Robert Glen nació en Nairobi en 1940. La vida
salvaje de mamíferos y aves lo sedujo desde su niñez más temprana, cuando quedaba absorto observando el planear de las águilas o el galopar de cebras y
gacelas. Decir que su vida ha transcurrido al aire libre, entre expediciones
científicas y la taxidermia, que fue durante años corredor de rallys en África
y que posee una retina privilegiada para captar en sus esculturas de bronce el
movimiento en libertad, no será necesario. Bastará echar una mirada a
sus obras y ver relinchando en ellas, la pulsión indomable que no admite cercas.
Como los
nueve caballos mustang que galopan con las crines al viento, salpicando de agua
con sus cascos a los visitantes de Las Colinas en Irving, Texas. O al agua
salpicando los cascos, qué más da. Sea como sea, la acción anclada en el instante.
Tres imágenes del impactante grupo escultórico Los mustangs de Las Colinas, en Irving, Texas |
LA REBELIÓN DE LO ESTÁTICO
Publicado en Gaudí y Más. 13 de junio de 2015
Mi atención hacia el movimiento presente en la escultura nació hace bastantes años, tras conocer la Victoria de Samotracia y Lacoonte y sus hijos. A pesar de ser tan distintas, ambas piezas tenían una luz propia que sólo con un simple desplazamiento de la mirada o la posición del observador, se dotaban de movimiento. Los sutiles relieves de la primera tenían tal fuerza que al rodearla no sabías si estaba a punto de echar a volar, o a correr. En cuanto a Lacoonte, la luz penetrando en las concavidades del conjunto y la perfección de su ejecución, conseguían una ligereza que pese a la rotundidad que provocan sus dimensiones de 2,42 m, y el estar tallada en un único bloque de mármol, sugerían tantas variaciones de posición entre sus elementos como si en realidad las dos serpientes estuvieran devorando al sacerdote y sus hijos, retorciéndose todos ellos entre el dolor y la desesperación.
La Victoria de Samotracia, c. 190 a.C. Escuela rodia. Museo del Louvre |
Lacoonte y sus hijos. Obra de Agesandro, Atenodoro y Polidoro. c. Año 50 d. C. |
Esta imagen ecuestre de la que no he podido saber más datos, sino que se encuentra en el castillo de Alnwick, en Northumberland, Inglaterra, posee un movimiento espectacular en la capa del caballo. |
Bruno Catalano lo cuenta así: -Salí de Marruecos con 12 años. Sentí que una parte de mí se había ido y que nunca volvería.
Ciudadano francés establecido en Marsella, se dio a conocer en 2013 de pronto, sin que se sepa su formación o si hay obra anterior a ese momento en que mostró al mundo diez esculturas suyas en el puerto, como parte de las exposiciones en la ciudad nombrada ese año Capital Europea de la Cultura. Que nació en 1960 y desde siempre le interesó el arte. Que fue marinero y cruzó los mares sintiendo que la vida pasaba a través suyo. Que dejó ese menester a los 30 años para ser escultor. Que sus figuras van o vienen desgarradas en sus entrañas, acompañadas por la soledad y un mínimo equipaje, trasunto siempre presente de su niñez.
Dos piezas de la serie Les Voyageurs, de Bruno Catalano, moviéndose a partir de lo que sucede en el torso evaporado.del viajero. |
El mundo oriental despierta a la contemporaneidad. Individuos educados en una férrea obediencia a la tradición, de pronto, irrumpen batiendo antiguas ideas con una energía envidiable que los hace situarse al frente de la vanguardia figurativa. Como muestra, tres artistas de Singapur, Corea y Japón.
Chong Fah Cheong, de Singapur, pasó años entre la docencia y la escultura, hasta decidirse a escoger sin dejar de compaginar ambas ocupaciones. Viendo su obra en piedra, madera o bronce, siempre persiguiendo la disposición que más nos sugiera la percepción dinámica, observamos que cuanto menor sea el punto de apoyo de los volúmenes sobre el soporte, mayor sensación de inestabilidad se consigue. La calidad matérica de sus acabados es otra de las características que refuerzan su valor expresivo.
El efecto de movilidad borrosa por la
aceleración que imprime a sus figuras el artista surcoreano Kang (Duck) Bong,
es un hallazgo soberbio. Están creadas a partir de tubos de PVC cortados en
manojos, iguales o irregulares, con los que va creando la figura dándole una
sensación de zig- zag. Este proceso tan novedoso las hace aparecer a nuestra
vista en un increíble y perpetuo movimiento. Y el irisado con que las dota al
policromarlas como aluminio anodizado, aliándose con la luz, consigue un efecto
cromático que influye en la percepción de los volúmenes.
La filosofía de Sayaka Kajita Gantz
es que la belleza de la materia vive por sí sola y va transformándose a través
de sucesivas reencarnaciones, como la humanidad. El planteamiento sintoísta de
la artista la lleva a estar convencida de que todos los objetos tienen su
espíritu, y de ahí a crear desde la raíz de los desechos una nueva vida para
las piezas que un día fueron, va un paso. -Sólo
utilizo objetos que han llorado su final en los contenedores de basura-, ha
declarado. Sayaka ha retornado a sus raíces,
diluidas en buena parte por el peregrinar de sus padres de Yokohama a Brasil,
de Hong Kong a Norteamérica, hasta llegar a su vida adulta de escultora y profesora de arte en la Purdue University de
Indiana. El encaje de elementos conseguido en sus trabajos deja
boquiabierto al espectador. El cómo logra encontrar un lugar para cada trozo de
plástico, de alambre, un peine, tenedores, un colador, nos introduce en el
terreno de la poesía. Sus animales, replicantes a lo Blad Runner, no necesitan dotarse
de movimiento. Se mueven.
The First Generation, por Chong Fah Cheong |
Kang (Duck) Bong es el autor de The Flash |
Sayaka Gantz y sus caballos que atraviesan las paredes a toda velocidad. |
Entre Filosofía y Matemáticas. Entre la Física Cuántica y el Arte. Cómo escoger entre campos tan alejados. Julián Voss-Andreade, artista alemán, recaló en Oregón y empezó a desarrollar su trabajo inspirándose en temas científicos. La cadena proteínica de un vegetal. las espirales entrecruzadas de un ADN, pronto se convertirían en obras de arte diseminadas por espacios públicos y privados. Investigando la posible evanescencia de una escultura, ahora la ves, ahora no la ves, creó no sólo la sensación de movimiento con un par de pasos del observador. También su desaparición.
...Ahora la ves... |
...Ahora no la ves... |
Claire Morgan explicaba así su proyecto Sangre: ...Me gusta crear estructuras aparentemente sólidas para mostrar nuestra propia fragilidad. Situarlas en algún lugar entre el movimiento y la quietud, poseedoras de una cierta energía aparente que de pronto, puede venirse abajo. Así, su obra puede pasar, de volar, a inmóvil. Nacida en Belfast, trasplantada a Londres. Sentido de la armonía o manipulación. A menudo introduciendo nuestra interacción con la Naturaleza, para bien, para mal. De lo activo a la quietud, parándose allí donde los límites no están claramente definidos.
Recreación del movimiento por Claire Morgan. Apariencia de caída libre en una instalación estática. |
La obra del artista belga Tom Frantzen no se prodiga precisamente
en el tipo de escultura que congela el instante. Pero esta pieza suya que atrae
la atención del viandante en una acera de Bruselas, tiene todos los
ingredientes para incluirla en este catálogo de urgencia sobre el movimiento en
la escultura. Sorprende con su punto de humor. La acción, las piernas del
guardia que está a punto de caer, buscando el paralelo con el pavimento ya
casi dando en tierra, está captada de forma magistral. En la Escuela de Arquitectura,
Franzen vio pronto que la seriedad y repetición de planos no era su camino,
optando por el Arte. Pero como dijo Chesterton, divertido es lo contrario de aburrido, no de serio. Y ningún
conocimiento se adquiere en vano. Los planteamientos técnicos le valieron más tarde para
diseñar sus esculturas como auténticos edificios, con sus precisos cálculos de
resistencia y un anclaje milimetrado. Como esta obra, titulada más o
menos El golfillo del canal (en
flamenco, De Vaartkapoen). Fijémonos
en lo complicado del conjunto, un prodigio de equilibrio. Planteado en dos partes, por un lado la
alcantarilla que se comunica con el canal y el chaval saliendo de ella, por
otro la figura de la autoridad sosteniendo todo el conjunto en un único punto de apoyo y ejecutando una figura imposible, cuyo ridículo, gracias
a la maestría del autor, resulta humorístico.
Escultura de Tom Frantzen en Bruselas |
El grifo mágico, de Philippe Trill. (Emilio emijrp) |
De vez en cuando es bueno alejarse de lo obvio e ir al encuentro de esos creadores de nuestro tiempo que ahora mismo, en este preciso instante, elucubran cómo darle la vuelta a una idea para alejarla de lo trillado (*). Encontrándose con la sorpresa de que sea la misma pieza, por sí sola -ya que las musas no existieron para las artes plásticas-, la que salga al encuentro del pensador.
Ana Mª Ferrin
(*) Entrada anterior sobre el movimiento en la pintura
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2014/10/gaudi-y-el-movimiento-en-las-artes.html
Gente creativa, con propuestas imaginativas que van mucho más allá de las de aquellos artistas de arte moderno que solo se proponen tomarnos el pelo. "Los viajeros" de Bruno Catalano, por ejemplo, hacen lo que hacemos muchos cuando viajamos: dejar un trocito de nosotros en los lugares que visitamos.
ResponderEliminarUn saludo, Ana María.
Cualquier viajero que leyera tu comentario se identificaría contigo, como yo misma.
EliminarY de la tomadura de pelo, qué voy a decirte. Que por fortuna cada vez son más los críticos que no dudan en decir que el rey está desnudo.
Saludos, amigo
The Flash recuerda a los futuristas italianos. Algunas esculturas son, al margen de su valor artístico, verdaderamente ingeniosas.
ResponderEliminarSaludos, doña Ana María.
Otro para usted, señor del Retablo.
EliminarEs cierto lo de The Flash,ahí hay mucho de la búsqueda de Carra y Marz en la pintura futurista. Aquí le envío algo que hice sobre el tema..
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2014/10/gaudi-y-el-movimiento-en-las-artes.html
Decíamos ayer, “Las danzantes giran cual escaleras helicoidales perfectas, cual torres inmensas lanzadas al cielo en un giro permanente.” Pero este aparente movimiento es más intenso, más real, cuando no es necesario compararlo con alguien que lo imagina, cuando lo aprecia por sus propios sentidos. Has realizado, Ana María, un exhaustivo recorrido tan especialmente bello, tan lleno de vida que, aun siendo su alma de bronce duro, su imagen nos produce ensoñaciones jamás apreciadas, jamás sentidas. No son esculturas, son creaciones reales de instantes vividos por esa aleación cuando se encuentra al rojo blanco. Los recuerdos de lo que podía el autor crear con ella es el resultado de su propia existencia. Seres racionales y animales majestuosos conforman una muestra increíble de un movimiento que existe, que se aprecia, que les proporciona una vida en tres dimensiones, no en cuatro: el tiempo no existe para estas esculturas. Son imperecederas, como lo son las complejas estructuras que conforman la materia viva. La materia que se compone de trillones, de trillones, de trillones de compuestos tan perfectos y bellos como el resultado de su unión cuasi indefinida. Los autores no copian la Naturaleza, componen y muestran el movimiento en estado de quietud, en ese instante en el que apreciamos la belleza de su unión con los compuestos que les rodean, los espectadores, asombrados ante la fascinante imaginación de verdaderos creadores.
ResponderEliminarEs imposible, Anamaría, poder leer con más placer del que lo he hecho una publicación como la que has escrito. Por la impactante perspicacia de tu trabajo, por los autores y obras seleccionadas, por tu saber relacionar, explicar y comprender el más allá de la simbología creada. Mi más sincera enhorabuena.
Un gran y cariñoso abrazo, querida Anamaría.
Para alguien interesado en el arte y la ciencia, estos tiempos pueden ser un verdadero banquete. Pero aunque lleve años siguiendo las nuevas tecnologías aplicadas a las artes plásticas, no deja de sorprenderme lo que es capaz de imaginar el cerebro humano partiendo de un planteamiento sencillo, como la ensoñación maravillosa con que los niños (y algunos que ya no lo son) contemplan el chorro de agua que suelta ese grifo mágico suspendido en el aire, querido Antonio.
EliminarPues he disfrutado mucho con este artículo. Sobre todo viendo la primera y la última pieza. La de Los mustangs de las colinas es una maravilla, y la del grifo, esta última, genial, y veo que no está solo este grifo y que como contrapunto su dinamismo es observado por la quietud de un estático toro de Osborne.
ResponderEliminarSi acaso, si me permite, me gustaria recordar la estatua de Felipe IV, en la plaza de Oriente de Madrid, prodigio también de movimiento en estado de congelación y en la que, como sabrá, intevinieron Velázquez en el diseño del caballo, Martínez Montañes, modelando el rostro del rey, Piero Tacca, que fue el estatuario que la fundió, y que si la vemos como es, cuadrúpedo apoyado sobre sus cuartos traseros, es gracias a Galileo, que indicó que sólo se sostendría haciendo maciza la parte trasera de la escultura y hueca la anterior.
Un abrazo
.
Gracias por hacerme reparar en esa estatua notable que veré bien la próxima vez que vaya.
EliminarSoy una madrileña descafeinada que ha crecido lejos y nunca ha tenido oportunidad de entrar a fondo en una ciudad tan bella como Madrid, así que mis lagunas son numerosas.
De todos modos, mantengo un contencioso con las figuras y las pinturas ecuestres. Es muy raro que esté de acuerdo con la escala de los artistas, siempre encuentro algo discordante en la representación del animal.
Saludos.
Es difícil transmitir la sensación de movimiento en la escultura porque la materia significa, en sí misma inmovilidad. En este sentido Alexander Calder la revolucionó al hacerla móvil con sus esculturas cinéticas. Pero, ¿cómo otorgar movimiento a la escultura sin que ésta se mueva? Para algunos artistas las creaciones de Calder no servían en este sentido, digamos que eran tramposas. Los ejemplos que hoy nos expones nos sirven para reflexionar sobre el tema y darnos cuenta que se puede sugerir transición en el espacio sin necesidad de otorgarles el don de la movilidad.
ResponderEliminarUn beso
El movimiento de una pieza por medio del aire, el agua, el sol o cualquier otra fuente energética, sigue una línea diferente. Como bien apuntas, ahí ya entraríamos en el apartado de la cinética.
EliminarEl caso presente ha consistido en el ejercicio óptico y sensitivo de compartir las impresiones producidas por nuestra retina al captar la intención del autor, participando en su juego y siendo su cómplice a través de la luz o de nuestro propio desplazamiento, hasta comprobar qué nos sugiere su idea.
Besazos.