Foto cabecera

Sant Quentin S-S - copia "SAN QUINTIN sur Sioule" Auvernia, Francia. Lugar de los antepasados de Antonio Gaudí.



ADIÓS, AMIGO



                                                                                             

... Era valiente con los valientes,

y no lo había con más nobleza.

Había que verlo cuando jugaba,

con mis chiquillos en La Dehesa.

No habrá otro perro como mi perro

                                                                 JOSÉ DEL VALLE  DOMÍNGUEZ. "Mi perro". Fragmento

                          


Tony con sus amigos


PARA QUIEN SEPA LEER EL CARIÑO

Publicado en Gaudí y Más. 26 de febrero de 2022


                                              No debe compararse a un animal con una persona, dicen, pero quienes esto afirman quizás ignoren que gran cantidad de seres llamados “personas” jamás conseguirán siquiera parecerse a la hombría de bien de mi perro Tony.


                                           Acabamos de sacrificarlo para evitarle los dolores provocados por una artrosis terminal que le hacía devorarse las patas delanteras y, ya en sus últimos días, le impedían siquiera arrastrarse hacia la terraza para hacer sus necesidades.

  Yo sé bien que este último año lo ha vivido de prestado; la degeneración de su dolencia se había ido llevando mordisco a mordisco su alegría de vivir. Todo empezó con la maldita operación de ligamentos practicada por aquel indigno profesional que olfateó un gran cariño y aceptables recursos en los dueños del animal y se embarcó alegremente en una intervención tras otra.

  “Ahora pongo clavos, ahora los quito, ahora unos ligamentos de nylon. Después le provoco una fístula, más tarde se la opero una vez, y otra, y otra vez más...”, hasta poner a nuestro amigo al borde de la locura por el temor y el sufrimiento. Todo hasta proponernos la que iba a ser su última intervención. Aquello provocó un serio enfrentamiento, y para el individuo la sequía de nuestros ahorros que él suponía eternos.

 

                                    En aquellos días desesperados la suerte nos puso delante un veterinario con mayúscula. Él inició un tratamiento que podía parecer sanguinario, consistente, según nos aseguró, en introducir una jeringa de yodo con antibióticos y otros medicamentos por el orificio abierto de la fístula, directamente hasta la raíz. Sorpresivamente, ante nuestros ojos el desahuciado fue mejorando pasito a pasito, hasta volver a convertirse en el risueño compañero de siempre.

  Pero, amigo, tus caderas habían quedado tocadas y ya nunca volviste a ser aquel ágil saltador que, como Nijinski, desafiaba las leyes físicas de la naturaleza, pero eso no quitaba para que tu planta majestuosa siguiera admirando a la gente. Y así seguiste hasta el último día, Tony.

   Como un príncipe levantabas tu bella cabeza, planeabas la sedosa cola y tu autoridad no precisaba ni de un ladrido. Durante doce años la grandeza de tu estampa se impuso con una sola mirada. Ni un tanque habría mejorado la seguridad que nos proporcionabas en las acampadas libres.

 

                                        Llegó tu último día y te acompañamos, tus dueños mayores sin hablar y casi sin mirarnos. En casa quedaron los más jóvenes. Al mayor, estudiante en los Pirineos, le evitamos piadosamente el mal trago hasta su vuelta. El mediano, dos veces convaleciente, por la operación que acababa de sufrir y por la pena. La pequeña, impartiendo una lección de autocontrol a sus nueve agostos, siempre con el recuerdo de cuando teniendo dos años utilizaba a Tony de cómplice para esconder en su boca los soldaditos que les quitaba a sus hermanos mayores. 

  Al principio todo el acto fue desarrollándose en la clínica más o menos serenamente. Con presencia de ánimo hasta para entrar contigo y compartir, con nuestra compañía que nos destrozaba por dentro, tu última visita al buen doctor que te había regalado siete años de vida para que los disfrutáramos contigo.

  Todo muy civilizado, digo, hasta que justo después de afeitarte la pata delantera derecha, levantaste la cabeza que yo apoyaba contra mi pecho y me miraste dulce, largamente.

   El jefe te acariciaba el lomo y yo llevé mis ojos hacia él porque algo suave pero fuerte, muy fuerte, comenzaba a subirme desde el estómago hacia la garganta. Y no se paraba, subía y subía como una ola amenazando con inundar mis ojos. Yo apretaba los dientes haciendo fuerza para que las lágrimas consiguieran quedarse entre mis pestañas guardando un imposible equilibro.

 

                                        Una segunda inyección y los párpados fueron cubriendo poco a poco tus pupilas color miel. Levantando la cabeza giré la vista hacia la pared de la derecha justo a la altura que rozaba la punta de tu cola aún elevada, la poderosa cola que tantas veces habíamos cepillado desde que con siete semanas no era más que un pincelillo regordete.

  Fue entonces cuando el caracol que formaba en la punta empezó a estirarse, bajando blandamente sobre la camilla. 

   Sin un estertor, con la mayor serenidad, te habías ido. Y yo sabía que tu alma estaba volando, mucho antes de que el Papa lo hubiese certificado. Quienes te conocíamos sabíamos que tú la tenías y muchísimo más noble que la de tantos que constan como humanos.

  Te besé en la cabeza cogiéndote prestado un pellizco de lana tras las orejas, allí donde tan feliz te hacía que te acariciásemos. Te desabroché el collar. Estabas tibio y te miré por última vez antes de dejar el consultorio. Allí descansabas, nobleza en reposo, con tu pelo brillando bajo las luces.

  Te fuiste limpio, recién cepillado, y me alegré de haberte aseado de aquello que te desesperaba hacerte en esos días que tu cuerpo agotado -como nos sucede a los humanos cuando ya los años se muestran implacables-, no seguía la frescura de tu cerebro.

  Pero el cuidarte en tus últimos instantes no tuvo ningún mérito. En nuestro corazón tú seguiste siendo siempre, a pesar de los años y el dolor, el cachorro adorable y querido que mordisqueaba nuestros talones con sus dientecillos de aguja.

 Adiós, amigo.


Ana Mª Ferrin

53 comentarios:

  1. Seguro que todo lo que habéis hecho por el, es más que merecido, porque él os lo ha pagado con creces con su cariño y lealtad como un buen y fiel amigo.
    Me he puesto muy triste porque tengo una perrita-nieta, que ya se está haciendo muy mayor, y aunque de momento está bien, cualquier día nos da el susto. Le he llamado perrita nieta, porque era de mi hija, y cuando se marchó a estudiar fuera, nos dijo: ahí os la dejo, y cuidarla como si fuera una nieta, como así ha sido.
    Un fuerte abrazo, amiga Ana, y lo siento mucho.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay! Esa perrita-nieta...
      Qué bien sabía tu hija cómo os ibais a llevar.
      Y pase lo que pase, cuando llegue el día,
      cuánto cariño habrá quedado corriendo por la casa.

      Saludos, Manuel.

      Eliminar
  2. Que belleza de texto amiga mía, lo entiendo perfectamente, he pasado por tres de ellos también pastores alemanes, el último de ellos fue muy especial, era hijo de unos campeones mundiales de pastor belga groelandés, tenía una estampa y una fortaleza que deslumbraban, me arrepentí de no haberle llevado a un especialista a entrenar, era una auténtica maravilla. Lo compré a un matrimonio belga que estaban veraneando en Alicante y la perra se puso de parto, creo recordar fue una camada de cinco y tenían el problema de regresar con los cinco cachorros a su país, así pues, pusieron a la venta los cachorros y puede comprar un precioso cachorro negro azabache precioso, cuando le vi me enamoré de él. Por desgracia está zona donde resido es muy propensa a la enfermedad por leishmaniosis, siempre lo ha sido. En aquella época no había los adelantos de ahora, recuerdo que me mandaban unas inyecciones compradas en Barcelona, ya que aquí no había forma de encontrarlas, conseguí que la enfermedad fuese algo más lenta, pero nada más se podía hacer, hasta que le llegó la hora también con una inyección letal al igual que los otros dos que tuve. Después de aquello me dije a mi mismo que nunca más tendría otro fiel amigo. Pero circunstancias de la vida que ya conté en una entrada que les dediqué, no pude decir no a un par de perritos que son todo una bendición, mi chuli y Poli mis dos grandes amigos.
    Como bien dices, son mucho mejores que muchas personas, entiendo perfectamente tu pesar.
    Un abrazo Ana y buen fin de semana.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La historia de tus amigos, cada uno con su realidad, para vosotros quedará guardada allí donde se refugian nuestros cariños.
      Y quien no lo entienda, peor para él.
      Y sin darnos ninguna pena, porque se lo merece.

      A ver con qué nos sorprende ese individuo innombrable que está llevando la muerte a tantas familias. Vaya elemento, Juan.
      Saludos.

      Eliminar
  3. Me ha conmovido mucho tu texto hacia ese amigo fiel por tantos años. Me ha tocado pasar por idéntica situación y resulta muy doloroso. Amiga Ana siento mucho lo de tu mascota Tony, se ve precioso en la foto. Yo ahora estoy atravesando por un golpe durísimo de esos que da la vida sin contemplación y que no tengo más remedio que hacerme la fuerte, mi fe en Dios me sirve de ayuda. Besicos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Querida Charo, este ya es el tercer año de una época que no sé que más puede traernos de malo.
      A ver si nos ponemos en contacto.

      Besicos y un muy fuerte abrazo.

      Eliminar
  4. Siempre estará ya no con vos sino en vos... Quien amó a su animal verdaderamente se elevó sobre su humana condición.

    Abrazo hasta vos. De corazón.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, Carlos.

      Quien sabe de lo que hablo, lo entiende muy bien. Saludos.

      Eliminar
  5. Me ha emocionado mucho tu escrito, Ana María.
    No sabes cómo te comprendo.
    Mi perrita murió en el año 2015 con 14 años y todavía noto enormemente su vacío.
    Siempre estarán en nuestro corazón. Son fieles, cariñosos e inolvidables.
    Lo siento de todo corazón.
    Un beso grande.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Siempre que entro en tu blog veo su carilla simpática y pienso que tú sigues llevándola en ,el corazón.

      Según quien nos lea, pensará "¡Qué cursis!".
      Pero esas opiniones no deben afectarnos para nada. No nos harán mover ni un músculo.
      Nosotras sabemos de lo que hablamos. Y el que no sepa, que aprenda solo. Un besazo.

      Eliminar
  6. Dentro de ese sentimiento de pena por su pérdida física. Tony ha sido muy afortunado ,de tener tanto cariño :lo han querido, disfrutado y acompañado hasta en su último aliento.Y éso dice mucho de su gran suerte.Se quieren mucho y más como en este caso que era un cachorrillo cuando llegó a sus vidas y siempre vivirá en el recuerdo es el mejor homenaje que se le puede hacer, tenerlo siempre presente...Ojalá este sentimiento hacia estas mascotas fuera trasferible a muchos humanos...
    Una entrada muy emotiva por su gran carga de cariño hacia este fiel amigo

    Un abrazo de carnaval estimada Anna




    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por tu tiempo y tus palabras, Bertha, y por tu lenguaje universal que no necesita de más explicaciones.
      Se quiere desde dentro.
      Un beso.

      Eliminar
  7. Hola Ana:
    He leído tu texto con algo más de sensibilidad. Mi Neo anda algo pachucho.

    No sé si los animales no son gente, pero me entiendo mejor con Neo, que con mucha gente...

    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Deseo que sea algo pasajero y que pronto se recupere.
      Para mí ha sido toda una experiencia, nunca lo hubiera imaginado
      En cuanto a entenderte mejor con Neo que con mucha gente, eso es la Biblia, Manuel. El suyo es amor en estado puro

      Saludos.

      Eliminar
  8. Hola Ana! ¡Cuánto lo siento! Sé lo doloroso que resulta ver partir a quien ha sido parte de nuestra familia.
    En septiembre perdí a mi compañerito de la vida. A diferencia del tuyo, solo 4 años estuvo él a mi lado.
    No importa si perro o gato, (Mi Momo era el gatito más amoroso y fiel que pueda existir) importa el amor que pudimos darle y el cariño que sentimos por ellos.
    Me emocionó tu escrito-homenaje hacia Tony y no pude evitar las lágrimas.
    ¡Claro que te entiendo amiga!
    Fuerte abrazo y Tony, lo sabés, seguirá a tu lado y el de tu familia en cada recuerdo, en todo momento.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, LU. Estoy segura de que tú funcionas en la misma onda.

      Esta mañana he visto a dos niños sentados en un banco con un cachorro, acariciándolo en silencio, mientras él entornaba los ojillos como si estuviera en una sesión de yoga.
      Qué sencilla es y qué poco cuesta a veces la felicidad...
      Abrazos.

      Eliminar
  9. Qué bonita despedida y homenaje a tu precioso perro.
    He podido sentir en mi corazón, leyendo tu texto, un dolor muy parecido al que tú debiste sentir.
    Ánimo, querida amiga.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ya ha pasado un tiempo, pero las sensaciones profundas nunca se olvidan. Se quedan por ahí acompañándote de por vida.
      Y además son transferibles, como todo lo auténtico.
      Besos a ti.

      Eliminar
  10. Me has emocionado con esta entrada, me has hecho recordar lo que yo he pasado con un perro que tuve, nunca creí que yo pudiese encariñarme tanto con un animal, pero se había convertido en mi sombra todos los veranos cuando iba al pueblo, nunca lo até, vivió libre y feliz porque todos le queríamos.
    Solo puedo decirte que, muchos perros, dan lecciones a los humanos, ellos son capaces de darlo todo a cambio de nada, un gran ejemplo a seguir,
    Te dejo un abrazo muy especial-
    Kasioles

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo tampoco tuve perro de niña ni era algo que me interesara.
      Fue a raíz de los deseos de uno de mis hijos que siempre insistía en tener un perro, cuando un día fuimos a una tienda de animales "sólo a mirar" y Tony, que lo acababan de traer con un grupo de cachorros de varias razas, se escapó del cercado y se lanzó a los brazos de mi hijo. Y ya no hubo forma de separarlos.

      Así que suscribo todo lo que dices, querida amiga. Un abrazo

      Eliminar
  11. Cuánta tristeza produce despedir a un miembro más de la familia como era Tony y con el que tantas anécdotas y tiempo vivido compartisteis. Aunque adoptéis a otra mascota, será otra y no el perro al que despedís en estos tristes momentos.
    Mucho ánimo y un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lo curioso para quien carecía de experiencia con animales, como yo misma, es comprobar su individualidad. Dará igual que los trates con el mismo rasero. La personalidad de cada uno va por libre y así se comportan.
      Un beso, Carmen. Y otro para el peque, que ya debe estar hecho un estudiante.

      Eliminar
  12. What a wonderful tribute to your dog. I lost my dog back in 2009 and still miss her. She lives in my heart and my photos of her bring me joy.
    Hugs from Ireland.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Quién, al cruzarse con la imagen de aquel ser que tanto nos demostró con su compañía, no se conmueve y vuelve a revivir buenos momentos. Todo el que lo ha experimentado está contigo.

      Cordiales saludos.

      Eliminar
  13. Lo siento mucho y te comprendo Ana Mª. No por que nos pasara a nosotros, si a unos amigos y lo malo es que han sido dos veces. Tuvieron que sacrificar a una perra de lanas y su familia le regalan otra para que se animaran y pasaron por lo mismo. Desde entonces no han querido tener más. Lo pasaron muy mal.
    Los animales sienten y se nota el cariño que dan, adeñás son los amigos más fieles y dan vivencias entrañables. No tenemos perros, si gatos.
    Animo y a recordar todo lo buenos que os ha dejado.
    Buen fin de semana.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me cuentas algo que en poco tiempo ha pasado cerca nuestro. Algo similar y repetido por tres familiares en muy poco tiempo a los que sin más, estando sus perros sanos, de la noche a la mañana enfermaron y murieron en pocos días.
      Raro es, desde luego. Un beso, Laura.

      Eliminar
  14. ¡Cuánto lo siento, Ana!
    Yo me he entendido mejor con mi perra Laika y mi gata Leticia, que con muchas personas.
    Tu relato es precioso.
    Has sabido describir con esa brillante prosa tuya el cúmulo de sentimientos que fluyen de manera natural a la hora de la despedida de esos compañeros tan amados.
    Emotivo hasta las lágrimas.
    Yo he pasado por eso mismo dos veces y ha sido muy doloroso.
    Mi perra, Laika y mi gata, Leticia forman ya parte de mis recuerdos más bellos.
    A los que piensen que somos unas "cursis" es porque no han tenido en su vida alguno de esos seres maravillosos.
    Un sentido homenaje a Tony.
    Gracias por compartirlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sus fotos siguen en tu blog y creo que hace años, así que son la prueba de que no las olvidas.

      Un homenaje para ellas.
      Y un abrazo para ti.

      Eliminar
  15. Olá, Ana, compreendi muito bem o sofrimento da família ao despedir-se de seu amigo. Essa despedida é sempre marcante, sabemos muito bem, Taís, eu e os filhos quando nos despedimos de nossos três cães amigos que conosco viveram por mais de 15 anos.
    Depois que desses três nos despedimos, combinamos que não passaríamos mais por esse sofrimento.
    Um ótimo domingo, Ana, com saúde e paz.
    Um abraço.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es un tema muy profundo. Y para mí que nunca había vivido la experiencia de tener un perro, inolvidable.

      Éste es el tercer año de sufrir algo similar a las plagas de Egipto, de esas situaciones que van encadenándose y nos hacen tomar conciencia de nuestra vulnerabilidad como seres humanos.
      Solo nos faltaba que además de la pandemia con sus millones de fallecidos, aquí en nuestras queridas Islas Canarias, lugar de paz y buena gente, un volcán estuviera en erupción durante tres meses borrando media isla de La Palma.
      Y cuando la vida empezaba a enderezarse en todo el mundo, nos brota un psicópata seguidor de Hitler, sembrando la muerte y la destrucción. Y no sigo.

      Amigo Pedro, mi natural positivo está de baja.
      Afectuosos saludos.

      Eliminar
  16. Aunque no tengo animales, ma ha conmovido mucho leerte Ana Mª. Lo siento.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Conchi, los recuerdos de cualquier ser vivo con el que sólo tuvimos experiencias felices, siempre quedarán en nuestro interior.

      Abrazos a ti.

      Eliminar
  17. Comprendo el sentimiento puesto en este texto, pues aunque no sean personas, podemos llegar a quererlos como si lo fueran. Creemos que es condición exclusivamente nuestra el querer, hasta que comprobamos como ellos nos pueden llegar a querer a nosotros, no sé si del mismo modo, pero querer, al fin y al cabo. Cuando vemos casos como el perro apostado a las puertas del hospital en el que se ha ingresado a su dueño, o ante la tumba del humano que durante años lo tuvo como mascota y le premurió, lo comprendemos bien.
    Tuvo una buena familia en la que vivir Toni.
    Un abrazo, Anamaría.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Un placer leer su comentario.
      Para quienes no tenemos cultura animalista, encontrarse con la realidad del mundo perruno, comprender sus mecanismos de puro cariño es una sorpresa.

      Y si. En verdad todos fuimos afortunados por encontrarnos.
      Un saludo.

      Eliminar
  18. Olá, querida Ana, como entendo essa sua história! É tanto sofrimento!
    Tivemos 2 cães e uma cadelinha, levávamos para as férias, sempre juntos, onde eles não podiam ir de férias, não íamos, dávamos outro jeito, alugávamos casa na Serra para poder levá-los. Era um, depois mais um, depois o terceiro que pegamos após ser atropelado numa madrugada. Viveu 15 anos conosco, o outro 19 e a cadelinha 14. Que dor ao perdermos. e, nunca mais quisemos passar por sofrimento igual. Um amor incondicional, o que foi atropelado, notamos um agradecimento nele até morrer, e a cadelinha também, pegamos nas nossas férias para que não fosse levada para não sei onde, bom lugar não seria. Desconfiamos. Hoje, ficamos com a bela mas dolorida lembrança e uma imensa saudade.
    Um beijo, Ana Maria! saúde e paz!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hemos estado hablando en casa de sus dos comentarios, el de Pedro y el suyo, y tocan la misma fibra, las mismas situaciones que acaban modificándonos la existencia a todos los amantes de nuestros peludos compañeros. Las vacaciones, las diversiones, las ausencias, los viajes, todo acaba girando en torno a ellos.
      Y nosotros, tan felices. (Asunto difícil de entender para quien no conozca el tema).
      Y cuando faltan, si las circunstancias han sido duras, raramente tenemos fuerzas para embarcarnos de nuevo en volver a pasar por lo mismo.

      Así es la vida, Tais.

      Eliminar
  19. Que bonito texto Ana, rebosa amor en todas las palabras. Y es verdad que dan tanto cariño que después de tantos años no me extraña nada todo el dolor que pueden producir cuando se ponen enfermos y mueren o hay que sacrificarlos para que no sufran.
    Mis hijas me trajeron un cachorro adoptado, y me enfadé un poco porque creo que ya es tarde para que me cambie mi modo de vida, pero al final aquí le tengo con cinco meses, aunque les he dicho que me alivien los fines de semana, :))).
    Espero que esa tristeza del principio se haya desvanecido y solo quede el recuerdo entrañable.
    Un abrazo y buena semana

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Imagino los mimos que debes estar dándole y cómo debe mirarte.
      Son cosas muy sencillas, primitivas, con las que damos un cierto giro hacia la inocencia de nuestros primeros cariños y que en estos tiempos nos sanan.

      Hoy leí un artículo de prensa donde un testigo contaba cómo de las familias que huyen de sus casas en Ucrania, prácticamente ninguna ha abandonado a sus mascotas, las llevan con ellos al exilio.
      Abrazos para ti.

      Eliminar
  20. Siempre he vivido rodeada de animales y entiendo este texto a la perfección. Mis más sinceras condolencias, quédate con los buenos momentos que seguro que fueron muchísimos y muy puros. Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Desde luego. Esos recuerdos nos acompañarán siempre.
      Como muy bien sabes.
      Abrazos para ti y gracias.

      Eliminar
  21. Muy emotivo.
    Son despedidas que duelen.
    Gracias por mostrarlo.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti, Alfred. Veo que conoces el tema.

      Que pases una buena semana.

      Eliminar
  22. "Yo quisiera ser civilizado como los animales", dice la canción.
    No es el único caso que conozco. A mis primos les ocurrió lo mismo con su perra pastora alemana. Un recorrer clínicas, a cada cual peor. Les sacaban el dinero y no mejoraba. Tuvieron que sacrificarla. Por desgracia, ocurre y no solo en el mundo animal, también en el humano.
    Que su recuerdo, os lleve a sus mejores momentos.
    Gracias por la visita. No es la primera vez.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Tanto lo que cuentas de tus familiares como en nuestra experiencia, ahora sé que no es un caso aislado. Mal está lo del dinero, pero el sufrimiento que causan esos indeseables a todos, animales y dueños, es de Juzgado de Guardia y debería ser denunciado por los propios de su Gremio. Aunque como apuntas, no es exclusivo de ese apartado sanitario, hay otros y de más relevancia que también merecerían un seguimiento.
      Un abrazo a ti y gracias por tus palabras.

      Eliminar
  23. Empezando por esa estrofa de canción que recordaba de mi infancia y siguiendo atentamente la lectura, la verdad es que me conmueve, a mi me gustan los animales, valoro mucho su cariño y fidelidad hacia nosotros, tengo alguna historia que solo pensarla me hace estremecer y merecen todo nuestro cariño y respeto como lo tenemos de ellos.
    Feliz fin de semana.
    Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si lo miramos bien, poco nos diferenciamos los dos mundos.
      Ambos somos seres vivos que queremos querer y que nos quieran, cuidarnos, mimarnos y refugiarnos cuando lo necesitamos.
      Feliz también para ti, José Aº.

      Eliminar
  24. La pérdida de un animal de la especie canina que, ha hecho parte de la familia, su partida es un enorme dolor. dolor del alma. Y lo digo con experiencia. He sufrido la muerte de dos perrunos: el coquer, atropellado por un carro y un cha-chau, que ya no pudo más con la vida y tuvo que sacrificársele. Un abrazo. Carlos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Por lo que cuentas, gracias.
      Para mí es un regalo cuando el compañero que pasa por estas páginas se siente hermanado con lo que lee y nos cuenta su experiencia.

      Hasta pronto, Carlos.

      Eliminar
  25. Ana:
    no me gustan los perros, pero comprendo el dolor que se pueda sentir ante la pérdida de una mascota.
    Salu2.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Los animales nunca me habían interesado en especial.
      Hasta que llegó Tony y me dio la posibilidad de aprender de estos seres nobles, de amor incondicional.
      Créeme, son una experiencia impagable que vale la pena vivir.

      Eliminar