REEDICIÓN
Escribe semanalmente en la revista «El Jueves», «Historias de la puta mili», recibe encargos del príncipe Felipe y asegura que no se puede hablar mal de la monarquía. Es Oscar, un dibujante que cuando posa para un fotógrafo, posa de verdad. Pasa del deporte y prefiere el tabaco, la contaminación y la «priva» (1).
Oscar Nebreda |
EL DIBUJANTE CREE QUE NÚÑEZ Y LA CRISIS DEL GOBIERNO SON "PER PIXARSE" (*)
Publicado en Sant Andreu Expréss. Julio de 1988
Publicado en Gaudí y Más.
Oscar Nebreda, «OSCAR», el cuarto kamikaze propietario y dibujante de «El Jueves» -nos debéis una publicidad, colegas-, tiene un físico aristocrático, - Mi padre me puso Oscar por un archiduque que salía en una novela de Alejandro Dumas -ligeramente redondeado por la curva de la felicidad-, -¿Deportes? Nada, tía, a mí dame aire contaminado, tabaco y priva -aires un sí es/no es, pogre-intelectual-.-Será por el personaje del Profesor Cojonciano, que se me ha pegado. No, yo no soy universitario, no pasé de Preu, las paridas filosóficas que atizo son de lecturas y observación. Cuando hice las primeras páginas de "El Cojonciano y el sexo", me fuí a un Sex-Shop, me compré todos los libros de guarradas que había, y empecé: ¿De qué hablaremos esta semana?, ¿bestialismo?, pues ¡hala! ¿Pedofília?, pues ¡venga!. Es cuestión de documentarse».
- ¿Puedes compartir con los lectores el filón de las chicas que dibujas?.
- Este ha sido siempre un país de camioneros, por mucho que la gente vaya diciendo que a nosotros nos van las chicas monas y finas, «¡pels collons!»(2) Entra una tía bien parida en un bar y ves a la gente babear. ¡GRRR, peazo tía! ¿Para qué vas a hablar de lo que no es? Por eso yo, como tengo que exagerar, echo un vistazo y pinto esas tías.
- Has participado en las revistas «Mata Ratos», «Barrabás», «Por favor», «El Papus», periódicos y libros, pero, ¿cómo fueron tus comienzos?.
- El dibujante Conti fue el primero que me dió oportunidad de publicar cuando acabé la mili. Después conocí a Ivan, empezamos a colaborar juntos y enseguida dimos vueltas a la idea de hacer una revista de humor en la tradición catalana de «El Once», así nos lanzamos con el «Barrabás». En plan «marketing», les habíamos preguntado a los kioskeros de la Rambla, y casi todos nos animaron diciendo que podía funcionar.
EL PAPUS
- El atentado a la redacción de «El Papus» te pilló allí. ¿Qué recuerdas de aquello?.
- Fue un mal rollo, yo tuve que esconderme unos meses en casa de mi suegra, porque aparecieron cruces gamadas pintadas en mi portal. Era algo que nos veíamos venir, todo por Javier Echarri, que quería promocionarse en el PSUC. Allí sólo lo tenían de telonero en los mitines, y con aquella forma suya de hablar, decía: -Un hombre de mi categoría no puede estar al servicio de orden. Hacemos una revista política y de lucha. Pasamos de ser una revista salchichera y destripadora a politizarnos cada vez más. El Gin y yo éramos los que la llevábamos, y estábamos viendo que aquello no seguía un buen camino.
- Aquel año 1977 empezaron a mandaros anónimos...
- Sí, y yo por coña los iba guardando en una carpeta, hasta que de pronto dejaron de enviarlos y el gerente, Carlos Navarro, se cambió del principio del pasillo al final de todo. Le preguntamos por qué lo hacía y nos contestó que así tenia más espacio. Chorradas. Para mí, que lo veía venir. Cuando pasó aquello, yo le dije: -Adiós tito, ya te apañarás. Y me fuí a «El Jueves», que entonces era de Antonio Asensio.
EL PRÍNCIPE FELIPE
Semanalmente presentan dos páginas de Ivan, con unas desternillantes Historias de la puta mili y a su sargento chusquero mandando un grupo de reclutas que rara vez cumplen con el sagrao cumplimiento der debé, pues siempre se les cruza en el camino un porro, un «puticlú», o «er prinsipito enchufao». Precisamente su fijación por el regio personaje ha dado pie a una carta de las alturas. Oscar, cuéntanos como fue eso.
- Fue por el póster desplegable del príncipe Felipe vestido de soldado, que la Secretaría de la Casa Real nos escribió para darnos las gracias por lo mucho que le había gustado.
- Sentido del humor sí tiene, porque hay que ver como le tratáis a veces. Por cierto, ¿qué es para vosotros lo único intocable?.
- Nada, tratamos al mundo democráticamente, porque nos choteamos de todo, pero siempre sin insultar. Se puede uno reír de algo y decir que a ti no te gusta, pero por ejemplo no se puede hablar mal de la Monarquía. No, ahora no tenemos problemas graves. Quizás alguno con la Iglesia, pero a los demás, el Ejército, el Gobierno, la Justicia, no les hará mucha gracia, pero la cosa no pasa de ahí.
- Entre la Justicia también tienes fans...
- Lo dirás por el juez que me condenó y luego vino a pedirme un dibujo, porque dijo que era admirador nuestro. Hombre, claro, le hice el más bestia que se me ocurrió, después de sesenta y seis juicios y tres libertades provisionales no estaba yo para coñas marineras.
- Dibujante, humorista, crítico social, ¿cómo te definirías?.
- Periodista. Lo mío es hacer actualidad por el lado del humor gráfico. Pero no es difícil, que va, tú mira al José Luis Núñez (entonces presidente) del Barça, o la crisis del Gobierno y no es que sea para reírte, es «per pixar-te» (2). Sólo es necesario que sepas verlo, con un paseo por las Ramblas o mirando en Up and Down cómo hablan y se mueven los pijos, te cargas las baterías para dos números.
LA SOCIEDAD DE CONSUMO ES COJONUDA
Leer las colaboraciones sobre cultura y deportes que publica en un medio diario, puede resultar tan divertido como escucharle en la Cadena Catalana sofisticadas crónicas sociales del Paquirrín o profundas orientaciones decorativas sobre los orinales de la Casa de Alba. En todo deja su magisterio el Archiduque Oscar con su lenguaje «heavy», en el que un pisito de soltero es «una polvera», y un bidet «un lavafrutas».
- Habéis sido las estrellas del Salón del Cómic, vuestro stand tenía cola.
- No me hables del Salón del Cómic, que aquello parecía más bien un domingo en los Encantes (3), cada uno con su paradita de cromos. Nosotros teníamos la idea de hacer un decorado hortera, con un bar tipo "kiosko de cazalla" de las Ramblas, con jeringuillas por el suelo, pero como el entorno no se prestaba salimos con otro ambiente, más buenecitos. El hecho de que estuviéramos allí toda la plantilla haciendo dibujetes para la gente que venía a pedirnos un autógrafo, les gustó y vendimos bastantes libros.
- De los catorce que hacéis la revista, casi todos lleváis veinte años como estrellas. ¿No sale nadie nuevo o es verdad que sois una especie de Ku Kux Klan?.
- Nos lo dicen, pero de «ghetto» nada. Es verdad que seguimos siendo los mismos, pero alguna vez nos han traído algo que nos ha gustado y le hemos dicho al chaval: -Oye, tráenos algo así con el Alfonso Guerra (entonces vicepresidente) y el Mystère para la semana que viene, y nos han contestado: "-¿Para la semana que viene? Tío, yo lo menos necesito dos meses". Y no olvidemos que la revista es semanal y de actualidad rabiosa. Así que es la pura verdad, cuando nos sale alguien nuevo es más para una revista como «El Vívora» (mensual) que para la nuestra».
- Un producto que funciona desde hace años, con casi seiscientos números, me dices que estáis bien pagados y no salen nuevos valores. No se entiende.
- Yo te lo explico. Les falta la mala leche del que no tiene nada, la agresividad del hambre. Yo lo veo por mi chaval de doce años, que es listo, el puñetero, pero si quiere jugar al fútbol tiene un balón de cuero. Y nosotros nos teníamos que conformar con hacer una bola de vanguardias (4) atadas con una cuerda. Y en lugar de sudar jugando a tenis con una raqueta, le pedíamos al «adroguer»(5) de la esquina un troncho de plátanos y nos íbamos a zurrar con los chavales del otro barrio. ¿Es lo mismo? No, ¿verdad? ¡Y no se aprendía nada persiguiendo «minyones» (6) por la Rambla o subiendo una «colla»(7) a Calella en un seiscientos de sexta mano a ligar suecas! ¿Y cuando echábamos clorato de yombina en las coca-colas de las chicas para ver si podíamos meterles mano? Nada, no daba ningún resultado, pero sólo el intentarlo era la pera. Era lo bueno que tenía aquella situación, que nos agilizaba el coco y aprendíamos a sobrevivir sin que nos dieran ninguna hostia.
Oscar asegura que la sociedad de consumo es lo mejor |
SOCIEDAD DE CONSUMO
- ¡Quién lo iba a decir!. Tú que has sido poeta dadaista, existencialista, y me estás diciendo que después de todo, la sociedad de consumo no es tan mala como nos decían...
- De eso nada, hoy los chavales viven como se tiene que vivir, que yo soy hijo de un desertor del arado y sé bien de lo que hablo. Mi padre se marchó del campo de Extremadura harto de pasar hambre y frío, y acabó siendo militar por la única razón de que en el primer sitio que olió comida, se paró y resultó ser cuartel. Así que no me jodan. A ver si no es mejor ducharte con agua caliente y calefacción, que bañarte en un balde pelándote de frío. Algunos dicen: -La sociedad de consumo es un asco. Y de eso nada. Ojalá todos los chavales pudieran escoger, porque la sociedad de consumo es cojonuda.
Ana Mª Ferrin
TIEMPOS DE INDUDABLE MACHISMO E IRREVERENTE SINCERIDAD, AQUELLOS OCHENTA...
Con la constancia de que vivimos tiempos más Políticamente Correctos. Me refiero a la literatura, claro...
(1) Alcohol. Jerga marginal.
(2) En catalán. En castellano, "Para mearse"
(3) Mercado de objetos de segunda mano y artículos de ocasión en Barcelona
(4) En referencia a las hojas del periódico La Vanguardia
(5) En catalán. En castellano: Tendero
(6) En catalán. En castellano: Criadas
(7) En catalán. En castellano: Pandilla de amigos
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