Apoyado en un
momento dulce, Josep Mª Subirachs, el futuro escultor de la fachada de La Pasión de la Sagrada Familia, se atreve a principios de 1960 con encargos
de lo más variopinto proyectando sus creaciones con la actitud de un lanzador
de cuchillos: Rigor y Desparpajo.
Le asaltan incursiones
puntuales en campos sin hollar. Son tiempos de renovación en cualquier
manifestación estética.
En el escenario, una luz dirigida sobre
los actores podía exaltar el color. Proyectar sombras lograba crear atmósferas, dando relieve a lo corpóreo de una acción
dramática. Colocar pinturas de vanguardia con algún que otro ismo en los decorados
podía enviar bocanadas de aire vivo a una función.
Pero no sería
hasta llegar al destino natural de la búsqueda, por medio de escultores y
arquitectos que llevasen al escenario volúmenes tan tridimensionales como lo
eran los propios cuerpos de los actores. No sería hasta que se colocaran sobre
las tablas unos elementos que pudieran tocarse e interactuar con ellos, que la alternativa
exigida por los nuevos textos se convertiría en definitiva, como muy bien descubrieron los grandes renovadores de la escenografía.
Publicado en Gaudi y Mas. 5 de abril de 2014
El primer contacto de Subirachs con los escenarios se produjo de forma casual, propiciada indirectamente por la confluencia de dos circunstancias ajenas a él. El gran nombre de la crítica de arte del siglo XX, senador y docente, Alexandre Cirici Pellicer, llevaba impulsando desde 1957 la idea de que Barcelona debía contar con un Museo de Arte Contemporáneo que se convirtiera en plataforma catalizadora del arte de su tiempo.
En compañía de un
grupo de intelectuales de varias tendencias entre los que figuraban el escritor
y periodista Juan Ramón Masoliver y el magistrado Cesáreo Rodriguez Aguilera,
emprendieron la tarea romántica de crear una Sociedad Anónima
que les permitiera adquirir un núcleo de piezas con destino al futuro y utópico
museo. A base de participaciones de mil pesetas lograron reunir las primeras 100.000,
con benefactores de nombres tan sonoros como el arquitecto Oriol Bohigas,
Antonio de Senillosa, abogado y político, y José Mª de Porcioles, un notario
gerundense que acababa de ser nombrado alcalde de Barcelona.
Esa cantidad les
sirvió para reunir las primeras obras que después de mostrarse en una serie de exposiciones
acabarían instalándose provisionalmente en la Cúpula del Cine Coliseum. Entre esas
adquisiciones, la escultura de Josep Mª Subirachs, Santuario, fue de las
primeras en llegar a la Cúpula, sala luminosa y circular que aparte de servir
para diversos eventos daba cobijo a la recién creada Escuela de Arte Dramático Adriá Gual fundada por Ricard Salvat y Mª Aurelia Campmany con el proyecto de ofrecer formación y obras
teatrales en lengua catalana.
Juan Ramón Masoliver |
Antonio de Senillosa |
José Mª de Porcioles, alcalde Barcelona (1957-1973) |
En el verano de 1960 la
compañía empezó los ensayos de un recital poético basado en la obra de Salvador
Espriu, Pell de Brau (*). En el escenario
casi vacío, los espacios entre rima y rima propiciaban que los actores se
apoyasen de refilón para descansar -y alguno hasta acabara sentándose,- en la
piedra base de la escultura en hierro de Josep Mª Subirachs, que constituía la
única referencia espacial por haber sido instalada en el centro mismo del ruedo
escénico.
El director Ricard Salvat
advirtió que la pieza merecía un respeto y por ello no era partidario de que
los actores la utilizaran de apoyo. Pero al mismo tiempo se le ocurrió, que de
aprobarlo el artista y dada la solidez de la estructura, sin dañarla ni perder
su esencia de obra de arte, su sola presencia podía
constituir el elemento escenográfico de un montaje compuesto desde la
austeridad.
Subirachs ha sido desde
muy joven un amante del cine y por extensión, del resto de las artes
escénicas. Sus íntimos saben de su interés por asistir a espectáculos que
aporten nuevos elementos. Por entonces, principio de los años sesenta, eran
escasos los creadores interesados en integrar definitivamente nuestra escena en
las corrientes renovadoras que huían de los clásicos decorados pintados, como
anticiparon los revolucionarios de la escena Adolph Appia y Gordon Craig, y la
propuesta de Salvat moviéndose en esa línea encontró al escultor muy dispuesto
a colaborar. Un creador como él, buscando siempre interactuar con las sombras y
luz que generaban los volúmenes de sus piezas, entendió rápido los recursos de
la escultura por sí misma como complemento de la escena. La situación originada
por su obra Santuario le abría otra
senda de búsquedas, esta vez a través del teatro
Salvador Espriu |
Mª Aurelia Campmany, escritora polifacética y profesora de Arte Dramático. |
Fachada del Cine- Teatro Coliseum. Arriba, la Cúpula, espacio escénico que se utilizó en un principio para contener las obras del futuro Museo de Arte Contemporáneo. |
Una escenografía de Adolphe Appia, uno de los pioneros de las modernas técnicas escenográficas |
Espectacular instalación escénica de Gordon Craig, otro de los renovadores de la ambientación teatral que nos abrieron al nuevo concepto que hoy conocemos. |
Llegado el estreno, en
movimiento coral que emparentaba con la antigua función lírica, la voz de
Espriu clamaba atención con estrofas que merecían críticas como la de Josep Mª
Castellet: -Espriu bien vale aprender catalán, para entender en toda su
valía los versos de Pell de Brau recitados por los doce actores de la compañía.
La versión teatral se estrenó en la Cúpula del Coliseum el 30 de noviembre de
1960.
Del carcaj del tiempo
sacamos la flecha
de nuestro lamento
Y hiere el puñal
del grito
la dura piel de Sepharad.
La escena española
daba un quiebro estético y de aquel encuentro entre Salvat y Subirachs surgió
una colaboración ampliada posteriormente en varios montajes con escenografía
del escultor, quien a partir de entonces iniciaría su andadura con nuevos directores en otras producciones. Entre ellas las que compartió con la
actriz Nuria Espert, a quien realizó la celebrada obra escultórica en técnicas mixtas que hoy se encuentra en el Museu de les Arts Escèniques del Institut del Teatre de Barcelona (***).
Ana Mª Ferrin
(*) La pell de brau, de Salvador Espriu.
EADAG.
Direcció escènica: Ricard Salvat.
Direcció escènica: Ricard Salvat.
Intérpretes: Francesc Xavier Argelaguet, Antoni Canal, Manuel Domínguez, Carme Fortuny, Claudi Garcia, Marià Jaime, Josep Montanyès, Francesc Nel·lo, Manuel Núñez, Josep Maria Segarra, Ernest Serrahima, Maria Tubau. ,
Colaboraciones: Carme Serrallonga, Maria Aurèlia Capmany, Montserrat Costa, Maria Girona i Albert Ràfols-Casamada
30 de novembre de 1960
Cúpula del Coliseum. Barcelona
(**) Libro El Tacto y la Caricia. Subirachs, de Ana Mª Ferrin. Reseña y primer capítulo:
(***) Para los interesados en conocer esta escultura que se encuentra en el Institut del Teatre de Barcelona, solicitar autorización por escrito a:
Sra. Anna Valls.
Directora del MAE
vallspa@institutdelteatre.cat
(**) Libro El Tacto y la Caricia. Subirachs, de Ana Mª Ferrin. Reseña y primer capítulo:
(***) Para los interesados en conocer esta escultura que se encuentra en el Institut del Teatre de Barcelona, solicitar autorización por escrito a:
Sra. Anna Valls.
Directora del MAE
vallspa@institutdelteatre.cat
Buen elenco de personajes de renombre, al menos para mí, nos traes hoy. Aparte de Subirachs y su genio creativo y del polémico Antonio de Senillosa, tan oído y tan traído, incluso denostado, en los primeros tiempos de nuestra democracia, me has recordado que por casa andan dos libros de dos ilustres personas, "La piel de toro" (traducida para los que no parlamos catalán) de Salvador Espriu...
ResponderEliminar("Esta luz, la paz de este largo día,
son tuyas, caminante, si la amplia tierra
del trigo eterno te llama por tu nombre")
y una Historia del Arte de Cirici Pellicer.
Un saludo.
Espriu era un grande. Esa piel de toro, pell de brau, cuánta tinta habrá hecho correr a los poetas, con quienes tanto quisimos. Y lo que nos queda...
Eliminar¡Ah! Yo también tengo la Historia del Arte de Cirici Pellicer.
Apreciando en su justa medida obras e ingenio, gustos y capacidad para elevarlos a la categoría de arte, creatividad y genio con polémicos nombres interesados en el largo proceso de recuperación/creación de arte y artistas, tu meticulosidad y acertadas metáforas, Ana María, proporcionan a este artículo una belleza añadida. La calidad de las esculturas de Josep Mª Subirachs y el cambio que produjeron en la cosmología espacial, la escenografía, en la representación de obras de teatro fue tan importante que, personalmente, creo que los rotundos éxitos del teatro catalán posee gran parte de sus cimientos en estos personajes. Impresionante claridad y exacta puntualización de la historia.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, amiga Ana María.
PD: Por supuesto, tras levantarse lozana al día siguiente, continuó por mucho tiempo en aquel lugar, sin la soledad que la atenazaba...
Cuando el creador lanza su hilo de seda en el Teatro, la Literatura, las Artes Plásticas, la Música, si se produce el milagro de que otro espíritu lo capte, es la gloria para ambos. Gracias a momentos así el hombre puede seguir haciendo girar la rueda, en vez de mandarlo todo a..... allí donde diría si mi madre no estuviera viéndome desde arriba...
EliminarP. D. Así lo entendí. Y en el caso de que la Lozana exista, deseo que al encontrarse a sí misma se haya gustado y sea feliz.
Hasta lo que parece imposible se puede conseguir gracias al trabajo de personas que quieren alcanzar un objetivo claro y que no ven las dificultades a la hora de realizarlo; o, mejor dicho, las ven y saben que son capaces de superar cualquier adversidad.
ResponderEliminarLa escenografía se conviritó en una forma más de hacer llegar al público el sentimiento más original de un artista, además con un sentido único de interacción con los actores y el público.
Un beso
Según he aprendido la clave está en prepararse bien, mientras en más disciplinas podamos, mejor. Según dicen los que saben, siempre acaba pasando ante nosotros un tren con esa plaza libre. Y ahí estaremos dispuestos, prestos a tomarla. Besazos.
EliminarInteresantes las inquietudes del escultor, aunque luego su obra en los decorados, efímeros por naturaleza, no hayan podido ser conservados. Veo que el Coliseum por aquellos años era un hervidero cultural.
ResponderEliminarUn saludo.
Eso parece, las crónicas cuentan que se juntó una generación magnífica con gran variedad de intereses culturales y políticos.
EliminarAunque yo conocí alguno de los personajes que nombro, no llegué a verlos en su salsa juntos y en plena animación cultural.