Al llegar al aeropuerto de Boston aquel verano de 1997, mi hija de 17 años, dulce y educada pero una
pantera cuando alguien intenta pisarla, además de estar en plena edad revolucionaria, empezó a protestar por las preguntas del cuestionario que entregan a la entrada en los Estados Unidos para que lo rellene el visitante: - ¿Piensa usted asesinar a nuestro Presidente? ¿Piensa usted iniciar una revolución? ¿Piensa robar? ¿Piensa
matar? (O algo así)
Para ella, leerlo y ponerse en pie de guerra, fue todo una.
- ¿Qué se creen? Por Dios, qué forma de recibir a los viajeros, qué falta de respeto. Pues, mira, me dan ganas de poner que sí a todo... -. Palabras que como imaginará el lector, merecieron por nuestra parte un ejercicio agotador de pedagogía convincente.
A todo esto, tengamos en cuenta que la mayoría de funcionarios de aduanas estadounidenses parecen seguir un perfil concreto. Gente de gran
envergadura y actitud distante a la que todo les parece sospechoso y eso que aún no había sucedido el 11 S. Todo lo
contrario al sentido de atención europeo con el turismo (al menos hasta ahora).
La Old State House, donde se encuentra el grabado de La Masacre de Boston. |
AMÉRICA, AMÉRICA. CAPÍTULO 2º (*)
Publicado en Gaudí y Más. 24 de junio de 2017
Nos dirigíamos a la ciudad de Quincy. Y por llegar de Europa con visado en regla y billetes donde figuraba la
fecha de vuelta, reservas de hotel a la llegada y comprobante de estudios de mi hija, yo pensé que la suspicacia que les veía desplegar con los visitantes de su continente, no tenía que ver con nosotros. Pero ¡Ay! Sucedió que la amiga que nos había preparado el viaje en su
agencia de Barcelona, había deslizado un error al escribir la ubicación del Hotel, en lugar
de Holiday Inn Quincy, en Boston, había escrito Holiday Inn Quincy, en Quincy.
Y se daba la doble circunstancia negativa, de que al menos entonces, aún no existía uno de esos
establecimientos en Quincy y además, la
agente que nos atendió en el puesto aduanero era precisamente de Quincy y lo
sabía.
Las miradas de
sospecha de los que nos rodeaban, el apartarte a un lado, el -Qué extraño...No sé porque no tienen reservas de hotel para todos
los días, cuando sin embargo sí alquilan un coche para irse solos por todo el país..., tuvieron un recorrido corto porque nuestra amiga es una profesional de primera, bien contactada, y puestos al habla con ella supo hacer las llamadas precisas al Hotel, al Centro de Estudios de Boston y a la familia de acogida. Por cierto, mientras hablábamos con ella le dije que iba a enseñarles el carnet de Prensa a los aduaneros y seguro que
eso agilizaría las cosas, lo que provocó que empezara a gritar por el teléfono como una posesa: -¡Qué
dices, loca! Ni se te ocurra decirlo. ¡¡No vayas a liarla!!
Pronto se nos acercaron unos superiores y lo que los
agentes veían como algo insalvable, se arregló con rapidez. Aunque con sonrisas, no
dejaron de decirnos que cómo se nos ocurría hacer un viaje así, a la buena de
Dios. Explicándoles que de donde veníamos era una manera muy corriente de viajar y que estábamos acostumbrados porque habíamos recorrido buena parte de Europa en caravana con nuestros hijos, parecieron aceptarlo. También hicimos hincapié en que todo el mundo sabía que el suyo era un país seguro.
Conversamos con ellos un buen rato atendiendo su curiosidad sobre de dónde éramos, de los JJ.OO. de Barcelona
en el 1992, del Museo del Prado de Madrid, de Ava Gardner, de Hemingway y Pamplona. Preguntaban y preguntaban, que por dónde pensábamos ir, etc.
Estaba claro que querían información y por nuestra parte no había ningún problema en
darles toda la que quisieran. Hasta podía sernos favorable por si se presentaba alguna otra situación comprometida.
Todo solucionado, salimos del aeropuerto, recogimos el coche que habíamos alquilado y enfilamos la carretera camino de Quincy.
Al día siguiente volvimos para dar un primer vistazo a la ciudad de Boston, magnífica. Visitamos un par de iglesias de las más antiguas del país con un largo paseo por la zona de Quincy Market, lugar peatonal con un tono monumental y desenfadado muy acogedor, con sus pequeños bares y restaurantes. El aroma que envuelve sus callecitas y plazas no se identifica con el aire inglés de su arquitectura, la que corresponde a los primeros británicos que pisaron el país. Por el contrario, la comida que anuncian y sirven en este enclave es la criolla, rica y colorida mezcla francesa y antillana que acaba sabiendo a mediterránea.
La Old State House es uno de los edificios oficiales más antiguos de los Estados Unidos, con el marchamo de calidad de que allí empezó todo en cuanto a la Independencia del país. Los hitos que guarda son numerosos, pero aquí vamos a detenernos en el grabado del orfebre y dibujante Paul Revere coloreado por el pintor Christian Remick, donde puede verse la carga del ejército inglés contra unos ciudadanos, que se produjo el 5 de marzo de 1770 y es conocida como La Masacre de Boston. La obra se guarda precisamente en el histórico edificio desde que se dio a conocer el 26 de marzo de 1770.
Al verlo sufrí un choque. Goya, mi admirado don Francisco de Goya, no es que se hubiera inspirado en el grabado de Revere, es que había fusilado la idea, el concepto, la composición, el punto de fuga, los ocho tiradores con los pies bien asentados, las torres del fondo, los caídos, mientras resolvía la zona clara del cuadro en los mismos ocres que Revere. Y ahí quedó la imagen, medio sepultada en mi mente. Jamás había tenido noticia de que alguien las hubiera comparado
Años más tarde, un familiar bien instalado en el mundo académico de Madrid a quien le había contado mi encuentro de 1997, me fotocopió un trabajo de 1999 que había caído en sus manos después de asistir a una conferencia donde precisamente se trataba el tema que tanto me había impactado. Bajo el título de: Una Posible Fuente Inspiradora de Los Fusilamientos de Goya, el catedrático de la Complutense de Madrid, Francisco José Portela, razonaba la similitud con toda clase de detalles. Entre ellos el muy chocante de que a su vez, el tal Paul Revere había copiado, o para ser exactos, calcado, un dibujo anterior del artista Henry Pelham que no lo había puesto en circulación hasta el 9 de abril, 14 días más tarde que su copista. Al enterarse, Pelham no perdió tiempo en denunciar el plagio con las consiguientes consecuencias positivas para él.
Aún así, un punto limpio de autenticidad me había quedado del maño genial. Se trataba del personaje inmortal, que ese sí era suyo original, el de la blanca camisa sacando pecho ante el pelotón cuando ya sabía que su muerte era irreversible.
Pero no. Resultó que tampoco era invención suya.
Porque fue muy posible que lo tomara del personaje dibujado por Andrés Crua, ya conocido por él, y grabado a buril por Miguel Gamborino en el cuadro Los cinco religiosos fusilados en Murviedro, en memoria del fusilamiento por soldados franceses en plena Guerra de la Independencia, de los cinco frailes dominicos de ese lugar valenciano.
Señor, Señor. Qué vida ésta.
Ana Mª Ferrin
(*)
Ana Mª Ferrin Viaje a Estados Unidos. De Quincy a Savannah:
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2016/04/america-america-de-quincy-savanah.html
Diversas imágenes de Quincy Market y su entorno (A.Mª.F.) |
Dos iglesias de Boston. Superior, de la Trinidad. Sobre estas líneas, la New Old South Church. (A.Mª.F.) |
Todo solucionado, salimos del aeropuerto, recogimos el coche que habíamos alquilado y enfilamos la carretera camino de Quincy.
Al día siguiente volvimos para dar un primer vistazo a la ciudad de Boston, magnífica. Visitamos un par de iglesias de las más antiguas del país con un largo paseo por la zona de Quincy Market, lugar peatonal con un tono monumental y desenfadado muy acogedor, con sus pequeños bares y restaurantes. El aroma que envuelve sus callecitas y plazas no se identifica con el aire inglés de su arquitectura, la que corresponde a los primeros británicos que pisaron el país. Por el contrario, la comida que anuncian y sirven en este enclave es la criolla, rica y colorida mezcla francesa y antillana que acaba sabiendo a mediterránea.
La Old State House es uno de los edificios oficiales más antiguos de los Estados Unidos, con el marchamo de calidad de que allí empezó todo en cuanto a la Independencia del país. Los hitos que guarda son numerosos, pero aquí vamos a detenernos en el grabado del orfebre y dibujante Paul Revere coloreado por el pintor Christian Remick, donde puede verse la carga del ejército inglés contra unos ciudadanos, que se produjo el 5 de marzo de 1770 y es conocida como La Masacre de Boston. La obra se guarda precisamente en el histórico edificio desde que se dio a conocer el 26 de marzo de 1770.
Al verlo sufrí un choque. Goya, mi admirado don Francisco de Goya, no es que se hubiera inspirado en el grabado de Revere, es que había fusilado la idea, el concepto, la composición, el punto de fuga, los ocho tiradores con los pies bien asentados, las torres del fondo, los caídos, mientras resolvía la zona clara del cuadro en los mismos ocres que Revere. Y ahí quedó la imagen, medio sepultada en mi mente. Jamás había tenido noticia de que alguien las hubiera comparado
Años más tarde, un familiar bien instalado en el mundo académico de Madrid a quien le había contado mi encuentro de 1997, me fotocopió un trabajo de 1999 que había caído en sus manos después de asistir a una conferencia donde precisamente se trataba el tema que tanto me había impactado. Bajo el título de: Una Posible Fuente Inspiradora de Los Fusilamientos de Goya, el catedrático de la Complutense de Madrid, Francisco José Portela, razonaba la similitud con toda clase de detalles. Entre ellos el muy chocante de que a su vez, el tal Paul Revere había copiado, o para ser exactos, calcado, un dibujo anterior del artista Henry Pelham que no lo había puesto en circulación hasta el 9 de abril, 14 días más tarde que su copista. Al enterarse, Pelham no perdió tiempo en denunciar el plagio con las consiguientes consecuencias positivas para él.
Aún así, un punto limpio de autenticidad me había quedado del maño genial. Se trataba del personaje inmortal, que ese sí era suyo original, el de la blanca camisa sacando pecho ante el pelotón cuando ya sabía que su muerte era irreversible.
Pero no. Resultó que tampoco era invención suya.
Porque fue muy posible que lo tomara del personaje dibujado por Andrés Crua, ya conocido por él, y grabado a buril por Miguel Gamborino en el cuadro Los cinco religiosos fusilados en Murviedro, en memoria del fusilamiento por soldados franceses en plena Guerra de la Independencia, de los cinco frailes dominicos de ese lugar valenciano.
Señor, Señor. Qué vida ésta.
Ana Mª Ferrin
(*)
Ana Mª Ferrin Viaje a Estados Unidos. De Quincy a Savannah:
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2016/04/america-america-de-quincy-savanah.html
Las vueltas que da el mundo...
ResponderEliminarMira que he visto el cuadro de la masacre de Bostón, pero hasta ahora, no me percaté de la similitud...La busqué por internet mientras te leía.
Interesante.
Besos
Hola, Manuel. Con lo mucho que me apasiona la pintura, diría que este cuadro siempre ha sido para mí muy especial. De ahí mi impresión al conocer los americanos.
EliminarAunque bien pensado, lo importante es el Huevo de Colón. Los elementos ya estaban sueltos por ahí, pero quien supo reunirlos y darle emoción y fuerza sigue siendo Goya.
me encanta lo que nos presentas.Nada sabía de esto
ResponderEliminarun placer es siempre leerte y aprender de vos un abrazo inmenso
La mirada es la que nos hace entender la vida, MuCha. A ti que eres una experta, seguro que un cruce de miradas te dice mucho más que las palabras.
EliminarUn beso.
Muy aleccionador Ana María.
ResponderEliminarAcerca de la reacción de tu hija al entusiasmarse con decir sí a todas las preguntas aquellas, era de toda lógica. Si alguien quisiera matar de verdad al Presidente de los EE.UU. no tengo dudas que no lo reconocería.
Un beso austral.
Lógica, sí. Pero el humor, las comillas, ¿tú crees que en ciertos ambientes es un género que abunda?
EliminarSaluditos.
Pois é, Ana, com esta tua bela reportagem, com suas belas imagens, em minha imaginação viajei um pouco com vocês, nessa viagem aos Estados Unidos, viagem que teve alguns contratempo, como acontece com quase todo mundo, mas que saiu tudo bem. Numa das fotos, a que foi tirada num restaurante ao ar livre, procurei por ti e por tua filha, e arrisque: tua filha está de pé, de perfil, tu estás sentada, de costas para a câmara fotográfica. Parabéns às duas pela bela viagem.
ResponderEliminarUm abraço.
Pues siento decirte que no, Pedro. Estábamos esperando al camarero en una mesa que no aparece, más al interior, me hicieron gracia los manteles de cuadros muy comunes en España, y disparé la cámara antes de guardarla, sin más pretensiones.
EliminarSaludos.
Siempre aprendemos algo. Con los fusilamientos ajenos parece que don Paco hizo lo mismo que Cela con el Manhattan Transfer del Dos Passos, que se inspiró para su peculiar travesía.
ResponderEliminarUn saludo, Ana.
El señor Cela, gran entretenedor, fue un viejo conocido en esos lares. Bien lo sabe Carmen Formoso (saludos desde aquí), la maestra gallega que envió una novela contando su vida a la misma edición del Premio Planeta que ganó Cela. Leer los libros de Tomás García Yebra, "Desmontando a Cela" y "Madera de Cela", es llorar por la indefensión de nuestro Patrimonio Intelectual.
EliminarSaludos para tí, Cayetano.
Efectivamente, parece mucho más probable la inspiración de Goya en ese grabado de los frailes fusilados, por cierto desde mi modesto punto de vista un grabado muy estimable mostrando la resignación de los religiosos. Aunque la tensión y el horror plasmado por Goya no tiene igual. Del bostoniano, ojo al perrillo, inmutable ante las descargas.
ResponderEliminarAh, si eso paso en 1997, imagínese ahora cómo estarán las cosas.
Un abrazo Ana María.
El talento lo tiene quien lo tiene. Un toque de aquí otro de allá, y nuestro pintor compuso una escena universal a la que ninguno de sus inspiradores ni siquiera logró acercarse.
EliminarEn cuanto a que pasaría ahora en las mismas circunstancias, ni de aquella escena ni de otras que vivimos allí, a pesar de su simpleza hubiéramos salido indemnes, estoy segura. Saludos
Maravilloso Goya.
ResponderEliminarY siempre estupendo leerte.
Un beso.
Es verdad, Amalia, qué genio. Qué envidia.
EliminarUn beso.
A mi también me han entrado ganas de decir que sí a todo, Ana Mª, pero he desviado la mirada hacia las imágenes.
ResponderEliminarQué maravilla.
Da gloria entrar en tu blog.
Un beso.
Hola, Tecla. Te enlazo a mi blog
EliminarAunque no lo había publicado hasta ahora, no sabes la cantidad de amigos que al enterarse en su momento dijeron lo mismo.
Por su parte quizá sólo sea una provocación superelaborada en busca de alguna respuesta que sólo ellos saben. Pero, ¿Y si te pilla por medio? Quita, quita.
Un incidente similar les pasó a unos amigos míos que habían ido a pasar su viaje de bodas a Nueva York. Como el apellido del chico empezaba por Al les retuvieron en el aeropuerto durante más de cuatro horas, suponiendo que era musulmán y peligroso. ¡Para echarse a llorar! Siendo la nación dominante en el mundo parece mentira el grado de ioncultura que luce una parte importante de sus habitantes. Trump es la prueba palpable de ello...
ResponderEliminarUn beso
De buena se libraron. Imaginemos que tienes un rostro que al introducir tu imagen en uno de esos programas sofisticados, tus rasgos dan positivo. A ver cómo sales de esa. Porque como el especialista se empeñe en que eres tú…
EliminarBesos, Carmen.
Lovely photos !
ResponderEliminarGracias, guapa.
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