A ti, forma; color,
sonoro empeño
Por que la vida, ya volumen, hable,
Sombra entre luz, luz
entre sol, oscura.
A ti, fingida realidad
del sueño.
A ti, materia plástica
palpable.
A ti, mano, pintor de la Pintura.
Rafael
Alberti
Hay veces en que la mente atrapa el cabo de un ovillo y hace que toda una crónica vaya enrollándose a su compás. Algo así he vivido en este XXVII Premio de Pintura Rápida al Aire Libre de Frómista, acompañada por el espíritu de los pintores plein air que inundaron la villa el 6 de Septiembre de 2014.
Julio Arranz Hernández, de Valladolid, finalizando su obra Canal de Castilla. (A.Mª.F.) |
LA PINTURA, ESE LENGUAJE
A la búsqueda del pintor y su mirada me adentro por la calle Puebla Nueva, ángulo blando que me ofrece la imaginativa casa de las baldosas con sus macetas reventonas y mimadas. Mi cámara captura al autor de un cuadro, tocado con un sombrero y el rostro sonriente de quien disfruta. Bajo los plátanos de la plaza de San Telmo me encuentro a una joven espigada que se coloca el pincel entre los dientes plantando inmóvil su silueta ante la estatua del santo, calando sus detalles, alegre al enterarse de que no son las dos, como pensaba, sino la una, y que aún le quedan dos horas para terminar el cuadro. Tras ella, una esquina graciosa redondea un punto de atención roja y vainilla bajo un cúmulo de nubes de leche.
Giro, tuerzo,
cruzo, para darme de cara con dos nuevos pintores bajo el soportal, que han clavado sus ojos en
la iglesia de San Pedro. Una
participante, al otro lado de la carretera, aprovecha la sombra de dos cipreses y su rodal de
césped para dar principio a su dibujo del Ayuntamiento. Mientras, en la acera
de enfrente dirección a Palencia, perfectamente pertrechado con su sombrilla,
sombrero y guardapolvo azul, un artista pinta solemne, paso atrás, paso
adelante pincel en mano, dando pequeños retoques a la iglesia de San Martín, icono del románico.
José Mª González Rico, de Palencia, ante su cuadro, San Pedro. (A.Mª.F.) |
Beatriz Marcos Garrido, de Burgos, en la plaza de San Telmo pintando el cuadro del mismo nombre. (A.Mª.F.) |
Dos rincones de Frómista (A.Mª.F.) |
Luis Piñero García, de Laguna de Duero, Valladolid, con su obra San Pedro ya muy adelantada. (A.Mª.F.) |
Francisco Tomás Medina Pérez, de Cabrerizos, Salamanca, ante su pintura, San Pedro. (A.Mª.F.) |
Mª Luisa Aguirre Sinova, de Burgos, preparando su dibujo, Ayuntamiento. (A.Mª.F.) |
A la sombra, Raúl Gil Burés de Rianxo, A Coruña, y su cuadro San Martín (AMªF) |
Para dar con un nuevo asistente al concurso, que atrapa en su lienzo una panorámica de las cercanías de Frómista con paisaje de tendido eléctrico, he tenido que escudriñar los alrededores de varias naves hasta encontrarlo. Con él he cambiado cuatro palabras, sólo cuatro, ya que los artistas de pintura rápida se mueven en márgenes muy cortos para lograr acabar su cuadro y no es cosa de entretenerlos.
Los tres últimos
pintores que colaboraron acompañándonos en la crónica habían escogido diversos
enfoques del Canal de Castilla a su paso por la villa. Si uno finalizaba los hierros de la pasarela que lo cruza por la carretera de Frómista a Astudillo, otro daba pinceladas de azul y gris realzando un detalle de la
esclusa con su quieto caudal y un tercero perfilaba los reflejos del salto alegre de un rebosadero. Lo
curioso era que estando en un mismo tajo horizontal del canal, cada uno de
ellos atrapaba algo tan distinto al compañero que bien podían haber estado a
kilómetros uno de otro.
Javier Sáiz Ortega, de Villalobón. Panorámica. (A.Mª.F.) |
Javier Sampe Iglesias de Noia, A Coruña, con su obra ya terminada, Pasarela Esclusa. (A.Mª.F.) |
Iglesia de Santa María del Castillo. En la imagen, abajo en el centro, justo a la sombra de la baranda, se aprecia el agujero que hoy sirve de desagüe a la plazuela de entrada al templo. |
Detalle de la labor del tiempo y las aguas. (A.Mª.F.) |
Ojeando los posibles puntos que podían interesar a los artistas me acerqué a la tercera iglesia de la villa, la de Santa María del Castillo hoy museo Vestigia de la Historia de Frómista, templo poco conocido por estar más alejado del circuito peregrino que los dos principales, San Martín y San Pedro. En la escalera de acceso me llamó la atención el detalle de un desagüe natural, horadado por el tiempo y digno también de que algún día un autor lo traslade al lienzo.
Continúa...
Mejor quedarte algo alejada de San Martín, contemplando otros rincones al abrigo de esos valientes de los pinceles. Todo sea por no darte de bruces con el espantajo que impide contemplar en todo su esplendor la iglesia románica.
ResponderEliminarUn saludo.
Cayetano, no se te escapa una.
EliminarPensé que alguno de los pintores habría dejado testimonio del caso pero no fue así. Veremos como acaba resolviéndose.
Tu entrada me produce melancolía y ¿sabes por qué? Porque en Béjar hace tiempo también se hacía algo parecido y las calles y plazas se llenaban de vida en forma de lienzo y pinceles que luego eran mostrados en el Parque Municipal en un salón improvisado al aire libre. Aquel día, domingo casi siempre, de verano tenía algo de mágico que a los pequeños nos entusiasmaba. Hoy esa práctica por desgracia se ha perdido. ¿Será la crisis? ¿Será que la cultura no interesa en tiempos de recortes?
ResponderEliminarUn beso
Qué bien te entiendo, yo también viví mi infancia viéndolos y no me resigno a que acabe su presencia, porque afición y admiración hay. Ya habrás visto a tu paisano de Cabrerizos
EliminarEn la segunda parte va más información. Es un espectáculo imaginativo para la ciudad y si se gestiona bien sé que el coste puede ser mínimo.
Un beso.
Es bonito ver a los participantes de estas iniciativas artísticas; y creo que no es la primera vez que aquí disfrutamos, aunque sea, a través de esta pequeña ventana, de la interpretación que hacen del mundo que tienen ante sus ojos estos entusiastas, agradecidos y amables pintores.
ResponderEliminarUn saludo.
Es una forma de hacer más habitable nuestro entorno. Verlos con sus caballetes, a veces cerca unos de otros mostrándonos varias ópticas de una misma realidad, no es sólo un verdadero placer, también un ejercicio de reflexión.
EliminarSaludos
¡Cómo has captado un ambiente de rico y peculiar trabajo! Esta drónica llega tan profundamente que recapitular sobre qué hacías ese día es el primer pensamiento que, tras recordar, incita a una sana envidia por haber perdido la oportunidad de pasear por esta bonita villa husmeando trabajo y realidad, vestimenta y forma de coger los pinceles, de comparar el color natural y el interpretado por el artista. Tras cada esquina se encuentran realidad e imagen interpretada, belleza natural y transformación tridimensional en dos dimensiones: lo relatado, lo plástico y artificialmente natural. Me ha encantado tu estilo que desgrana el paseo sorpresa que diste encontrando a los artistas en su faena veloz, escuchando las campanadas que marcaban la hora de su obra. Una magnífica y poética mirada al duro trabajo de captar la realidad personalizada.
ResponderEliminarUn cariñoso abrazo, querida Anamaría.
No estuvo mal el paseíllo. Cuando hay tanto personal junto las anécdotas te asaltan, hay muchas más de las que aciertas a ver.
EliminarSólo con observar, como dices, la forma en que sujetan los pinceles, si con los dientes o clavado en el pelo, si en una oreja o un bolsillo, ya tienes media crónica hecha. Otra media es fijarte en el estilo de sus mezclas. Cómo ven el cielo. Si le echan malva, o rosa, o turquesa, o marrón, si diluyen el gris, eso a pesar de ser un mismo cielo el que todos están viendo. Como en la vida misma, querido amigo.
Gracias por su foto .no me han colgado el cuadro en la exposición a pastel .ni estoy en las fotos por eso me ha encantado su reseña
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