Y EN LEÓN, "GENARÍN" ABRIÓ LOS OJOS...

                                                                  Aun con las espesas imágenes de la gran juerga de la noche anterior, cuando el viajero abrió los ojos viendo ante él al caballero San Jorge ajusticiando al Dragón, fue consciente de que ante su vista, una paloma de bronce descansaba en el respaldo del banco. 

   Consciente de que no se encontraba en su cama, sino en  la plaza de San Marcelo donde está situada la figura escribiente de Antonio Gaudí, apoyó su cabeza en el brazo de la estatua que como él, miraba hacia la Casa Botines. Palpándose la cabeza se incorporó, murmurando: 

   ...- Vaya noche loca. Vaya desfile de Viernes Santo...  

Junto al maestro, el nuevo fiestero Genarín se permite un descanso.
Sobre sus pies en un listón, la paloma de bronce. 2000 (A.Mª.F.) 

  José Luis Fernández, escultor de la figura de Gaudí en

 León, sosteniendo su obra "Goya", Premio de Cinematografía

San Jorge, acabando con el Dragón sobre la puerta de la Casa Botines.

Lorenzo Matamala Pinyol, modelo y artista de Sant Jordi

 

DOS ACTOS, DOS FORMAS DE VIDA

Publicado en Gaudí y Más. 23 de abril de 2023.

Procesiones religiosas de la Semana Santa en León

 

                                            Sobre la puerta de entrada a la Casa Botines, Gaudí mandó colocar la figura de Sant Jordi matando al dragón pie a tierra, una pose muy poco habitual, pues la leyenda suele mostrar al caballero San Jorge bien asentado sobre su cabalgadura.

   El hoy patrón de Cataluña fue amoldado directamente sobre el propio escultor Lorenzo Matamala Pinyol, un hombre alto y pletórico a quien el maestro mandó vestir con calzas y medias, con capa y túnica corta ceñida por un grueso cinturón. Una vez conseguido el molde de yeso, Matamala pasó a trabajar la textura de la prenda hasta darle aspecto de cota de malla, realizando después la escultura en un bloque de piedra de Gerona. Para el dragón se copió uno de los reptiles que ya se había utilizado como gárgola en la Sagrada Familia y bajo la composición, dentro de un tubo de plomo, se guardaron testimonios del fin del siglo XIX, monedas y planos originales.

  El armonioso edificio está construido en piedra caliza que la meteorología ha convertido en un bicolor tono gris, más claro a medida que ascienden sus muros. De nuevo, como en la Sagrada Familia, un foso feudal rodea el semisótano, protegido de la calle por una verja que Gaudí mandó forjar en Gijón con terminaciones similares a la Casa Vicens. No así la reja de la entrada, ésta se realizó en los talleres Oñós, de Barcelona.

 

 En invierno o verano, Gaudí sentado en el banco ante la fachada. 

                                         Poco a poco, la casa que resistía a los cuatro vientos el duro clima leonés, con su piel rugosa fue abriéndose un hueco en la vida de la ciudad, reacia en principio a su construcción. En los días de nieve, los antepechos rosados de sus ventanas enmarcando de blanco sorbete los cristales se ganaron un lugar en la fisonomía de sus calles, junto a la Catedral, el Monasterio y el Palacio de los Guzmanes. Y así, poco a poco, la Casa de los Botines empezó a formar parte del itinerario monumental que cualquier viajero desea conocer al visitar un lugar.

  El año 1952 unos obreros desmontaron la figura de San Jorge causándole graves destrozos con sus piquetas, para colocar en su lugar una imagen de la Virgen del Camino, patrona de León. Pero un movimiento ciudadano de solidaridad con la escultura original hizo que las autoridades reconsiderasen su actitud, la restaurasen, y volvieran a colocar en su lugar al legendario caballero.

La “Procesión” de Genarín, El Santo Bebedor

                Placa conmemorativa en homenaje a Genaro (Jenaro) Blanco                        

                                        Cada año por Semana Santa se celebran entre otros, dos actos bien diferentes en la ciudad de León, en España. 

  La religiosa, llamada “Procesión de las Bienaventuranzas”, transcurre por sus calles con toda la solemnidad que se espera de la fecha sagrada y del respetuoso carácter leonés, rememorando el día en que Jesús reunió a sus 12 Apóstoles en la Sagrada Cena, compartiendo vino y viandas en lo que se ha llamado la Creación de la Eucaristía. Se celebra a las 09,00 h. del Jueves Santo.

  Y es sobre la 01,00 h. del Viernes Santo, cuando la ciudad se divierte rindiendo un original homenaje al aniversario del fallecimiento de Genaro Blanco, suceso del que este año se han cumplido 94 años.

  Este habitante de la bella ciudad donde Antonio Gaudí levantó la Casa Botines, era un amante del vino y la fiesta, que ese día volviendo a su casa a las 11 de la mañana del Viernes Santo de 1929, al detenerse junto a un muro para cumplir con la inaplazable necesidad fisiológica que lo apremiaba, sufrió el fatal accidente causado por el primer camión de recogida de basuras que hubo en sus calles. Lo que sucedió al desorientarse el conductor, perdiendo el control y empotrando el vehículo contra la pared donde Genarín se había detenido.   

   Los compañeros del finado, un hombre muy querido por sus vecinos, tomaron la decisión de rendir también ellos una conmemoración anual a su amigo de fiestas, organizando una salida nocturna, o “procesión”, que recordara a los leoneses el nombre del amigo y su paso por la vida.

   "Rindiendo homenaje a la parte más juerguista y pendenciera de la vida, Genarín es un personaje venerado y odiado a partes iguales. Pronunciar su nombre asociado a la Semana Santa de León genera enfados y desaires entre los papones (cofrades) de la ciudad. Y a la vez su nombre, unido de forma irremediable al alcohol y la fiesta, cuenta con fervorosos seguidores de su figura, que cada Jueves Santo sale a desafiar el perfil conservador de la ciudad en plena Semana Santa". (1)                                      

 Antonio Gaudí dibujando frente a la Casa Botines (menudoesleon.com)

                                                                                                                           Sentado frente a la fachada de los Botines con su celestial manía del silencio, hoy presencia de bronce en banco de bronce, Antonio Gaudí parece meditar los avatares y final aceptación por parte de la ciudadanía, de la casa a la que los niños cantaban: "La Casa Botines se cae, se cae", siguiendo la creencia general de que aquellos torreones esquinados acabarían desplomándose. 

  Mientras, al clarear el Viernes Santo, un eterno Genarín lleno de vida y fiesta se acomoda en el banco para soñar su sueño al lado del maestro. Éste, tras echarle una mirada, continúa su labor creadora. 

   Sin interrumpir el cadencioso dibujo de la Casa Botines, “La Casa que no se cayó”, en su libreta de apuntes. 

              

Ana Mª Ferrin

(1) Fragmento del artículo de Antonio Vega.  (eldiario.es 17-4-2019).