“Crónicas del Arco Iris. Relatos de Camping”, es un compendio de relatos en los que Ana María Ferrín invita al lector a olvidarse del turismo al uso, de ese aislamiento que no pocas veces siente quien se aloja en un hotel o en un apartamento sin apenas rozarse con la gente y sin “respirar”el lugar al que se ha desplazado. Su segunda invitación -permanente, apasionada, verdadero hilo conductor del libro-, es la de que nos convirtamos en viajeros y participemos activamente de la alternativa del camping y el caravaning.
Palencia. Cruce de "Los Cuatro Cantones |
INVITACIÓN AL VIAJE, AL NOMADISMO, AL CÁMPING
Publicado en Diario Palentino. 24 de Abril de 1996.
La autora, madrileña de nacimiento y barcelonesa de corazón y vivencias, no renunciaría por nada del mundo al placer de la buena compañía que ha podido sentir en sus viajes en moto, con su tienda de campaña a cuestas, en roulotte o en autocaravana, y por eso invita a los demás a practicarlo, a través del prólogo “Una herencia común”, de los veintiún relatos siguientes, y de otros seis capítulos que incluyen una serie de informaciones y datos prácticos para los interesados en este tipo de viajes.
TAMBIÉN PALENCIA
Si traemos ahora este libro a nuestras página es porque el primero de sus relatos, “Despertar a la vida”, nació en y de Palencia. Ana María Ferrín se encontraba en nuestra ciudad y pudo observar cómo, de madrugada, un grupo de jovencitos se disponía para el viaje a un camping. Fue un interesante punto de partida para el libro.
La autora lo ha reflejado así: “Por las calles que confluyen en el Salón palentino se van acercando los estudiantes con sus padres, todos soñolientos con ese andar cansino de la madrugada mal dormida por los nervios. Los adultos han dejado que en sus recuerdos se mezclen experiencias de juventud poco aprovechada por la necesidad, no fueron los suyos tan buenos años como se cuenta. Había trabajo pero los horizontes no eran apetitosos.” (…)
La autora lo ha reflejado así: “Por las calles que confluyen en el Salón palentino se van acercando los estudiantes con sus padres, todos soñolientos con ese andar cansino de la madrugada mal dormida por los nervios. Los adultos han dejado que en sus recuerdos se mezclen experiencias de juventud poco aprovechada por la necesidad, no fueron los suyos tan buenos años como se cuenta. Había trabajo pero los horizontes no eran apetitosos.” (…)
(…) “Los tutores tranquilizan a los mayores, les convencen de que sus tesoros están en buenas manos. Trabajo que sólo se hace por vocación, se necesita mucho temple para poner firmes a noventa potros ansiosos por dar su primer salto y al tiempo conseguir que no salven obstáculos demasiado altos, todo ello sin que se den demasiada cuenta, con tacto, con cariño. Se oye un suave deslizar de puertas y los coches empiezan su andadura con la preciosa carga, los cristales poblados de palmas rosadas que se agitan. Aún no ha amanecido cuando los corrillos de padres se disuelven para desandar el camino a sus hogares.
Engañosamente, algunos culpan al río Carrión de la humedad de sus ojos, pero todos saben que las gotitas brillantes de sus pestañas no son precisamente rocío. Son dieciocho años de sueños los que ruedan hacia la frontera”.
Aventuras, encuentros, despedidas, amistad, íntima comunión con la naturaleza y el placer del viaje, se suceden en los relatos del libro, publicado por Huerga & Fierro Editores este mismo año.
C. Centeno
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