Continúa...
Al abrirse con dificultad la puerta por donde debía pasar, pude ver el pequeño descansillo que daba inicio a la escalera, con una docena de empinados peldaños que terminaban en un pasillo de unos 15 metros de largo y menos de 1 de ancho, en cuyo techo dos puntos de luz mortecina destacaban los desconchones grises de la pintura, tan grises como las diversas puertas cerradas que mostraban las paredes.
Los interrogantes bailaban en mi cabeza. La puerta superior por la que habíamos pasado: ¿Habría cedido a mi empuje de haber intentado salir por mi cuenta? Y la entrada brillante que parecía esperarme al fondo: ¿Guardaría algo siniestro tras su prometedora claridad?
Como impulsada por un toque mágico ya que no fui consciente de haber andado hasta allí, me vi apretando con las dos manos el acceso indicado por el jefe, descubriendo una realidad tan insólita que acabó por descolocarme.
Publicado en Gaudí y Más. 1 de julio de 2022
A la vez fui consciente de lo vulnerable de mi situación al llegar por libre sin haber comunicado a nadie mi ubicación, hasta las entrañas de un lugar donde lo mismo que se amparaba a las víctimas de agresiones, de él se contaban historias para no dormir. Sin olvidar mi tropiezo con el párroco, cuyas palabras descubrían otro cauce por el que mi persona debía haber servido de comodín a los manejos de la frágil e indefensa mamá que no paraba de sorprenderme.
Sobre la mesa de trabajo seguían desgranándose palabras como "misión" y "operación", "comisión", "fase", "cometido", términos que al no saber a qué se referían y cada vez más sorprendida de que mi nombre fuese conocido por aquellas personas, no conseguía decidir cuál debía ser la actitud más adecuada por mi parte. Si llenarme de orgullo, o ponerme una peluca y emigrar a la Antártida.
Sea como fuere, la reunión se detuvo brevemente a mi llegada, con una Lila de apariencia serena intentando que yo volviera sola a mi casa. Asegurándome con voz bien audible, que en breve ella iría a por su niña, todo dicho a un palmo de sus compañeros.
"-No volveré sola -pensé rápido-. Tengo que salir de aquí con ella".
El descubrimiento del baile con su torso inmaculado con/sin riñón y ahora el encuentro con la realidad de la comisaría, habían puesto en entredicho todos los estrambóticos pasajes tan bien contados por ella, haciendo verosímil cualquier engaño. Si estaba huida, si había viajado por media Europa, el episodio del marido terrorista y el del hospital, así como el conmovedor cobijo de un tango sagrado, entre tantos otros, ¿Todo era una filfa?
Todo ello componía una suma de rarezas al borde de lo imposible, en las que yo no estaba dispuesta a participar. Y mucho menos que involucraran a mi familia. Absorta en mis ideas, le oí decirme:
-Venga, no te preocupes y vete tranquila, que en cuanto cerremos el informe que tenemos a medias, lo entregamos y salgo para tu casa.
Palabras a las que, con la misma calma, me escuché respondiendo:
- No. Mira. Como ya vamos muy justos de tiempo y el sitio al que vamos a cenar, el Pitarra, está aquí cerca, llamaré a mis padres para que vengan directos aquí con las niñas, te dejaremos a María y nosotros seguiremos hasta el restaurante.
Mi argumento inventado llevaba implícito un elemento delicado con el que Lila había estado jugueteando los últimos tiempos sin valorar su importancia; la presencia de los hijos en sus manejos. Fui consciente de que ambas estábamos asistiendo al fin de mi inocencia.
Cierto que mi propuesta era inventada, aunque difícil de rebatir en público por la simpleza del planteamiento. De espaldas a los integrantes de la reunión y frente a mí, mirándonos las dos a los ojos, sentí como en su interior batallaba por una respuesta verosímil, un argumento amigable a ojos de los presentes:
- Pensándolo bien, hoy ha sido un día complicado, todos nos merecemos un descanso, -con aire desenvuelto se volvió, dirigiéndose a los integrantes del grupo-. ¿No os parece?
La jugada surtió efecto y salimos de la Jefatura en el coche privado del comisario, que nos llevó a las dos de vuelta acompañadas por el conductor y otro agente de paisano. Hicimos bajar a Jeannine de mi casa con las niñas para que se despidieran. María se fue a la suya con su madre, ambas custodiadas, mientras yo regresaba a mi lugar de paz con mis padres y mis hijas a esperar tranquilamente la vuelta de mi marido.
Tras los días de celebraciones del Fin de Curso, sin el más mínimo reposo la familia al completo iniciamos las vacaciones por Europa en nuestra autocaravana. Mientras, según supimos más adelante, Lila volvía a su país en compañía de la niña camino de reencontrarse con su entorno familiar. O esa fue la información dada por ella a los vecinos.
Con cierta tristeza, con la seguridad de que nunca podría volver a creer en nada que me dijera aquella mujer en la que tanto había confiado, me giré dirigiendo la mirada a mi marido que observaba la escena sin perder detalle desde unos metros más allá, sabedor ya de la historia al completo. Encaminándome hacia él empecé a desarrollar la idea de que la existencia es un continuo aprendizaje sin red, valorando la gran suerte de que en aquella comprometida experiencia no me hubiera alcanzado la chispa de un instante desgraciado, lo que podía haber sucedido.
Todos conocemos alguna novela o película de espías, donde un agente doble duda del camino a tomar y la variedad de consecuencias que puede acarrear su decisión. Porque quizá una situación doble pueda manejarse. Pero, ¿triple? Y qué decir cuando pasa a convertirse en cuádruple o quíntuple.
En realidad, llegados a un cierto punto de amoralidad, ¿qué más dará? Eliminando de nuestra vida los valores éticos, autoconvenciéndonos de la bondad de las propias acciones, aun con el alma perdida podrás vivir sin padecer remordimientos, como bien nos transmitieron dos nombres de peso: Dostoievski en Crimen y castigo y el profundo pensador que fue John Rambo legándonos su famosa frase: "No hay dolor..."
Ana Mª Ferrin
Estupendo relato con un final sorprendente.Besicos
ResponderEliminarAsí es la vida, querida Charo. Siempre con sorpresas.
EliminarUn besazo a ti y a la artistaza de tu hija.
(Vean el blog de Charo)
Es gratificante leerte una vez más, amiga, ver cómo el estilo que posees destaca por su hondura y brillantez.
ResponderEliminarMe agradó mucho, quedo agradecido.
Un gran abrazo y amistad; mucha amistad.
Gracias por tu tiempo y tus palabras, Teo.
EliminarToda experiencia nos enriquece (si sobrevivimos a ella)
Saludos.
Me ha gustado leerte. Una historia que tira de quién la lee y escrita maravillosamente bien. No sabía que una Ferrin catalana (?) dejase quedar ta bien el apellido Ferrín de un gallego que escribió un libro, entre muchos, Retorno a Tagen Ata, mi preferido en mis primeros tiempos y que luego de prestarlo, jamás volvió a mis manos.
ResponderEliminarMi admiración a ambos.
Que yo sepa no tengo antepasados cercanos gallegos, pero sé de buena tinta que mi apellido lo es.
Eliminar¿Te acuerdas de la Pandeirada Sideral, de Zapato Veloz? Si ellos ya nos informaron de que un gallego del Ferrol había llegado a la Luna, ¿ quién se atrevería a negar, que hace décadas no llegó un gallego hasta Valladolid, de donde era la familia de mi padre?
Gracias por tus palabras, Beatriz. Besazzzo
Buen relato y un poco estremecedor, ya que era un poco complicado poder adivinar o acertar en un final tranquilo o, por el contrario, podría desembocar en algo trágico.
ResponderEliminarComo siempre me encanta tu buena narrativa Ana. Un placer leerte.
Un gran abrazo y feliz verano.
Muy feliz verano para ti, Juan.
EliminarHe dejado en adobo una 4ª Parte bastante complicada..
Dentro de un tiempo la cocinaremos.
Un relato ,muy bien estructurado y una frase que me ha encantado :la existencia es un continuo aprendizaje sin red.Genial sobre todo por esa atmósfera que has sabido mantener y casi se cortaba
ResponderEliminarFeliz verano y ya comenzamos las vacaciones:)
Un fuerte abrazo Ana
Bertha, tú que has tratado en distancia corta a tanta gente diferente, cuántas sorpresas te habrás llevado. Nunca se acaba de aprender. Abrazote desde BCN.
EliminarA wonderful story with an unexpected ending. I enjoyed reading it.
ResponderEliminarHave a happy week. Ana.
Bill, sorpresas que da la vida. Por eso hay que escuchar a nuestra intuición, buena consejera. Saludos a tu bella tierra.
EliminarVaya final amiga! Vaya con la débil mujer, con esa "pobre madre"...En verdad no imaginé nunca que fuera una espía...
ResponderEliminarEn fin, está claro que nunca se termina de conocer a las personas y que tal vez por eso mismo la gente cada vez se muestra menos solidaria.
Como sea, ya te lo he dicho, estupenda historia
Abrazo va
Veo que has vuelto llena de energía después de los abrazos y achuchones de tanta gente querida.
EliminarLa vida te espera en su día a día, con una duración inagotable de fuerzas. Hasta la próxima salida. Bsazzs.
Al más puro estilo de espías. Y aquí no solo se duplican, se multiplican. Siempre nos cuesta volver a confiar cuando nos sentimos engañados,pero si es por alguna causa justa lo llegamos a comprender. Un gran relato.
ResponderEliminarBuen julio Ana Mª.
Un abrazo.
Un abrazo, Laura. Estaba oyendo las noticias con el tema del fuego. Es algo muy serio pero sé que por amigos que se están volcando todos en su extinción, que espero sea lo más rápida posible.
Eliminares un relato lleno de emotivo sentimiento de fuerza creativa y da gusto leerlo accion en toda la discripción con un encantador desenlace el fin de la inocencia ...donde pones una estupenda ilustración de Janet actriz consagrada con este tema para la eternidad ..., espero puedas leerme pues este es el cuarto intento de ponerte mi comentario , feliz semana Ana Maria y un fuerte abrazo .jr.
ResponderEliminarLa gente corriente no está preparada para la mentira y el engaño. Es así, José Ramón.
EliminarCordiales saludos y buen inicio de verano.
ResponderEliminarComo lector uno se espera ese final, pero debía ser así. Una regla respetable, es que un texto de la calidad del suyo, por el camino del suspenso y la realidad, no deje al lector uñas para asir su final o cierre. Y has contado tan bien, que lo que inicialmente, el lector puede tomar como una confesión, va más más allá, y es un cuento largo, o novela, donde el autor llevó a hacernos creer que no no era ficción. Qué bien lo cuentos. MI aplauso. Carlos
ResponderEliminarCarlos, la sorpresa podría residir en que se tratara de una experiencia real, aunque resumida y suavizada .
EliminarO no.
COMENTARIO RESCATADO
ResponderEliminarDyhego ha comentado "(PARTE 3/3) EL DÍA EN QUE ME TRANSFORMÉ EN JOHN LE CARRÉ"
Hace 3 horas
Es lo malo de los espías, que nunca sabremos en realidad sus intenciones. Salu2, Ana.
Desde luego, en este caso la protagonista iba de sorpresa en sorpresa. Y tardando bastante en comprender el peligro en el que andaba metida por sus buenas intenciones.
EliminarGracias por la visita