fundaría en
1840 la pequeña fábrica de tejidos Güell, Ramis y Cía en el pueblo de Sants. Extramuros de Barcelona, por
esos años aún amurallada.
Don Eusebio Güell Bacigalupi en su juventud. |
Textil de Eusebio Güell en la Colonia. Hoy es un centro de eventos privados, sin visitas turísticas (EnriqueFreire) |
El padre de Eusebio Güell, Dº Joan Güell Ferrer |
Primitiva fábrica textil de Joan Güell en Sants. Güell, Ramis y Cía. Conocida por El Vapor Vell. (w110.bcn.cat) |
EUSEBIO GÜELL. EMPRESARIO Y MECENAS
Publicado en Gaudí y Más. 1 de noviembre de 2014
La nueva fábrica llamada popularmente Vapor Vell, se convirtió en la locomotora industrial del país. No solo hilaba el algodón en rama que entraba en sus muelles de carga, también continuaba el proceso de producción tiñendo y aprestando la pana y el terciopelo con un perfecto acabado de calidad. La especialización de los obreros era también su fuerza y con ella llegaron en 1855 a la primera huelga general de la industria catalana, que en el Vapor Vell se saldó con el asesinato de su director, J. Sol i Padrís. Tranquilizadas las aguas se volvió al trabajo, pero Joan Güell, el antiguo indiano, había aprendido la lección y lo mismo que había sabido adaptar el sistema productivo inglés, ahora se imponía aprovechar la experiencia social de otros países europeos que ya habían sufrido el sarampión de los desórdenes.
Dos imágenes de Ferrán Alsina Parellada. En fotografía de juventud, y ya en su madurez, en el busto obra de Eduard Alentorn que se encuentra en el MNACTEC de Tarrasa. |
Diversos grupos de viviendas en la Colonia Güell (A.Mª.F. y varios autores) |
Viviendas. El la primera por la derecha, hoy en venta, se encontraba el antiguo comedor. Hoy se celebran los casamientos civiles. (latribunadelberguedá) |
Los nombres de las calles hacen referencia a personajes de la Colonia (A.Mª.F.) |
Título de participación en La Colonia Güell. (gaudicoloniaguell.org) |
Con este nuevo lanzamiento que generó importantes demandas, las instalaciones del Vapor Vell de Sants pronto serían insuficientes. Siempre solían instalarse las colonias junto al cauce de un río que pudiese aportar la energía hidráulica, necesaria para impulsar el mecanismo del motor central. En Santa Coloma de Cervelló, a 20 kilómetros de Barcelona, el empresario adquirió en 1860 una finca agrícola de 170 Ha. de terreno delimitado por el río Llobregat y las rieras de Julià y Soler, con el cercano abrigo de las montañas. Nacía el proyecto de la Colonia Güell.
Convertida en la nueva razón social, Parellada, Flaquer y Cía, la colonia iba a ser fundada en 1890 por Eusebio Güell en los terrenos adquiridos treinta años antes por el patriarca de la familia. El empresario intentó acogerse a los beneficios fiscales que la ley de 1868 preveía para este tipo de instalaciones pero no lo consiguió. No hay referencias del porqué de este dato, sólo sabemos que al contrario de las casi ochenta fábricas que punteaban los ríos Llobregat, Ter y Cardener, la energía de la nueva empresa la proporcionaba el carbón, no la corriente hidráulica.
Ana Mª Ferrin
Convertida en la nueva razón social, Parellada, Flaquer y Cía, la colonia iba a ser fundada en 1890 por Eusebio Güell en los terrenos adquiridos treinta años antes por el patriarca de la familia. El empresario intentó acogerse a los beneficios fiscales que la ley de 1868 preveía para este tipo de instalaciones pero no lo consiguió. No hay referencias del porqué de este dato, sólo sabemos que al contrario de las casi ochenta fábricas que punteaban los ríos Llobregat, Ter y Cardener, la energía de la nueva empresa la proporcionaba el carbón, no la corriente hidráulica.
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Ese afán por dotar el entorno de la fábrica de infraestructuras y viviendas encaja con los mejores ejemplos europeos de filantropía patronal, un "humanismo" paternalista interesado en crear vínculos positivos con los trabajadores. Buena vista empresarial, que diríamos hoy.
ResponderEliminarUn saludo.
Si lo piensas, es una táctica que suele dar buen resultado. En todos los órdenes, los “listos” que van por la vida avasallando tienen su chispa de esplendor al principio, pero raramente acaban bien.
EliminarNo hablo de moral, es pura experiencia.
Querida Ana María, la historia, relatada como lo haces, con la normalidad de hechos importantes y sin los consabidos rencores que siempre se han producido al repasarla, es un ejemplo para un estudio muy pormenorizado de hechos, muchas veces, alterados hacia la dirección interesada en relatarlos. La preocupación por el estudio de la planificación de una industria con muchos trabajadores suponía para los empresarios viajes e incluso algún que otro espionaje de guante blanco. Mereció la pena para ellos y para los trabajadores, La correcta interacción entre diversas máquinas podía producir un trabajo monótono pero era imprescindible para que la producción aumentase cuando las complejas maquinarias, para esta época, obligaban la formación de especialistas y realizar su trabajo de forma convergente hacia el producto final. Las colonias que se establecieron alrededor de la industria, si bien limitaban la movilidad de las familias trabajadoras, favorecían con su cercanía los duros horarios y turnos que beneficiaban la producción. Creo que estos beneficios, siempre mejores para el empresario, qué duda cabe, también supusieron un nivel de bienestar para los trabajadores muy superior al resto de profesiones que se realizaban en la época. Ello condujo a una riqueza que, a pesar de la lucha continua de clases sociales, mejoró notablemente esta región con respecto al resto de la España agrícola y produjo la inmensa emigración y especialización de trabajadores que no habían poseído la fortuna de saber lo que era una industria. La cuestión es sopesar en una balanza si el método empleado por los empresarios y el aumento de bienestar de los trabajadores es equilibrado y no una explotación encubierta en un beneficioso altruismo encubierto. Creo que el fiel de la balanza estaba bastante perpendicular como para deducir que ambos alcanzaron un beneficio común. La racionalización de la industria absorbió a miles de inmigrantes que llegaron sin conocimientos y lograron ayudar a levantar el único rincón industrial serio de España. La labor de estos empresarios, que obviamente se beneficiaban de las inversiones realizadas, marcó una época y diferenció notablemente su visión hacia el futuro del resto del país. Excelente estilo y pormenorizado detalles que nos trasladan hasta esos días.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida Anamaría.
Como pequeña y sufridora empresaria, querido Antonio, cuánta razón tienes.
EliminarEl triunfo de conseguir que un técnico considere un orgullo, que el producto fabricado por su grupo adquiera el marchamo de la excelencia, como pasó con los textiles de Güell, es el mayor éxito a que puede aspirar un empresario que ha puesto lo que tiene y lo que no, en la aventura de sacar adelante un proyecto.
Porque analizado a fondo, ese resultado final estará enraizado profundamente en el trato y la consideración que reciba el trabajador, tanto económico como humano. Haciéndole sentir que él es parte vital del proceso que consigue calidad para una marca, implicándose.
Las técnicas laborales agresivas con que tantas empresas han atornillado a sus empleados, cosificándolos, maltratándolos, serán rentables para un guión de Hollywood, pero está demostrado que no resisten el más mínimo contratiempo laboral. De ahí que admire a Güell hijo, que supo hacer fortuna y a la vez dar una lección humanística.
En cuanto a Papá Joan Güell, ése ya era harina de otro costal
Cuánto me recuerdan estos proyectos industriales a lo que se hacía en bëjar, sólo que aquí a pequeña escala. En cierta forma si lo pensamos bien, Béjar, su casco urbano, era la gran colonia de la que se abastecían las fábricas situadas junto al río, hoy día la mayoría cerradas.
ResponderEliminarAquí no tuvimos indianos, como aquellos intrépidos jóvenes que se marchaban con muchas ilusiones y poco dinero, y que volvían con sus sueños convertidos en realidad y ganas de nuevos proyectos industriales. Las diferencia entre aquellos hombres y los de hoy día, es que hay pocos que dediquen su tiempo y dinero a crear empresas que supongan el salario de cientos de personas. Ahora se sientan tranquilos a vivir de las rentas.
Un beso
Estoy segura de que hoy mismo, tanto en Béjar como en Barcelona, hay gente que desearía arriesgarse con una buena idea.
EliminarY has tocado algo tan importante, que en cuanto pueda comentaremos en una entrada algo sobre la aventura que significa la creación de una empresa y la gran importancia de tener Gobiernos nacionales y locales, dirigidos por Gestores experimentados, honestos y con visión de futuro, que faciliten el despegue del pequeño empresario dándole alas para prosperar. Es increíble que para la apertura de un mismo negocio, en otros países europeos baste con un único permiso prácticamente gratuito y quien lo inicia reciba todo tipo de apoyos y créditos, acompañados en muchos casos del espacio gratuito para iniciar la actividad durante un tiempo, y aquí, hablo de Barcelona, tener una iniciativa convierte a quien pretende emprenderla, en un Ulises solitario al que acechan infinidad de peligros en forma de demoras inexplicables en la concesión del permiso, normativas de obras banales pero obligatorias, y tasas que se van multiplicando. Eso sí, siempre que no pertenezcas a una serie de colectivos, léase orientales, y demás etc’s.
Y no sigo, que me pierdo.
Conforme con lo dicho sobre los beneficios para todos de la colonia, quedo muy pensativo sobre el origen de esos capitales. Los indianos fueron importante pieza en el desarrollo industrial. Ellos con su dinero fundaron sociedades y negocios y plagaron España de artísticas casonas o palacios que aún disfrutamos, pero usted lo apunta, el enriquecimiento primero de aquellos arriesgados emprendedores en América -y hay que comprender el contexto histórico- en más de un caso fue logrado con su propio sudor, sí, pero también con la sangre de otros. Los aires de grandeza de aquellos retornados, gente inquieta, con los bolsillos llenos, pero ávidos de poder, el que habían tenido allá, y la apetencia por algún título nobiliarios es prueba de su vanidad. No me malinterprete, que lo cortés no quita lo valiente. Las cosas eran así en el siglo XIX y primeras décadas del XX, No hay más que conocer un poco la historia del siglo XIX española y también mundial.
ResponderEliminarUna excelente entrada, en realidad toda la serie.
Un saludo.
Querido DLT, rara es la fortuna, de esas desmesuradas que nacieron en el XIX en las colonias, cuya raíz no esté contaminada con episodios de esclavismo, que supongo es a lo que usted se refiere.
EliminarEstoy de acuerdo en que por indigno que hoy lo consideremos, eso no quita que los hombres que hicieron fortuna en tal ambiente debieron ser arriesgados e inteligentes para salir con vida de la aventura.
No olvidemos que en esa época la práctica era general y no estaba mal visto dedicarse a ella, ni en Europa ni E.E.U.U., ni en los países árabes.
Triste, pero la Historia es la que es y hay que asumirla.