En 1898 se le encargaba a Gaudí por segunda vez una casa que debía ser una
más en línea, insertada entre otras dos. Así fue en el Palau Güell
en 1886 y ahora doce años más tarde en el nº 48 de la calle de Caspe, en pleno
barrio llamado entonces de los
fabricantes, zona acomodada de la ciudad aunque apartada cuatro manzanas de la yema social
que significaba el Paseo de Gracia barcelonés.
Como cualquier otra de nuestro arquitecto, el comienzo de esta obra tuvo sus avatares. El técnico municipal era Pere Falqués Urpí, su colega
artífice de las soberbias farolas de la Avenida Gaudí, el Paseo de Gracia y el
Paseo de San Juan, que acompañan cuatro realizaciones del maestro. Pero en mayo de 1898, Falqués era además un funcionario al servicio
de la ciudad y cumplió su obligación rechazando los planos de la Casa Calvet,
censurando el perfil de aquel curvilíneo acabado que superaba en altura lo
ordenado para la calle de Caspe.
Gaudí solucionó el problema devolviendo los planos con una línea
roja que tachaba los ondulados remates y avisando de que si no le permitían hacer
su obra como la había concebido, la dejaría así, descabezada a la brava.
Comprobar que al final hizo lo que le vino en gana y no rectificó la altura, está al alcance de cualquiera que alce la vista al pasar por una finca que parece dispuesta a continuar su oleaje a lo
largo de la calle. Argucia que le valió en su momento una denuncia de los inspectores, con su consiguiente sanción municipal ordenando suspender las
obras. La importancia del cliente hizo que una vez más el consistorio
claudicara, y todo quedase olvidado, al ser elegido oportunamente por el Ayuntamiento como el Mejor
Edificio de 1900.
Imagen de la Casa Calvet. Puede apreciarse la altura que sobresale de las fincas adyacentes. |
El plano original de la casa, con la línea que trazó Gaudí como amenaza. |
Placa conmemorativa del Premio que se encontraba en la fachada y hoy desaparecida. |
Modelo del Diploma concedido al arquitecto. |
UN ACTOR, UN MÁRTIR Y UN NOTARIO
El solar comprado por la viuda y herederos del fabricante de tejidos
Pedro Mártir Calvet tenía 636 m2, lindantes con la Riera de Malla y
con unos terrenos de las religiosas de Jesús María. La reticencia de las monjas
ante la inminente construcción que podía atentar contra su privacidad, obligó a
Gaudí a levantar un alto muro entre los dos espacios y por fin, el 13 de enero
de 1899 se le concedía el permiso oficial para iniciar el proyecto.
Un mes antes,
obligada por el Tratado de París, España renunciaba ante EE.UU. a la soberanía
de Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. En consecuencia muchos soldados y
trabajadores sin recursos llenaron de pobreza las capitales españolas. Adelantándose,
desde hacía unos años los grandes capitales navieros, azucareros e
importadores, habían ido escapando del inminente desastre regresando en
compañía de sus caudales. En aquel contexto la construcción de una casa
dedicando la planta noble para vivienda de los dueños, establecer un
negocio en los bajos y ofrecer en alquiler los pisos restantes del edificio,
fue una constante a la que se aplicaron en gran número los patrimonios venidos
de ultramar. Y a más reputado arquitecto para la finca, mayor prestigio social
para el propietario.
El edificio Calvet podrá parecer según quien lo mire, monótono y
simple o discreto y elegante, lo cierto es que en él no existe la violenta explosión
tan constante en toda la carrera de Antonio Gaudí. Se puede pasar ante la
puerta sin sufrir ese agarrón del subconsciente que te atrapa, envolviéndote
con su virtuosismo caprichoso. Porque aquí, sólo en pequeños detalles de la fachada
como en la decoración de sus huecos interiores, fue donde Gaudí dejó estampado
su sello. La tribuna del piso principal es una pequeña delicia ornamental en la
que cabe todo, el ciprés de la acogida hogareña y tres clases de setas a las
que tan aficionado era el dueño (*).
Dos cuernos de la fortuna repletos de frutas y la inicial “C” de Calvet (o “G”
de Gaudí, según algunos) se elevan sobre unos portales reseguidos por carretes de hilo.
La tribuna de la fachada |
Las dos caras de la aldaba. Cerrada y abierta, dejando ver el chiche que se oculta bajo el
llamador en forma de cruz. Al golpearlo con la oración, el insecto (el pecado), desaparece.
|
Detalles de la ornamentación. |
En caso de que el observador se fije desde la acera de enfrente, algo
le invitará a descubrir que allá en lo alto hay dos bolas coronadas por
cruces, y más abajo, erosionando el frontal con formas vivas, tres bustos ante la palma del martirio que observan a los viandantes. El del centro es San Pedro Mártir, el santo del
propietario, y en los extremos otros dos santos llamados Ginés, uno de ellos - de Arlés- notario, y el otro - de Roma- un actor cómico de la época romana, que actuaba haciendo burla de los
cristianos hasta que él mismo se convirtió a la nueva religión. Los dos son patronos de Vilassar de Mar, la tierra de origen de Pedro Mártir Calvet.
Según contaba Joan Bassegoda, cuando estaban colocándose en lo alto las bolas rematadas por cruces, Gaudí se encontraba en la acera de enfrente siguiendo el proceso. Una señora se paró y con un cierto aire despreciativo le dijo: -He vist que estan posant alguna cosa molt rara que trastoca l'edifici. ¿Que és aquest garbull amb boles d'allà dalt? Gaudí, siempre con la lengua presta a defender su obra, le respondió secamente: -Senyora, la qual cosa veu damunt de les boles és una creu. És una cosa senzilla, però que ha transformat la història del món. I si no ho entén, pitjor per a vostè (**).
Según contaba Joan Bassegoda, cuando estaban colocándose en lo alto las bolas rematadas por cruces, Gaudí se encontraba en la acera de enfrente siguiendo el proceso. Una señora se paró y con un cierto aire despreciativo le dijo: -He vist que estan posant alguna cosa molt rara que trastoca l'edifici. ¿Que és aquest garbull amb boles d'allà dalt? Gaudí, siempre con la lengua presta a defender su obra, le respondió secamente: -Senyora, la qual cosa veu damunt de les boles és una creu. És una cosa senzilla, però que ha transformat la història del món. I si no ho entén, pitjor per a vostè (**).
Dos graciosos balconcillos cóncavos fundidos, de sola pieza,
sirven de soporte a unos raros tirabuzones que resultan ser dos poleas de
forja. Toda la fachada está realizada en piedra de Montjuïc y con esta casa
Antonio Gaudí inaugura su dedicación exclusiva al Mediterráneo. En el vestíbulo y las escaleras se alcanza un vigor expresivo
verdaderamente notable. El ascensor y la caja que lo estucha están realizados
en madera, hierro y cristal. A la oscuridad de los muebles prestan su luz arrimaderos
de azulejos con luminosos molinillos azules y blancos.
San Ginés de Arlés, militar y notario del siglo III |
San Ginés de Roma. Actor y humorista del siglo III |
La finca de la calle de Caspe nº 48 ha vivido más de un siglo perfectamente conservada a través de sólo dos dueños. De los Calvet pasó a Joan Boyer Vilaseca y de él a sus nietos, que no sé si siguen siendo la actual familia propietaria. Se diría que los diferentes habitantes de la casa, amos o inquilinos, se han sentido partícipes de algo diferente porque han mimado el edificio. Basta hacer un alto en las antiguas oficinas de la empresa textil Calvet, situadas en los bajos de la casa y hoy convertidas en restaurante, para admirar el estado de la carpintería original del arquitecto. Un restaurante de alto precio al que suelen acudir personajes tan conocidos como Harrison Ford y Calixta Flockhart, Pelé, John Malkovyck o Woddy Allen, cada vez que visitan Barcelona.
Por otra parte, conocer el interior del restaurante es hoy la única alternativa para el viajero corriente, interesado en esta única incursión de Gaudí en un juguetón estilo más o menos barroco. De admirarla de cerca aunque solo sea el vestíbulo, olvídense. Es un buen lugar para estudiar la transformación que ocasiona el poder, por ínfimo que sea, en el ser humano.
La que nació con vocación de convertirse en la obra elegante de Gaudí, es la única que –por opción personal muy respetable de sus legítimos dueños, de ocultar la obra al mundo–, han convertido a menudo este portal en un sorprendente escenario donde grosería y peleas se sucedían continuamente entre el encargado y los escasos visitantes que ayer y siempre se han acercado para ver la casa. En llamativo contraste con la cortesía armónica de los propietarios de las casas Vicens o Bellesguard, que viviendo entre una nube de visitantes siempre tenían una palabra amable para el forastero que cruzaba el mapa para admirar esos tesoros que eran a la vez los hogares de las dos familias.
Entre los años 80 y 90, en la Casa Calvet podía encontrarse en un conserje tal borrachera de prepotencia, que hundiéndose en el ridículo, el individuo corría a colocarse muy tieso permaneciendo en el portal el tiempo que hiciese falta, extendiendo las manos delante de la puerta de la calle (ojo, hablo de la vía pública), con tal de estorbar una inocente foto. Aún así, los responsables de la finca han demostrado con su mantenimiento una mayor sensibilidad ante la obra del maestro, que la Administración. Durante décadas las autoridades responsables, algo inaudito, no han encontrado mejor ubicación para la salida de un parking subterráneo que delante del mismo (sí, exactamente el mismo) portal de la finca, salida pegada (sí, pegada), a la acera. Con un punto a favor de los actuales funcionarios, que han cambiado el murete/parapeto que impedía la visión de los bajos de la finca, por una baranda de cristal.
Entrada del Restaurante Calvet en los bajos de la finca. Debajo una vista del comedor |
Dos imágenes de los bajos de la Casa Calvet. En la década de 1930 y en la actualidad. |
Un homenaje a Gaudí en los baños del Restaurante Casa Calvet(DoctorJoeE) |
Desaparecida la placa, hoy tenemos una del Restaurante Calvet |
Salida pegada al portal de la C. Calvet. Por suerte, ahora de cristal (***) |
En estas dos imágenes se aprecia la perfecta ubicación de la salida del aparcamiento. Directo al portal. (A.Mª.F.) |
En cuanto a la calidad de los materiales empleados en la obra, no existe un solo profesional que en algún momento de su vida no claudique en algún detalle, y aquí el arquitecto se doblegó a las circunstancias. No olvidemos que durante
las obras del Palau Güell, Gaudí se había enfrentado cuentan que como una fiera al
interiorista Antonio Oliver, cuando éste colocó unos paneles decorativos
simulando mármol que en realidad eran madera pintada, dedicándole una de sus famosas
frases demoledoras. Algo así: -Quíteme eso
de delante, inmediatamente, eso es mentir. Y en arte la mentira es imperdonable...
Y sin embargo diez años después, en la entrada que nos ocupa cuya belleza se hace admirar
por el arte conseguido con sus materiales nobles, mucho de lo que vemos no es tal. Las paredes y techos
lograron simular el ladrillo estucando la imitación en caliente, los soportes y
marcos de puertas y ventanas, las variadas columnas y barandillas, no están
realizados en el aparente mármol, son de granito artificial. En doce años el mundo había dado un giro y Gaudí aprendía rápido a trabajar con todo tipo de presupuestos. En esta casa no se colocaron puertas de marfil, ébano, ni carey, como en el Palau, por lo que haciendo
su propia valoración de los nuevos tiempos debió sopesar las posibilidades que
ofrecían otros componentes más sencillos, decidiendo aplicar algunas soluciones
asequibles a las que supo infundir su fiebre inspiradora.
Alegoría de una vida, a los cuarenta y siete años Antonio Gaudí plasmaba en una obra de profesional serio y eficaz, lo rico y jugoso que puede esconderse tras el portal de la juventud, después de echar dos vueltas a la llave de unos tiempos irrepetibles.
Alegoría de una vida, a los cuarenta y siete años Antonio Gaudí plasmaba en una obra de profesional serio y eficaz, lo rico y jugoso que puede esconderse tras el portal de la juventud, después de echar dos vueltas a la llave de unos tiempos irrepetibles.
Con una pirueta el arquitecto se zambulle en sus felices recuerdos de Mataró, rescatando las
primeras ilusiones románticas que sintiera por Pepeta Moreu. Trasplantando al
vestíbulo de la calle de Caspe nº 48 la decoración casi exacta de aquel salón de la
calle Sant Antoni, donde la joven cantaba ante sus amigos
acompañándose al piano. Atrio de fantasía el de esta Casa Calvet, celeste, igual que los ojos de la bella. Lo gris se abre de fuera adentro, como una ostra que activara sus resortes
mostrando un aguamarina en su interior.
Ana Mª Ferrin
(*)Entrada a propósito de estas setas:
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2015/02/gaudi-de-yogur-setas-y-alucinogenos-12.html
(**) En castellano:
-He visto que están poniendo algo muy raro que trastoca el edificio. ¿Qué es ese embrollo con bolas de allá arriba?
-Señora, lo que ve encima de las bolas es una cruz. Es algo sencillo, pero que ha hecho transformar la historia del mundo. Y si no lo entiende, peor para usted.
Ana Mª Ferrin
(*)Entrada a propósito de estas setas:
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2015/02/gaudi-de-yogur-setas-y-alucinogenos-12.html
(**) En castellano:
-He visto que están poniendo algo muy raro que trastoca el edificio. ¿Qué es ese embrollo con bolas de allá arriba?
-Señora, lo que ve encima de las bolas es una cruz. Es algo sencillo, pero que ha hecho transformar la historia del mundo. Y si no lo entiende, peor para usted.
(***) Imagen. www.barcelonas.com
De nuevo siguen sorprendiéndonos algunas cosas del arquitecto catalán, lo que demuestra su personalidad: la escasa capacidad de admitir críticas, sobre todo si provienen de gentes ajenas a este mundo profesional; el saltarse normas burocráticas que limiten la realización de sus creaciones y el concebir la obra final como una suma de elementos, no solo arquitectónicos, sino también decorativos, donde ninguno está de más y donde nada sobra; aunque haya que hacer alguna concesión en lo referente a la calidad óptima de los materiales por motivos ajenos a su voluntad, y si no tenemos mármol suficiente pues ponemos granito. Y aquí paz y después gloria.
ResponderEliminarUn saludo, Ana Mª.
Cayetano, que levante la mano quien no haya modificado sobre la marcha usos que tenía por costumbre. Solo que en este caso con un acierto notable.
EliminarOtro saludo desde aquí con fondo de vendaval.
Ana,
ResponderEliminarAos poucos vou conhecendo Gaudí, com as publicações de seus textos aqui no seu blog.
Agora, nesta sua mais recente publicação (ANTONIO GAUDÍ Y SU CASA CALVET, EL ÚNICO PREMIO QUE CONSIGUIÓ EN VIDA), pude conhecer um pouco do que se tornou a Casa Calvet, o que ficou fácil de entender graças à excelência de seu texto.
Essa construção de beleza ímpar, mostra a genialidade do grande arquiteto, bem como todos os obstáculos que teve de enfrentar para concluí-lo.
Pelas fotografias pode-se ver a beleza da fachada do prédio (“Puede apreciarse la altura que sobresale de las fincas adyacentes”). Bem como “La tribuna de la fachada”, e, mais ainda: “Detalles de la ornamentación; Dos ángulos del vestíbulo con el arranque de la escalera, Cúpula del ascenso”.
Parabéns, Ana.
Abraços.
Está considerada la más elegante de sus construcciones por esa mezcla de neo-clasicismo neo-barroco que adoptó el autor, seguramente después de sopesar el carácter de sus clientes.
EliminarFue un punto y aparte en su carrera, ya que antes y después de crearla salieron de su lápiz las Caballerizas Güell, la Casa Batlló, La Pedrera y otras obras espectaculares, todas con su correspondiente círculo de admiradores rodeándolas a diario. No cómo ésta, tan ignorada.
Parabens a usted, Pedro.
Siempre hay que andar con los ojos en alto para ver todo lo que hay en tu alrededor, pues a lo mejor e pasado alguna vez por este edificio desconocido para mi.
ResponderEliminarEn mi próximo viaje a Barcelona a ver si puedo ir a verlo exteriormente.
Su personalidad y el no cambiar de opinión hizo que sus obras fuesen hermosas y distintas.
Un abrazo.
Si no sabes que está ahí, pasarás de largo sin echarle una segunda mirada. Nada llamará tu atención en esta finca discreta donde el autor se permitió realizar la antítesis de su propia obra.
EliminarY un beso.
Vaya genio el de don Antonio con la señora.
ResponderEliminarPues entonces, le doy las gracias duplicadas pues siendo tan celosos los cerberosm, supongo que siguiendo instrucciones, del inmuebles, al menos gracias a las fotografías de este reportaje hemos podido admirar tan bello edificio.
Un abrazo, Ana María.
Después de tantos años, todo sigue igual. Ayer una pareja estaban a punto de tomar una foto del portal cerrado, cuando de pronto se abrieron las puertas y el de turno puso las hojas hacia dentro, pegadas a la pared para que los llamadores quedaran de perfil y no se pudieran captar bien sus formas, y cerrando el acceso con un cordón. Algo patético. Un “quiero, pero que no se note”.
EliminarPorque si no quieren que nadie vea el interior, que cierren el portal, como la gran mayoría de barceloneses. Y si están orgullosos de su casa y quieren mostrarla, o quieren cobrar por ello, que cobren de una vez y dejen la comedia para el teatro.
Abrazos para ti.
Si Gaudí contuvo su inagotable ingenio en la fachada del edificio para que por una vez se reconociera su trabajo (nadie es profeta en su tierra), en el interior lució su habitual desparpajo en cuanto a diseño, uso de materiales e imaginación inagotable... menos mal.
ResponderEliminarRecuerdo haber pasado por ahí en una ocasión y, en el moemento en que iba a hacer una foto, se abrió la monstruosa boca del parking dejando estupefactos a los turistas que andábamos pululando en sus proximidades. ¡Qué ideas!
Un beso
Hacía tiempo que no pasaba por allí y ayer paré enfrente con el coche a echar una mirada. Junto a la acera del portal estaban una pareja japonesa haciéndose un selfie y me acordé de ti, porque salió un coche a toda velocidad del parking casi rozándolos y les pegó un susto de muerte. La cultura tiene sus riesgos.
EliminarUn beso
Qué maravilloso edificio. Si me fascinó la tribuna de la fachada, ese vestíbulo hermosamente azulejado no me impresiona menos. Qué poco se hubiera podido imaginar cualquier tipo de grosería en ese entorno.
ResponderEliminarFeliz tarde.
Bisous
Es una situación que no he visto en ninguna otra obra del arquitecto, siendo además un destino poco conocido al que se acercan escasos visitantes.
ResponderEliminarLo que menos esperas de un lugar así, madame.
Magnífico reportaje, Ana María.
ResponderEliminarEl único premio que recibió en vida. Suele pasar a los grandes genios, casi nunca son reconocidos en vida.
Gracias a tus fotografías lo hemos podido ver bien. Si los dueños son tan celosos de su intimidad, no es cuestión de arriesgarse...
Siempre es un placer visitarte, Ana María.
Un beso.
Siempre es un placer comunicarme contigo y ver lo que capta tu mirada minera.
EliminarUn petó per a tú.
Gaudí tenía el ingenio suficiente para no ajustarse a ningún patrón preestablecido, su arte e imaginación iban mucho más allá y prueba de ello es esa preciosa casa que, cuando vaya a Barcelona y no sea sólo para hacer un crucero, quiero visitar entre otras muchas de sus obras.
ResponderEliminarTe deseo un buen fin de semana.
Cariños en el corazón.
kasioles
Cariños para ti.
EliminarBarcelona es siempre un espectáculo, un buen destino si procuras sortear el turismo asfixiante. Piensa que éste edificio es sencillito comparado con otros muchos, pasa desapercibido. A ver si te decides.
Really beautiful wall on the first image.
ResponderEliminarHola, Orvokki, es verdad.
EliminarNada como la piedra para ennoblecer una fachada.
A obra de Gaudí é inconfundível e maravilhosa. Sua postagem, fotos e textos nos dá uma bela dimensão de quem foi Gaudí. A primeira foto, da Casa Calvet, é deslumbrante. Não conhecia desse ângulo.
ResponderEliminarbeijo pra você.
Besos para usted también.
EliminarLa Casa Calvet es un hito en la obra de Gaudí. Al contrario del resto de lo que construyó, nadie que pase ante ella le echará una segunda mirada si no está avisado.
Pero quienes se fijen verán que es una filigrana.