Acaba de
conmemorarse el 30º Aniversario
del atentado de ETA al Hipercor de Barcelona,
masacre a la que sobreviví por un par de minutos
y de la que hasta pasados 25 años no conseguí
escribir sobre ella en primera persona.
Con respeto hacia la memoria de nuestras víctimas. Para
que nunca olvidemos quienes fueron los que entonces,
como
ahora, siguen defendiendo a los
asesinos.
Este fue mi testimonio en 2012, que hoy ratifico.
REEDICIÓN
En Barcelona no muy lejos de mi casa se encuentra el Monumento a las Víctimas del Terrorismo, más conocido por quienes saben de su existencia como “A las víctimas de Hipercor”. Es obra del norteamericano Solomon “Sol” Le Witt, artista plástico conceptual también autor del mural que encabeza hoy el blog. El nombre del monumento, Alta Progresión Irregular, es lo primero que sorprende de esta pieza gris situada en la punta de la isleta con que se cierra un espacio de paso y carreras hacia las múltiples opciones de transporte, sitio de parada para los peatones que cruzan el complicado paso cuádruple que atraviesa ese tramo de la avenida Meridiana. Un lugar apresurado, lo que contribuye a que raramente se dirija una segunda mirada hacia la escultura.
Alta progresión irregular. Monumento a las víctimas del terrorismo en Barcelona. Obra de Sol LeWitt. |
AQUELLA TARDE
Publicado en Gaudí y Más. 16 de agosto de 2012
Publicado en Gaudí y Más. 1 de abril de 2017
Publicado en Gaudí y Más. 1 de abril de 2017
La mayor parte de los habitantes cercanos no se han enterado de que el monumento a las víctimas de la tragedia que desgarró la ciudad en 1987 está ahí, lo toman como otro elemento del entorno sin ninguna relevancia. Fue inaugurado en junio de 2003, 16 años después del suceso y nada indica que sea un monumento, está colocado sin peana a ras de suelo formado por delgadas columnas rectangulares de diversa altura, que al unirse forman una especie de pirámide gris semejante a un atado de espárragos del color del pavimento.
Una irrelevancia similar desprende el rótulo que ilustra sobre el significado de la pieza sin cercar, al no estar esculpido en placa ni lápida alguna a la vista del observador. Las palabras La ciudad de Barcelona en recuerdo de las víctimas del terrorismo, están grabadas en baldosas grises de formato similar al del resto del suelo por lo que poco se distinguen y son pisadas por todo el que pasa, lo que no es raro. A no ser que alguien te avise de lo que significan no percibes su importancia.
25º Aniv. del atentado con el Lendakari Patxi López dirigiendo unas palabras. |
Hoy comparto mi testimonio de aquella tarde del viernes 19 de Junio de 1987, dedicando un homenaje a mis vecinos de Barcelona y a mis hermanos de toda España, familiares y amigos de las casi 1.000 víctimas y miles de heridos que desde hace 51 años padecen el dolor provocado por intereses cuyos verdaderos responsables suelen quedar impunes.
Nunca antes me había referido al atentado de Hipercor en calidad de la testigo que fui, las dos veces que escribí sobre el tema lo hice en tercera persona publicando un artículo y un relato sin identificarme como uno de los presentes. Sólo mi familia más cercana y amigos conocían mi experiencia en aquel terrible suceso del que aún hoy, cuando menos lo espero, vienen a mi mente sus imágenes cargadas del sufrimiento que presencié, porque de algunas víctimas conocía su rostro y de otras sabía de sus vidas. Más tarde fui enterándome de bastantes personas que sin ser finalmente dolientes directos sí se vieron afectadas profundamente por una tragedia que les dejó las graves secuelas que hoy continúan arrastrando.
Horas más tarde, imagen de la salida del aparcamiento |
Durante los trabajos de rescate, con la columna de humo presente |
En junio de 1987 hacía ocho meses que Barcelona había sido designada para celebrar los Juegos Olímpicos de 1992 y la ciudad vivía una efervescencia de obras y proyectos que se notaba en todas partes. A la vez, aunque no me guste recordarlo, yo tenía la intuición de que el paisaje no cuadraba, algo que no podía explicar en qué consistía me inquietaba.
La primera vez que sentí esa sensación fue tras el mitin dado por Herri Batasuna en mi barrio de Sant Andreu para su candidatura al Parlamento Europeo, con el resultado de que tras las elecciones del día 10 de aquel mismo mes de Junio, ese partido afín al terrorismo conseguía colocar a un parlamentario en el más decisivo órgano legislativo de nuestro continente.
Los asesinos que perpetraron el atentado de Hipercor: Arriba, iz, Santiago Arrospide Sarasola "Santi Potros". Domingo Troitiño Arranz. Abajo iz, Josefa Mercedes Ernaga Esnoz y Rafael Caride Simón. |
El desasosiego me lo producía el que sin condenar los asesinatos de ETA, Herri Batasuna se presentaba como un partido convertido a la convivencia, con plataformas y comités apoyando su nueva imagen por toda España. Mientras, las muertes seguían sucediéndose; 38 en 1985, 40 en 1986 y en el mismo 1987, hasta un mes antes del atentado a Hipercor ya habían caído 9 víctimas, la última una señora de 79 años que circulaba junto a su familia frente al coche-bomba situado cerca de un cuartel.
Por lo que entre antes, durante y después de Hipercor, 1987 acabaría con 53 españoles menos. Y así, mientras que por un lado los indeseables se beneficiaban de nuestras leyes democráticas, por otro seguían diezmándonos a base de ollas a presión repletas de explosivos mezclados con metralla, tornillos y cadenas, amén de chantajes y extorsiones sin cuento, sin que el total de la ciudadanía reaccionara de manera unánime repudiando a los partidarios políticos que seguían sin condenar las muertes.
Pocos días separan las dos imágenes. La primera tardaría años en volver a producirse. |
Yo vivía en las cercanías del Hiper y aquel día 19 de junio como solía hacer más o menos una vez al mes, me había acercado sobre las 15 horas a buscar algunos productos de alimentación, que por mi zona sólo encontraba allí. A pocos metros, en una tapia de la calle Dublín una pintada daba vivas a ETA y recuerdo que aquello me revolvió por dentro, ya que mi madre pasaba temporadas en Madrid, estaba cerca de los 70 años y por uno de esos reflejos encadenados que a veces nos asaltan, la relacioné con la última víctima de los asesinos, también en la capital.
Aproveché para hacer la compra y ver de pasada unos bañadores, con idea de tomar nota y pasarme otro día con más tranquilidad a probarme alguno. Durante tiempo y tiempo el recuerdo de aquella circunstancia siguió provocándome ataques de llanto porque fue exactamente en ese mismo espacio de ventas, dos pisos más abajo, donde se produjo el grueso de la explosión y donde murieron varios adultos con niños a los que precisamente habían ido a comprarles un bañador.
Por el lugar exacto donde aparece el rótulo del aparcamiento, salí con mi coche un minuto antes de la explosión. |
Estado en que quedó el coche bomba, un Ford Sierra. |
Poco más recuerdo de mi estancia en el comercio, era un día como cualquier otro, sí que hablé con unas señoras sobre no sé qué y con otras en la caja sobre la próxima verbena. Con éstas volví a encontrarme en el aparcamiento haciendo comentarios con otras personas que también llevaban en el carrito farolillos y otros artículos para San Juan, mientras yo trasladaba las bolsas a mi seiscientos rojo. También que salí por la rampa a la misma calle Dublín y al girar por la de Camil Fabra, la primera a la izquierda –ahora ha cambiado el sentido y es contra dirección–, cuando estaba a punto de volver a girar hacia el mismo lado oí una explosión impresionante que hizo vibrar el pequeño coche como si se moviera el suelo.
Lo primero que pensé fue algo así como: -¡La madre que parió a los chinos!
Esto que ahora podrá parecer desgraciadamente cómico, en ese momento sí tenía su sentido, porque aquel año se comentaba que habían empezado a venderse petardos de esa procedencia para las verbenas de San Juan y San Pedro y a ello se achacaba el que las detonaciones se hubieran duplicado o triplicado hasta el punto de asustar a gentes a las que les habían salido los dientes tirando tracas. Como yo misma, que vivía en un séptimo piso y por primera vez en mi vida llevaba días oyendo explosiones que sobresaltaban y hacían retumbar la casa.
En resumen, que lejos de pensar en lo que realmente había pasado, seguí mi camino maldiciendo los dichosos petardos.
Imágenes del lugar. Arriba, el día del atentado, abajo diez años más tarde |
Tras pasar varios semáforos llegué a mi portal y paré el coche para sacar la compra y subirla a casa. Ese día tenía familiares a comer que bajaron a ayudarme con las bolsas y mientras las subían yo marché a buscar aparcamiento. Pienso que debí tardar unos diez minutos hasta que volví, mientras escuchaba alguna que otra sirena, algo nada raro por tener cerca una comisaría y ser mi calle una ruta continua hacia hospitales y el cuartel de bomberos. También vi a varias personas corriendo, pero como iban hacia donde se encuentra una parada de autobús mi alerta no se disparó.
Fue al abrir la puerta del piso cuando recibí el impacto de mi familia, abrazándome y dando gracias a Dios porque no me hubiera pasado nada. Acababan de dar la noticia por la televisión y la impresión los tenía afectadísimos. Reaccioné uniendo todas las señales que había notado, la explosión, las sirenas, las carreras, y no se me ocurrió otra cosa que dar media vuelta y bajar a saltos las escaleras sin esperar el ascensor. Eché a correr hacia el Hipercor, una más entre los habitantes de la zona que habían tenido la misma idea sin saber muy bien porqué, supongo que algo en el interior de cada uno le decía que fuese allí, que quizás podría ayudar en algo, lo que fuera.
Hubo muchas víctimas con quemaduras en la totalidad de su cuerpo. Las supervivientes siguen hoy con dolorosas secuelas |
La realidad fue que poco podía hacerse y que el libre albedrío de la gente que llegaba se cortó al poco. La policía, enfermeros, médicos y bomberos no tardaron en tomar la dirección de la situación, acordonando los diferentes espacios que se abrían ante las entradas y sobre todo ante la misma rampa del aparcamiento por la que minutos antes yo había subido y donde ahora una nube negra ocupaba por completo la boca del túnel, que a duras penas dejaba ver las maniobras de los profesionales que se aventuraban equipados con elementos de seguridad. Empecé a moverme de un acceso a otro, por si veía algún conocido. Salía gente con expresión de terror y algunos volvían a entrar al darse cuenta de que las personas que buscaban no estaban fuera, lo que a partir de un momento ya no se les permitió hacer.
El que salía ya no podía volver a entrar y empezaban a salir camillas con heridos. O peor aún.
Vi sacar a clientes y trabajadores del centro, quemados, abrasados, asfixiados, tanto por el estallido de fuego que abrió un cráter en el suelo y un agujero en el techo del aparcamiento, como por el humo tóxico. A gente que llegaba enloquecida por la angustia de no saber que había pasado con los suyos, porque habían ido al Hiper y no tenían idea de que habría sido de ellos. Una embarazada lloraba con los brazos cruzados sobre el vientre. Varias personas forcejeaban con los guardias porque sus hijos o sus padres habían dicho que iban allí. Las ambulancias formaban una columna a todo lo largo de la avenida Meridiana. Sin parar, llegaban, salían ocupadas y partían.
Días después supe que los muertos, por quemaduras o asfixia, habían sido 21, 4 de ellos niños (*). Resultaron heridos 45, algunos de mucha gravedad que hoy ya no están entre nosotros o que siguen sufriendo por las quemaduras recibidas en buena parte del cuerpo. En cuanto a la cajera Milagros Rodríguez que estaba embarazada durante el atentado, al dar a luz a su hija Jessica aquejada de sordera, luchó con la Administración para que reconocieran a la pequeña como otra de las víctimas. Según acabo de enterarme lo consiguió, y la sentencia ha sentado un precedente.
Dejé el lugar completamente apabullada por lo que contemplé, recogí a mi hija del colegio y en vez de llevarla a la actividad que le tocaba ese día, me di una vuelta con ella, pronto llegó mi marido y con mis otros hijos nos quedamos todos juntos en casa. Suelo ser una mujer de naturaleza tranquila y me dijeron que lo llevé bien, porque no se me notaba nada especial, pero la realidad era que estaba experimentando algo muy serio. No dejaba de pensar que sólo la chispa de un instante de suerte me había librado de ser una de aquellas madres cuyos hijos habían quedado huérfanos, preguntándome qué habría sido de las familias que con tanto entusiasmo preparaban una verbena para sus pequeños y con las que hablé en el aparcamiento, pocos minutos antes de que se convirtiera en un baño de fuego.
Otra secuela que me quedó del suceso y a ésta la considero muy positiva, fue la criba mental que hice de las declaraciones efectuadas por determinados políticos tras el drama, porque a partir de entonces nunca he tolerado comentarios chistosos, comprensivos o guays sobre el tema del terrorismo o los terroristas, sin combatirlos. Suelo ir por libre y ante la preferencia de orientación sexual, ideas políticas o formas de gobierno, allá cada cual. Yo sé muy bien lo que soy, lo que quiero, y así vivo. Pero ante esos embajadores de la muerte, tolerancia cero.
Ahora soy consciente de lo importante que es el lenguaje y de llamar en este terreno a las cosas por su nombre. Un asesino no es “un violento”, es un asesino. Del mismo modo que un grupo de mafiosos que chantajean, maltratan y extorsionan a sus conciudadanos y son capaces de ir al parque y meter en el bolsillo de un bebé una nota de amenaza contra el niño si no se les entrega tal cantidad para la causa, esa gente no forma parte de “un comando”, integran un lodazal moral de la peor especie que merece el mayor castigo.
Como tema de conversación, el terrorismo no es de los míos, nunca lo inicio. Pero sé porque lo he experimentado, que me levantaré de la camilla de la esteticista, del sillón dental, o desecharé un buen contrato, si mi interlocutor insiste en ponerse exquisito o superficial al tratar el tema. Nadie me convencerá jamás de que para demostrar lo muy patriota que uno es, puedes pegarle un tiro en la nuca o reventar con una bomba a cualquier otro ser humano que no pertenezca al que consideras tu colectivo de pueblo superior, tanto dará que sea un jubilado que circula por la acera llevando un periódico bajo el brazo como al guardia municipal que dirige el tráfico.
En la avenida Meridiana de Barcelona, tras el atentado de Hipercor se reunieron entre 75.000-100.000 personas |
Roberto Manrique víctima superviviente del atentado, ha dedicado parte de estos 25 años a colaborar como portavoz y ayuda a sus compañeros |
Si Barcelona quedó descolocada tras el atentado, sobre mi esquina de la ciudad dejó un aplastamiento que tardó años en desaparecer. Raro fue el vecino que no sabía de algún perjudicado, eso cuando no se trataba de un familiar.
Tras el suceso pronto empecé a conocer historias de protagonistas directos y otras que hablaban de dramas personales relacionadas con la bomba. Del artefacto, la prensa divulgó sus datos tan bien descritos como si se tratara de un ser vivo diseñado para matar, informando de que
... A las 16.08 horas del 19 de junio de 1987 un coche bomba había estallado en el centro de la primera planta del párking ubicado en el segundo sótano del Hipercor de Meridiana. La deflagración del Ford Sierra cargado con 200 kilos de amonal, gasolina, escamas de jabón y pegamento, causó efectos similares al napalm y convirtió el aparcamiento en un horno de 3.000 grados de temperatura. La mezcla explosiva se pegaba a personas y coches quemándolos y consumió el oxigeno rápidamente. Los bomberos informaron, que: "Cuando llegamos ya no se oían gritos de auxilio ni lamentos. Sólo había humo y silencio".
Los testimonios, pequeñas y grandes tragedias que fueron contándome a partir de entonces, los guardé con idea de que quizá un día, cuando el terrorismo forme parte de nuestro pasado, puedan servir para ilustrar sobre el sufrimiento causado a tantas familias en una época negra de nuestra Historia, por esos individuos que deshumanizando a las víctimas y privándolas de nombre en el mejor estilo del odio hitleriano, sólo los consideran “enemigos del pueblo” o hablando como escuché hacer en otro plano, la grasa que sobra.
Hipercor. Cuadro de Magí Batet Balcells |
Con la información recogida sólo firmé un artículo en el periódico Sant Andreu Expréss utilizando la primera confidencia recogida al pie del establecimiento, entre las sirenas y el humo. Diez años más tarde, precisamente cuando terminaba mi segundo libro de relatos, sucedió el asesinato de Miguel Ángel Blanco que sirvió de catalizador para que de nuevo me decidiera a retomar el tema, añadiendo un capítulo sobre la base de varias historias que conocí. En especial la de una familia que pasaba unas pequeñas vacaciones cerca de Barcelona y quiso la fatalidad que escogieran ese día para visitar la ciudad (**).
La experiencia que quedó dormitando sale hoy a la luz para compartirla con los que me quieren. Y con todo aquel que se haya solidarizado y preguntado, viendo con impotencia sucesos similares ante el televisor, cómo estarían viviendo esa situación quienes estaban ahí ese día. En 2005, Iñaki Arteta dirigió el film Trece entre mil contando las vidas de 13 familias de los mil asesinados por ETA, entre las que se encontraban varios familiares de las víctimas de Hipercor.
En este año de recuerdos sirva el mío como homenaje hacia los que se fueron, con mi solidaridad para los afectados que siguen con nosotros.
ANEXO
ANEXO
Haciéndome eco de la actualidad y en referencia al valor del monumento
como obra de arte, algo siempre subjetivo, vayan aquí algunas consideraciones
dedicadas a la pieza que, no lo olvidemos, en este caso no se trata de recordar
en abstracto a las tragedias mundiales provocadas por el terrorismo, ya bien
representadas en otros homenajes a nivel mundial, sino de centrarse en un
especial recordatorio a Las Victimas del Atentado de Eta en Hipercor,
que fueron básicamente vecinos del sector barcelonés de Nou Barris.
No es raro que observadores
conocedores de la carrera de Sol Levitt se sorprendan de que
se incida en la “carga emocional del artista” para realizarla, ya que la pieza
es una variación de otras anteriores que Levitt tiene colocadas en diversas
partes del mundo sin que compartan motivación, pero con el mismo título de Alta
Progresión Irregular, su nombre auténtico.
También, de que en el
conglomerado de nombres que dieron el visto bueno a la obra no aparezca una
mínima representación de los afectados.
Sin peana que la proteja del
desbeber de perros y paseantes nocturnos ni placa que la identifique,
mimetizada con el pavimento, se diría que más que un monumento, Alta
Progresión Irregular es un trámite burocrático. Un Sí pero No dedicado
a un tema incómodo que a pesar de su silenciamiento, 30 años después del suceso
la ciudad no ha olvidado, hasta el punto de que precisamente en estos días tan
curiosos con ETA en el escenario, vuelve a estar en la mente de todos.
Lo que podrán observar quienes
echen una ojeada a las flores que suelen aparecer en algún recoveco de la obra.
Algo pequeño pero, esta vez sí, auténtico y con una gran carga
emocional.
Ana Mª Ferrin
(*) Los nombres de los fallecidos, son:
Rafael Morales Ocaña, Teresa Daza Cecilia, Jorge Vicente Manzanares, Silvia Vicente Manzanares, Carmen Mármol Cubillo, Susana Cabrerizo Mármol, Sonia Cabrerizo Mármol, Luis Enrique Salto Viñuales, Emilia Eyre Diéguez, Milagros Amez Franco, Matilde Martínez Domínguez, Mercedes Manzanares Servitja, Josñé Valero Sánchez, Luisa Ramírez Calanda, Felipe Caparrós Ubierna, Consuelo Ortega Pérez, Mercedes Moreno Moreno, Rosa Valldellou Mestre, Bárbara Serrer Cervantes, Mari Paz Diéguez Fernández y Javier Valls Bauza.
(**) Artículo Aquella tarde. Sant Andreu Expréss. Julio de 1987.
(***) Relato: Y tu, ¿Qué hacías la tarde de la bomba en Hipercor?
Próximamente lo añadiré en el blog. Por ahora figura en el libro
Los Ojos del Paraíso.
Qué espanto Ana María. Imagino que esta experiencia es algo que marca un antes y un después. Sólo mandarte mi cariño y solidaridad, contigo y con los afectados por tanta barbarie. Un beso enorme, prima.
ResponderEliminarHola Pina.
EliminarQuiero que sepas que durante todo el texto he estado echando el freno para no ser muy descriptiva por respeto al sufrimiento de los familiares, aunque el cuerpo me pedía mostrar todo el horror a lo vivo para que quien no ha vivido algo así y habla de oídas guiado por metáforas políticamente correctas, deje a un lado la tibieza y trate de ver cómo es en realidad lo que hacen estos asesinos. Pero verlo con los ojos del padre o el hijo que ve agonizar a su familiar en esas circunstancias.
Estoy segura de que si lo hicieran así más de cuatro exquisitos dejarían a un lado el sexo de los ángeles y entenderían rápido el abismo que separa la libertad del terror. Abrazos.
Buenos dias, Ana Maria, yo también soy cliente habitual de Hipercor. Te felicito por el detallado y amplio articulo...Trabajé, con José Luis Sangüesa Zorrila, era jefe de bomberos cuando ocurrió la masacre de Hipercor...En mi blog he recogido dos articulos; del 25 Aniversario, y el 30 Aniversario...Salud!
EliminarSalud a ti, Antonio. Fueron malos días que esperamos no vivirlos nunca más.
EliminarGracias por el comentario y la visita.
Sin tu permiso, me he permitido enlazar tu artículo a mi Facebook:
ResponderEliminarhttp://www.facebook.com/magibatet
Espero que no te moleste.
Saludos
Magi Batet
Te doy las gracias por hacerlo y repito mi enhorabuena por la sensibilidad que demostraste con tu cuadro "Hipercor", que muestro en esta entrada. La técnica que utilizaste da pie a pensar que todo fue un mal sueño, algo que todos hubiéramos querido. Enhorabuena que hago extensiva a toda tu obra. Hasta pronto.
Recordar es no olvidar…..
ResponderEliminarhttps://www.facebook.com/magibatet
Saludos
Eso nunca, Magí, jamás.
EliminarMe alegra saber de ti.
Hola Ana María, ayer pasé por el monumento, en el cual había varias coronas y me llamó la atención.
ResponderEliminarHabré pasado mil veces por allí cerca en coche y nunca lo había visitado, ni sabía su significado.
Me puse a leer las losas y le hice algunas fotos, por unos instantes mi cuerpo se estremeció al recordar el suceso, yo también era cliente de Hipercor que anteriormente era Siars o Sears o algo parecido, aunque vivíamos en Badalona íbamos bastante a hacer las compras a este centro.
El día del atentado no estábamos allí, pero la sensación que vivimos fue brutal, y tardamos mucho, mucho tiempo en olvidarlo.
De inmediato se me vino a la mente publicar en mi face las fotos y unas palabras de recuerdo y hastío de que ahora se nos haga culpables de que en su momento no se hizo bien la Constitución que si independencia, que si republica. En fin me descargué de la cabeza cosas que hacia tiempo pensaba y las iba añadiendo en mi teléfono, hasta que consideré que ya había largado suficiente y le di a enviar.
Al rato mi WP me dio un mensaje de error en la carga, el cual después comprobé con cierta rabia que ni se había enviado, ni guardado y no hubo manera de recuperarlo.
Hoy he vuelto a la carga con la idea de hacer un video con imágenes de internet y con la canción http://youtu.be/U-d0FSZbk1M , (aunque está dedicada al 11M)entonces me he encontrado con tu blog que una vez leído me he quedado frio y con un cierto descanso, por lo bien y con la sensibilidad que lo describes.
Así no se que hacer si hacer el video o no.
Un saludo y muchas gracias.
Lorenzo Molina
Hola, Lorenzo, celebro que te haya interesado el tema.
EliminarAntes de nada, siento lo que te ha pasado con el texto y el vídeo. Todos los que hemos sufrido algo similar sabemos que esas pérdidas a veces nos han costado tanto trabajo que nos dejan agotados y preferimos olvidarnos y no volver a empezar. Pero si te ves con fuerzas, hazlo. Quedará tu recuerdo y un testimonio
Si vistes el monumento ya sabrás a qué me refiero cuando hablo de que el episodio merecía otra cosa. Como mínimo, un pedestal.
Pero bueno, tú lo has encontrado y te habrá servido para soltar lastre por el dolor de unos días que ojalá nunca se hubieran vivido.
Gracias por tu visita y ya sabes, cuando quieras aquí estamos.
He llegado a su blog desde la noticia de la negación de un lugar municipal para celebrar un homenaje a las víctimas en el treinta aniversario de la matanza. He buscado la escultura y he encontrado su blog. Le doy la enhorabuena por su magnífico relato de los hechos.
ResponderEliminarY despues de leerlo no solo entiendo aún menos la decisión de Ada Colau sino que además me produce una enorme indignación.
Que clase de persona puede ser insensible a tanto dolor, a tanta barbarie?
En manos de quién estamos? Da miedo.
Mientras haya quienes sigan menospreciando a las víctimas, los testigos tenemos el deber de mantener su memoria.
EliminarUn beso.
Buenos dias, también soy cliente habitual de Hipercor. No entiendo la critica a la alcaldesa, Ada Colau...Ricard Viñes, comisionado de Memoria Historica del Ayuntamiento de Barcelona, se ha reunido los últimos meses con las victinas, con el objetivo de organizar el acto del 30 Aniversario...Ada Colau, que sólo lleva dos años como alcaldesa pidió perdón a las victimas por tantas promesas incumplidas hacia las victimas por parte de las administraciones...En mi blog también he recogido articulos sobre la masacre de ETA...Salud
EliminarNo te preocupes, Antonio. Si hay algo para lo que los barceloneses tenemos buen olfato, es para distinguir lo auténtico. De memoria tampoco andamos mal. Y de tontos tenemos lo justo.
EliminarOtra vez gracias por la visita. Hasta cuando quieras.
Aquellos años fueron tremendos. Años de angustia y de incertidumbre porque no sabíamos dónde nos podría conducir aquella locura
ResponderEliminar¿De que les sirvió sembrar de dolor y muerte el país si no consiguieron ninguno de sus objetivos?
Un saludo, Ana María.
Ni aunque les hubiera servido, Cayetano. A ver quién les devuelve los hijos a sus padres, y los padres a los huérfanos.
EliminarHieno kuva.
ResponderEliminarToivon sinulle hauskoja aikoja.
Sí, la foto de la cabecera es una buena imagen.
EliminarLi tudo, inclusive os comentários para entender o que se passou, e que horror!!! E tudo se repete, da mesma maneira em outros lugares.
ResponderEliminarMinha solidariedade, meu abraço Ana Maria.
Tais, aliarse con la muerte es opción de asesinos, no de políticos. Por mucho que intenten convencernos no debemos dejarnos engañar.
EliminarUn abrazo.
Una época muy complicada, con muertes de quienes simplemente ni tenían nada que ver con todo esto. Para al final de nada servir...
ResponderEliminarBesos
Eliminar a quien no piensa como tú es el fin de la razón y una realidad que gira sobre sí misma, como sucedió con Robespierre y otros muchos. Para cambiar las cosas están la militancia política y el voto.
Eliminar!Qué tremendo Ana María¡
ResponderEliminarAfortunadamente tu impresionante testimonio es posible, porque superaste el natural trauma inicial de no querer tocar más el tema.
En este punto y lejos de querer ser "yoista" (por favor créeme) recuerdo el drama de la muerte de los atletas israelíes en el atentado en Munich durante los Juegos Olímpicos de 1972, que yo cubría para Chile. Después de aquello nunca he querido volver en mis crónicas a ese demencial acto terrorista por las implicaciones emocionales que me genera.Mi propio trauma me lo impide hasta hoy.
La justificación del terrorismo en cualquiera de sus formas es tan brutal como el acto mismo y constituye una cruel burla contra millones y millones de bien nacidos que nos acompañan en nuestro deambular por la tierra.
Un beso.
Nada de yoísmo, es humano y comprendo tu reacción ante el recuerdo de aquella tragedia. Es mucho tiempo comprimiendo los sentimientos y quizá también te haya llegado el momento de sacarlos a la luz. Silenciarlos es hacerles el juego a los asesinos y a quienes los protegieron y protegen.
EliminarExactamente como en el caso que hoy traigo a esta página.
Un abrazo, Esteban.
Los años pasas y parece todo olvidado, por esto los monumentos por estas victimas y recordar el terrorismo de aquel día es bueno que exista, para cuando uno pase cerca del monumento deje unos pensamientos o oraciones.
ResponderEliminarQue tengas un feliz domingo.
M.P, has adivinado algo que existe. La primera vez que vi alguien parado allí no caí. Luego fui comprobando que algunas personas detienen su andar frente al monumento y se quedan allí en silencio, piensan, rezan, quién sabe. Y tantos años después aún siguen dejando alguna flor o un pequeño ramo en esa obra sin nombre ni pedestal.
EliminarSabe Dios si lo harán por algún familiar o en recuerdo de las víctimas. Un beso.
A pesar del tiempo pasado siempre me conmueve el recuerdo del atentado terrorista en el Hipercor de Barcelona como el de otros tantos atentados que han sembrado de muerte y desgracia a muchisimos ciudadanos ajenos completamente a la causa que los terroristas argumentan como justificante de su inmensa maldad y cobardia.Estos crimenes cometidos por gente mezquina y despreciable no pueden olvidarse y la justicia deberia actuar con rapidez y firmeza pero desgraciadamente no siempre es asi y algunos politicos de nuevo cuño tratan en muchos casos de quitar o suavizar la gravedad de los hechos.Debemos homenajear y recordar a las victimas sin ninguna traba por parte de alcaldes ,ayuntamientos o gente que estan inmerecidamente representando intereses publicos.
ResponderEliminarUn abrazo para todos los supervivientes y familiares de las victimas de este y de todos los atentados terroristas y el mas absoluto desprecio a todos los cobardes y canallas que causan tantisimo dolor
Don Jesús.
EliminarQuien como usted vivió el trance de estar a un paso de perder a un ser querido en este atentado, está legitimado para servirse del idioma como guste.
Como usted bien dice, que no se equivoquen quienes creen que poniéndonos trabas para un homenaje con argumentos melifluos, nos distraen. Por mucho que intenten maquillar al buitre, todos le ven el pico retorcido y las uñas negras. El que no estemos continuamente haciendo mención del pasado no quiere decir que no lo tengamos siempre presente.
Un fuerte abrazo
Pois é, Ana, depois de ler esta tua reportagem tão rica em fatos e com tantas fotos desse terrível atentado no Hipercor, lembrei-me de tantas notícias divulgadas por todas as mídias aqui no Brasil, com fotos e imagens filmadas daquele dia de horror na tua Barcelona. Naquela época vi tudo o que podia sobre esse crime hediondo, e nunca consegui entender como essa gente boa da tua Espanha podia ter sido vítima de conterrâneos. Jamais poderia imaginar que leria uma reportagem escrita por quem foi testemunha do atentado de 1987, e que por apenas um minuto não foi também vítima. Penso, Ana, que embora não sejam muitas as pessoas que conhecem esse Monumento dedicados às vitimas do Hipercor, esse triste acontecimento não mais será esquecido pelos espanhóis. Temos tantos exemplos de crimes contra a Humanidade que são brasas sob as cinzas. Não são esquecidos. Minha solidariedade a mulheres e homens da Espanha. Parabéns, Ana, pela força que tiveste para a realização deste trabalho.
ResponderEliminarUm abraço.
Pedro
Gracias por su solidaridad, Pedro, su gesto es compartido por la gente de bien. Está alejado de ideas políticas y sólo dictado por la Ley Natural que condena a quien quita la vida a su semejante.
EliminarEsperemos que para todos vengan tiempos mejores.
Ana María, la chispa del instante te salvó... Bienvenida a la vida. Por entonces estaba en Barcelona y nunca lo olvidaré, pero jamás supe de alguien que estuviera tan cerca como estuviste tú. Créeme que tengo los pelos de punta al recordar aquella época de terrorismo a medida que te leía.
ResponderEliminarMi solidaridad con el dolor de todas las víctimas, familiares, amigos.
Un abrazo enorme.
Pilar, si estuviste allí esas fechas no hace falta que te cuente nada. Sé que al leer mi testimonio te habrás sentido identificada porque sabemos que pudo tocarnos a cualquiera.
EliminarUn beso.
Recordaba perfectamente que en tu espacio solías hacer una entrada sobre el atentado y, no sé por qué, he pensado siempre que el suceso había removido algo en ti, ya bien sea de manera directa o circunstancial. Y hoy me confirmas esas sospechas.
ResponderEliminarFuiste una heroína. Sufriste en primera persona, aunque no estuviste en el hiper en ese momento (menos mal), las consecuencias de un atentado terrorista y fuiste capaz de regresar al lugar y ser testigo de lo que había pasado. Otros no hubieran tenido los redaños de poder hacerlo. Y hoy esa herida sigue abierta, aunque asimilada. No quieres olvidar, ni debes, pero has sacado una enseñanza de esa experiencia que has interiorizado para bien.
Un besazo
Carmen, no imaginas la emoción que me has provocado al leerte, alguien como tú, a la que sé llena de ilusión con tu hijo en brazos, me has puesto a mil.
EliminarNo voy a incidir en lo ya escrito. Sólo deseo que ninguno de nuestros pequeños ni nuestros padres llegue a experimentar lo que sucedió aquel día. Y tantos otros días.
Miremos hacia delante con esperanza.
Un beso para todos.
Una experiencia terrible. Admirable tu comportamiento.
ResponderEliminarUn recuerdo muy amargo. Mi solidaridad y apoyo,
Y un beso grande,
Muy amargo, porque cuando se le ponen nombre y rostro a las víctimas dejan de ser una estadística y vuelven a ser lo que eran, seres humanos cada uno con sus familias y sus valores.
EliminarUno muy grande para ti.
Los atentados terroristas son tremendamente terribles, nos llenan a todos de impotencia, nos desnudan de toda dignidad, de todo valor... Pero tú lo tuviste, Ana María, a pesar de haberlo sufrido casi, supiste demostrar tu valor e integridad... y lo sigues haciendo aquí con tu brillante artículo. Mi apoyo y mi ánimo siempre. Besos
ResponderEliminarEs así, desnudan de toda dignidad y valor a quienes los cometen y así quedarán sus nombres en la Historia.
EliminarBesos para ti, Milena
Tienes muchísima razón; que aunque los años pasen estos actos marcan para toda la vida, aparte de generar una repulsa.El solo hecho de pensar que por una fracción de tiempo corriste con mejor suerte que estos pobres uno se siente con más deber de levantar la voz y condenar sin miramiento estos actos tan cobardes.Pues eso no tiene: ningún juez, ni credo, que pueda perdonar semejante atrocidad.
ResponderEliminarBesos Ana Mª
Incluso en los credos el crimen puede perdonarse, que no absolverse, si con el tiempo el criminal se arrepiente, muestra con su actitud que es sincero y pide perdón a las víctimas y a la sociedad. De no ser así...
EliminarBesdos a ti.
Pues no sé si parece ese monumento un manojo de espárragos; más bien diría que se asemeja a una formación de columnas basálticas fuertes y resistentes para mantener viva la memoria de aquellas víctimas inocentes; y también fuertes, por símbolo, como es la determinación de quienes repudiamos la violencia en cualquiera de sus formas.
ResponderEliminarUn abrazo Ana María.
Hola, DLT. Interesante su visión de este monumento, como columnas fuertes que ve elevándose como resistencia ante el terrorismo.
EliminarOtro para usted.
El terror que sembró ETA durante tantos años en todo el país fue muy sangriento, no lo olvidaremos nunca y menos los barceloneses con el atentado de Hipercor. Una magnifica entrada Ana Mª con una información inigualable. El monumento solo lo he visto de paso desde el coche.
ResponderEliminarUn abrazo
Tienes buena vista, Conchi.
EliminarUna buena parte de barceloneses incluidos los vecinos lo han conocido este año. Vaya historia la nuestra, esperemos que no se repita.
Un beso.
Aquella tarde, la revives con el pánico y la emoción de un triste momento que acabó con la vida de muchos inocentes.
ResponderEliminarEl monumento realizado por SOL LEWITT, muestra su compasión por todos aquellos que perdieron la vida en ese cruel atentado, y quiere que sus almas asciendan al cielo en cada una de la verticalidad de sus líneas.
Cariños y mis deseos de que tengas una feliz Semana Santa.
Kasioles
Buena también tu interpretación de esas almas ascendiendo al cielo. Seguro que fue así.
EliminarQue pases unas fechas al amor de los tuyos.
Conmovedor y tristísimo testimonio el tuyo, me ha dejado sin aliento, recuerdo que lo viví desde mi tierra totalmente desoncertada y sin ser capaz de entenderlo.....imposible de olvidar tanto asesinato de tantas víctimas inocentes.En mi tierra también hubo unos cuantos atentados con víctimas mortales , recuerdo que se vivía con miedo ya que estamos pegados al Pais Vasco, mi hija pequeña se fue a estudiar a Bilbao y vivió también momentos muy tensos.Besicos y gracias por tu testimonio.
ResponderEliminarGuardar silencio ante los asesinatos es matar dos veces a la víctima. Sé que hay mucha gente a la que le cuesta expresar lo que siente, pero tenemos que esforzarnos en hablar alto y claro sobre este tema.
EliminarUn beso a ti y gracias por tu solidaridad.
Hace unos días he vuelto a pasar por el monumento, desde el día que supe el significado y paso cerca me detengo, y mi recuerdo se vuelve otra vez hacia las victimas, hacia los asesinos, hacia la gente, los politicos, me invade una mezcla de rabia y tristeza quizás sea demasiado sensible pero no lo puedo evitar. Esta vez he ido expresamente tenía pendiente hacer unas fotos para subirlo a Google Maps, buscando algún argumento para poner una reseña me he vuelto a encontrar con tu blog y he leído mi anterior entrada, la he tenido que leer 2 veces, no la recordaba y eso que solo hace algo mas de 4 años, tampoco recordaba tu respuesta, gracias Ana María. En referencia a la simplicidad del monumento yo desde que lo vi por primera vez me dio por pensar seguramente equivocadamente que las columnas de las que está compuesto representaban a las victimas y que las variables alturas de cada una de ellas tenía relación con la edad de cada una de los que fallecieron. He pasado varias veces desde entonces y la comprobación de lo que comento sería relativamente fácil de hacer, pero nunca lo hago quizás por no quitar de mi cabeza algún sentido a esa extraña mole. Un abrazo
ResponderEliminarComo podrá comprobar fácilmente, en una lectura normal este monumento nada tiene que ver con las 21 víctimas de Hipercor. Las pilas de piedra y otros materiales son un tema recurrente en el autor. Aunque quizá haya un dossier de 10 cms. de grosor explicando el porqué.
EliminarSaludos.
Si desde que estrenáramos Democrácia por allá en 1978,hubieramos copiado el BRILLANTE ejemplo de Mossad israelita,ETA ya se hubiera autodisuelto sola.
ResponderEliminarPero no señora,mola más darles ideas en bandeja a los terroristas que no paso mantenerse calldos.
Sr. Berga, se ha equivocado de blog.
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