INVITADO
RELATO
Original de
Fernando Weissmann
Un día como otro cualquiera, fue hasta el
buzón; además de las cartas, encontró un
periódico de aspecto desconocido...
Trina Merry, la gran creadora del Body Art, ilustra este magnífico relato. |
SIN COMENTARLO CON NADIE...
Publicado
en Gaudí y Más. 2 de febrero de 2014
Un
día como otro cualquiera, fue hasta el buzón; además de las cartas, encontró un
periódico de aspecto desconocido.
Extrañado,
pensando tal vez que no era para él, lee su nombre en la cabecera, se lo lleva
a su cuarto, y lo deja en la mesa. Lee primero las cartas, y luego abre el
diario.
Empieza
a leerlo pero nota que las noticias son extrañas; como si no fuesen de su
ciudad. Sigue leyendo y se sorprende porque que el periódico no tenía la fecha
de hoy. ¡Tenía la de mañana! Sin poder creerlo, verifica la fecha en el
calendario, la comprueba y entonces empieza a pensar quién pudo dejarlo y si no
sería un error. Pero estaba su nombre. Entre perplejo y sorprendido, se dedica
a sus cosas y se olvida.
No
lo comenta con nadie. A la tarde hace su vida normal, taller, gimnasia y
terapia y por la noche decide ver la tele como si nada hubiese pasado. Las
noticias del telediario nada tenían que ver con las que había leído esa mañana.
Lógico se dijo, eran las noticias de hoy, no de mañana.
A
la noche, medio inquieto, se dice: -esperaré a mañana a ver si recibo otra vez
este raro periódico. Durmió un poco revolucionado soñando que lo recibía, que
hacía mucho estaba esperando una oportunidad para poder cambiar de vida, pero
al cabo de un rato se despertó agitado; tomó un sorbo de agua y sin mucha
convicción volvió a dormir y a esperar a mañana a ver si se el buzón le daba la
sorpresa.
Al
día siguiente, medio nervioso, va hasta su buzón, coge los sobres y al el fondo
estaba nuevamente el diario. Decidido va inmediatamente a la fecha. Era
nuevamente la del día siguiente! Lo dobla cuidadosamente y vuelve a su
habitación, mira las cartas sin mucho interés, coge una hoja de papel y se hace
una lista.
Había
pensado que tal vez si se enteraba con antelación de noticias podría por
ejemplo: evitar incendios, anticipar crímenes, una caída de aviones, accidentes
en carretera, robos o inundaciones, podría realizar muchas cosas útiles si se
enteraba antes de lo que iría a suceder.
Mientras
hojeaba el diario, también pensó en él y en su futuro. Vino a su cabeza el
sueño de anoche. Y en ese recorrido dió con la sección “bolsa y divisas”.
¡Pensó ésta es la mía! Si esto funciona puedo invertir lo poco que me queda de
mis ahorros en alguna acción que mañana suba y así “ir tirando” hasta que
consiga una buena posición económica…
Contento
con la posibilidad, pero prudente, se dijo: -tranquilo; mañana es otro día.
Apuntaré los precios de las acciones hoy, y confirmaré mañana el resultado.
Prolijamente
así lo hizo.
Al
revés del folio optó por apuntar dos o tres sucesos criminales, que verificaría
en la tele si aparecían en la tele al día siguiente. Pudo comprobar todo.
A
veces pensaba que ese periódico del día siguiente era sólo un espejismo que le
sucedía por vivir solo y tener pocos amigos…Que era una alucinación. Pensó
consultar al médico, pero se contuvo. Pensaría que estaba loco…y eso no estaba
en sus planes.
Pero
ya tenía su plan. Esa mañana tomó un café con leche y salió a caminar por los
jardines.
Al
día siguiente, repitió el ritual. Cartas, periódico y comprobación del resultado.
Con un escalofrío comprobó que los crímenes robos y accidentes habían sucedido.
Las acciones que había marcado, habían subido. Podría considerar que lo hecho
por él era un éxito tanto en un sentido como en otro. Su corazón latía muy
fuerte.
Debo
aprovechar esto, se dijo. Puedo convertirme en un héroe nacional. Una especie
de Superman, pero de verdad. Seré famoso! Me entrevistarán los periodistas…El
ídolo de los niños y de sus madres! La verdad, se entusiasmó por primera vez.
Y
también saldré de pobre! Optó entonces por probar fortuna en la bolsa. Había
escuchado sobre lo rápido que se podía hacer dinero invirtiendo en acciones y
con la información privilegiada que tenía un día antes era de verdad sencillo
acertar. El hubiese preferido jugar a la lotería, pero Navidad quedaba muy
lejos. Anotó prolijamente 5 acciones que le gustaron y su valor. Esperó con
cierto nerviosismo al día siguiente recibir el periódico y vio que la
comprobación le había sido propicia. Habían aumentado.
Entonces
se decidió. Un amigo que lo venía a visitar con frecuencia, le hizo el favor.
Jaime le dio el dinero y él le compró los títulos. Esperó. Y ganó. ¡Qué
alegría!
Ya,
sobre seguro, repitió la operación varias veces, apoyado por “sus informaciones
secretas”. Puso el dinero en una cuenta del Banco de al lado que fue creciendo
paulatinamente hasta llegar a ser una muy buena cantidad.
El
periódico seguía llegando puntualmente y él cada vez se sorprendía menos. Por
un ingenioso canal secreto, pasaba información a los periodistas sobre sus
“predicciones”. Fue bautizado por los medios como “el vidente secreto”. No daba
a los medios sus datos, ni donde vivía, ni forma de poder encontrarlo. Lo hacía
simplemente porque quería ser un hombre bueno. No revelaba a nadie su “secreto
de papel”.
Entonces
sucedió. Un día cualquiera dejó de recibir el periódico. Preocupado, volvió a
verificar si en el buzón el diario no habría quedado escondido.
Pero
no. No estaba.
Al
día siguiente, tampoco. Denunciar la desaparición no podía porque nadie le
creería que recibía un diario del día siguiente! Además había sido muy prudente
con sus inversiones. En apariencia, nada había cambiado en él. Ni su ropa, ni
sus costumbres. Nadie había supuesto nada extraño. Jaime era uno de tantos
dentro de la ciudad y no había cambiado de domicilio.
El
periódico no apareció nunca más en el buzón.
Se
dijo: debo probar y encontrar una forma de saber qué pasará mañana…pero hoy.
Tuvo una idea rápida. ¿Y si probaba con cambiar la fecha de su reloj? Podría
volver a tener resueltas sus dudas.
Como
un poseído hizo girar las manecillas una y otra vez.
No
sirvió. El tiempo no cambiaba. Hoy era ni más ni menos que el día de hoy.
Una
gran desazón lo envolvió.
Esto,
se dijo, estaba llegando a su fin. Volvió entristecido y derrotado a su habitación.
Buscó los periódicos antiguos, sus anotaciones y ya no estaban. Se echó en la
cama. Al cabo de un rato, lo llamaron a cenar.
Los
horarios eran muy estrictos en el siquiátrico.
FIN
FERNANDO
WEISSMANN
http://www.arquitectoweissmann.com
http://www.arquiterapiaa.blogspot.com.es/
El enigma de esta historia está en el hecho de que deje de recibir periódicos.
ResponderEliminarY la sorpresa, en la última palabra.
Un saludo.
Gracias por el comentario!
EliminarLa mente humana es caprichosa y lo que en principio era una historia increíble, luego se desmorona como una castillo de naipes con una solución real y manejable. No es posible, me temo, averiguar la combinación ganadora de la lotería o la quiniela por tales métodos, de momento.
ResponderEliminarUn beso
Carmen la mayoría de historias increíbles se desmoronan cuando tocan la realidad. Gracias por la crítica!
EliminarFelicidades al autor.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias. El autor!
EliminarHistoria sorprendente, hasta el final mantiene el suspense. un saludo Artur
ResponderEliminarhttp://comentametulibro.blogspot.com.es/
Es cierto, Artur. Buen andamiaje con una buena construcción.
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