Al visitar una muestra de pintores pertenecientes a los dos pasados siglos del conglomerado ruso-soviético, quedé impactada por la intensa mirada de los retratados. Mientras recorría la sala, recordé la respuesta que me dio uno de mis hijos tras los varios viajes que hizo a Moscú durante un par de años. -¿Qué tal es la gente?-, le pregunté un día. Su respuesta fue: -Suelen ser educados. Pero casi todos tienen cara de sospechosos, de esconder algún secreto.
Su comentario me ha parecido un buen punto de partida para referirme hoy al toque sutil del maestro que consigue una mirada creíble. Pide talento y oficio. Es una
especialidad dentro de la técnica pictórica que poseen algunos artistas como Velázquez en su Papa Inocencio X, cuya fijeza intimida al genio sevillano con un efectivo: Cuidado con lo que haces. Tú mismo...
En ese campo los ucranianos y eslavos en general ocupan un lugar preferente por la abundancia de ejemplos. Citaremos varios varones, Olexandr Murashko, Ilya Repin, Boris Grigoriev, Ivan Brodsky, Boris Kustodiev, y a dos mujeres, María Bashkirtseff y Zinaida Serebriakova. Con su precisión fotográfica nos servirán de guía para atrapar la fijazón de unos ojos que airean la biografía de cada individuo. Instantes de ojeo que nos introducen hasta el tuétano de esos pueblos fríos y ardientes, tanto como el mejor tomo de Dostoyevsky.
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Autorretrato del pintor Boris Dimitrievich Grigoriev |
EL OJO Y SU EMANACIÓN LUMINOSA
Publicado en Gaudí y Más. 18 de noviembre de 2017
Un joven revolucionario de tiempos turbulentos. Decepción. Hambre y desilusión. Nobleza de carácter.
Lenin sonríe apartando cuatro líneas, gato después de engullir un ratón, mientras en la calle se mueven las masas. Poder, Autoridad, Mando, Astucia. Pintores báquicos o desencantados. Cuerpos que son el mejor testimonio del fracaso de un sistema político. Vicio y Glamour. Desesperación. Expectación ante el futuro. Artistas ancianos y dignos que han visto mucho y no se fían de nadie, empezando por el mismo retratista.
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El novelista Vsevolod Garshing por Ilya Repin |
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Alecsey Pisemsky, novelista, por Repin |
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El compositor Mussorgsky, por Repin |
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El químico y científico Dimitry Mendeleyev, por Repin |
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Mikhail Kuzmin, poeta, por A. Ya. Golovin |
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En el Ateneo, por Grigoriev |
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El Viejo Maestro, por Murashko |
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El pintor Yefin Volkov, por Murashko. Atención a las manos. |
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Lenin, por Iván Brodsky |
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El pintor Ivan Kramskoy, por Ilya Repin |
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El diseñador escénico e ilustrador, Ivan Bilibin, por Boris Kustodiev |
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El paisajista y reputado profesor de Arte, Jan Stanislawsky, por Wispiansky |
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El empresario y promotor de los Ballets Rusos, Sergei Djagiliev, por Wispiansky |
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El cuadro de Konchalovsky, del director teatral Vsevolod Meyerhold |
Infancia. El niño que oye crecer la hierba, la niña que sabe demasiado. Una observadora, otra aburrida. El bebé que expresa con los ojos su hambre de vida.
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La reunión, por María Bashkirttseva. Atención a la mirada del protagonista central. |
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Tatiana Alexander, por Murashko |
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Darenka, por Mikailovich |
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El primogénito Vladimir, por Murashko |
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La niña con el perro, por Murashko |
Mujeres. De la conquista adolescente, a la enamorada. Actrices y meretrices con poderío. Damas de café. Damas con mando y otras que claudicaron a la pena resignada para sumergirse en su propio mundo.
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En el tocador. Autoretrato de Zinaida Serebriakova, la más importante pintora rusa de antes de la Revolución. |
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La actriz Zinaida Grippius, por Leo Bakst |
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Retrato de Julia, por Vadin Suborov |
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Retrato de Julia, por Franciszek Zmurko |
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La mujer de negro, por Murashko |
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Ana Sergieva, por Grigoriev |
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Mujer tejiendo, de Grigoriev |
Finalizando con el padre vencido que vuelve de la guerra o el presidio, cuando ya nadie lo esperaba. Excepcional lienzo del pintor Ilya Rapin cuyo nombre es ese precisamente: Ya no lo esperaban.
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"Ya no lo esperaban", de Ilya Rapin. Cinco rostros cuya expresión nos cuenta cinco sentimientos ante una misma sorpresa. |
Ana Mª Ferrin
¡Formidable galería de expresiones, valederas por miles de palabras, Ana María!
ResponderEliminarTambién me hizo pensar mucho la rotunda respuesta de tu hijo, inserta en la introducción.
Un beso.
Pocos pueblos tan dominados como el ruso. Con esa historia, preparados y con buenos cerebros, es normal que cada cabeza guarde tanto equipaje que se les desborde por los ojos.
EliminarBuena semana, Esteban.
Magnífica selección, tal y como nos tienes acostumbrados. Desde la perspectiva de mi ignorancia en arte, observo que en la mayoría de los casos la mirada es esquinada, que no esquiva, lo cuál me lleva a pensar si pudiera ser una razón para darle más fuerza o intensidad.
ResponderEliminarSaludos y buena semana
De ignorancia, nada, Pilar. Una vez terminada y expuesta, la obra también pertenece al observador, cuya opinión tiene mucho valor porque siempre es única, como la tuya.
EliminarBuena también para ti.
La historia siempre los trató con dureza. No es de extrañar esa cara de desconfianza o esa cerrazón a contarlo todo.
ResponderEliminarUn saludo.
Desde luego, entre zares y zarecillos, gulags y mafias que silencian su gran potencial, la verdadera historia del pueblo ruso aún está por contar. Espero vivir lo suficiente para presenciar su eclosión.
EliminarSaludos.
Magnificas pinturas para recrear la vista Ana, algunas con miradas inquietantes. Gracias por compartirlas.
ResponderEliminarBesos.
Lo que expresan sus miradas me gustaría escucharlo de los protagonistas. A ver si llegamos a tiempo, Conchi.
EliminarUna maravilla de pinturas, he disfrutado mucho viéndolas.Besicos
ResponderEliminarHola, Charo.
EliminarCon lo observadora que eres, seguro que cada protagonista te está dando material para una reflexión.
Una muestra muy interesante. PIntores y retratos desconocidos para mi...Mirada recelosa, desconfiada...penetrante...
ResponderEliminarBesos
Son actitudes que piden una novela diferente para cada uno.
EliminarDesentrañar sus porqués, sus motivaciones, no sería mal ejercicio para un médico...
Lo cierto es que tanto la pintura como la mirada tienen una fuerza impresionante.
ResponderEliminarIgual es por la represión de la dictadura y la amenaza continua que supone el sistema imperante.
Yo pasaría mucho miedo.
No conozco o no recuerdo conocer a los pintores que has mencionado
Creo que los voy a buscar por internet.
Un abrazo.
Creo que la he fastidiado. Al principio no había visto las pinturas que siguen y su mirada.
EliminarMe doy por vencida, Ana María.
Ya los tengo aquí.
Ha sido un gran trabajo el tuyo.
Un abrazo.
Tú sabes del tema. Recuerdo un retrato tuyo, “Silvia”, donde la protagonista tiene una profunda mirada hacia el interior.
EliminarPienso en el cruce de pensamientos que se produce entre autor y retratado. Un abrazo.
Qué impresionante galería de personajes y miradas. Yo que creo en la bondad, y esperanzada, me quedo con la mirada apenas estrenada y limpia de El primogénito Vladimir.
ResponderEliminarY muchas gracias por tu cariñosa bienvenida.
ResponderEliminarGracias a ti. Cuando encuentras alguien adulto con mirada confiada dan ganas de felicitarlo, porque la vida debe haberle tratado muy bien. No olvidemos que, de origen, todos, hasta el inquietante del primer retrato, tenía los ojos del primogénito Vladimir.
EliminarSaludos.
La estructura de tu publicación, Anamaría, me parece tan acertada como eficaz para expresar lo que sentías cuando admirabas el arte de estos pintores de personajes que, sí, pareciese que esconden algo, son recatados y miran de soslayo, como expresa tu hijo y estoy de acuerdo con él. Los polacos, para mí, parecen tener cara de prisioneros. Es curioso estos pequeños toques gestuales que han quedado impresos en nuestras apreciaciones y sus caras, posiblemente, por su oprigen, lo que han luchado y sufrido. Nos muestras una gran colección de retratos que merecen ser conocidos y estudiados y esto es muy de agradecer. Siempre aprendemos de ti y esto es mi gran ilusión al leerte. Un abrazo, querida amiga.
ResponderEliminarTu comentario sobre los personajes polacos me ha llamado la atención, eso de "cara de prisioneros" es fuerte.
EliminarPero como su historia es de tanta valentía, la de una lucha constante por encontrarse encajonados entre dos potencias tan apabullantes como la alemana y la rusa, lo veo lógico.
Ya me has dado motivos para otra búsqueda. Otro para ti.
Pues algunos de los retratados que nos muestras sí tienen cara de sospechosos, sobre todo los primeros ejemplos. Pero no se puede decir lo mismo de las esplendorosas mujeres que los continúan. La pintura del ámbito soviético es una gran desconocida por estos lares. Esperemos que sea descubierta poco a poco.
ResponderEliminarUn beso
La expresión de sus ojos es la que nos indica qué diversas actitudes poseen las mujeres retratadas, así como su fuerza o decepción ante la vida que llevan.
EliminarEn su última obra mostrada, Grigoriev se sirve de unos pocos elementos para contarnos la historia de un ama de casa; los pulcros utensilios de cocina, esa labor que no interrumpe aunque la entorpezca una uña dañada, más su mirada ausente, nos indican que a pesar de no ser una anciana ya no espera nada del futuro.
Así lo veo, Carmen.
Tenía bastante libros de pintores rusos que tuve que dejar en mi traslado, con lo cual he podido disfrutar de tu entrada.
ResponderEliminarEs cierto el comentario de tu hijo, son amables pero sonríen poco.
Un abrazo.
Espero que aunque no los llevases contigo sigas teniéndolos.
EliminarDeshacerse de libros es algo que una siempre acaba lamentando.
Y un beso, MariPi.
Aunque mi comentario no corresponda a los Pintores eslavos y la mirada, no me puedo resistir a hacerlo.
ResponderEliminarDe niña viví en León unos años, donde mi padre estaba destinado. Al bucear en este Blog me he encontrado con el trabajo sobre la Casa Botines y me ha llevado a esa infancia algo lejana ya y al recuerdo de la Casa de las hadas, como la llamábamos. Mi padre, un magnífico inventor de cuentos para sus hijos, siempre tenía una maravillosa historia que contarnos cuando pasábamos, muy a menudo, por tan sugerente edificio tan propio para fabular con princesas, dragones, príncipes...Hoy lo he visto a través de los ojos de Ana María de en todo su valor artístico, y a mí además me ha trasladado a bonitos recuerdos de infancia. Gracias
Buenos días.
EliminarGracias por compartir ese tesoro que son los recuerdos infantiles que tanta imaginación pueden llegar a provocar. Veo que debimos merendar lo mismo, porque mi querida Tía Lola también nos sumergía entre castillos y hadas. En mi caso con el decorado del barrio gótico de Barcelona y sus palacios y templos.
Hay niños afortunados, Conchi.
Impresionantes pinturas.
ResponderEliminarUn recorrido fabuloso y muy interesante.
Muchas gracias.
Un beso
Amalia, recuerdo tu post sobre Fernando Rey.
EliminarQué bien hubiera interpretado él a uno de estos personajes.
Un abrazo pre navideño.
Que maravilla!
ResponderEliminarEn la mano del pintor, las miradas cobran vida propia.
GRacias por compartir.
Saludos.
Qué suerte poder llevar al lienzo esa mirada que un día vimos y nos llamó la atención.
EliminarMuy bella tu segunda frase, Adriana.
Esta tua postagem, Ana, "Los Pintores eslavo y la Mirada", com a apresentação que fazes, seguida de várias pinturas desses artistas extraordinários, é para ser vista uma primeira vez e depois aqui retornar outras vezes mais para rever essas obras grandiosas.
ResponderEliminarGostei muito, querida amiga.
Um abraço.
Pedro
Pedro, usted que tan bien sabe captar las escenas, seguro que muchas de estas expresiones las habrá visto a su alrededor. Son universales.
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