Dos siglos después de que Miguel Ángel dejara en la bóveda vaticana su interpretación de La Creación de Adán, en 1705 el cura Don Juan de Lucio y el administrador Pedro Gómez, ambos al cargo de la ermita de San Bernabé y San Tirso, mandaron a unos artistas hoy desconocidos que pintaran los Diez Martirios de San Tirso en las bóvedas excavadas en la cueva de Ojo Guareña.
...A honra y gloria de Dios y de sus santos y la devoción de muchos devotos…
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CRUZAR Y RECRUZAR LOS VERICUETOS
Publicado en Gaudí y Más. 11 de mayo de 2019
Ceñidas por una diadema de montes, desfiladeros, barrancos y ríos de los buenos, aparecen las entradas a la cueva de Ojo Guareña que dan acceso a la ermita rupestre de San Bartolomé y San Tirso, en Burgos (*).
Esta joya lo es por partida doble ya que se encuentra en el conjunto de cuevas más extenso de la Península, una red espeleológica trabajada por los ríos Guareña y Trema en el corazón del macizo. Son unas 400 cavidades que fueron pobladas por todos los humanos que han pisado estos lares, incluidos aquellos rudos antepasados bajados de las montañas, que unidos a los godos refugiados allí de la invasión islámica batallaron y gestaron el reino de Castilla. Prueba de la utilización secular de este espacio son los dos bancos corridos que rodean los muros de la sala de la entrada, llamada Sala del Ayuntamiento, donde se reunió el concejo entre 1616 y 1883.
Otras dos características que hacen único el lugar son el conservar restos de todas las culturas que han ido conformando la Península Ibérica, y el ser considerado uno de los escasos recintos mundiales donde puede seguirse la evolución de la religiosidad occidental, desde el Paleolítico hasta nuestros días.
A pesar de ser San Bernabé el primer santo que da su nombre a la ermita junto a San Tirso, la gran afluencia de viajeros que recorren largas distancias para visitarla se debe al segundo santo y a la espectacular descripción artística de sus Martirios representados en las bóvedas.
La figura de San Bernabé en la ermita de su nombre |
Se sabe de la biografía de San Tirso que era un soldado romano del siglo III nacido en un lugar del Asia Menor, posiblemente en la actual Turquía. En el 249 d.c. el emperador de Roma, Decio, decidiendo que debían restaurarse las antiguas costumbres romanas decretó la Séptima Persecución de los Cristianos, ordenando a Combricio, Gobernador de Cesárea, que los ejecutara. San Leoncio fue entre otros muchos una de las víctimas y Tirso uno de los soldados con el cometido de cumplimentar la orden imperial.
Tras presenciar la entereza con que San Leoncio soportó el martirio que le causó la muerte, Tirso decidió convertirse al cristianismo. Como soldado, pensó que debía comunicarle al Gobernador su decisión y éste por medio de halagos intentó disuadirlo obligándole a ofrecer sacrificios a los dioses romanos. Pero Tirso se negó, tras lo cual el Gobernador lo mandó prender.
Aparte de lo contado casi nada se sabe de su vida. Sí en cambio que lo excepcional de las torturas a que fue sometido hasta su inmolación en la ciudad de Apolonia, en Anatolia, merecieron que tanto Santo Domingo de Silos en el siglo X como San Pedro de Cardeña en su Beato del siglo XII, dejaran constancia de ellas, enumerándolas.
Infinitas son las iglesias dedicadas a su memoria tanto en territorios del este europeo como en la cultura bizantina, griega, turca, ibérica, anglosajona y francesa. En España el número de las localidades con una iglesia bajo su advocación son tantas, que para los interesados mejor será que consulten la bibliografía religiosa.
Sé que la porción que muestro de las pinturas que guarda la ermita es poca cosa en comparación con todo lo que contiene, y que para quienes la visiten sólo es un adelanto. No se la pierdan y quedarán fascinados por su grandeza cuando penetren en ella. De todos modos dejo constancia de mi reconocimiento a Clara y demás responsables del lugar por las imágenes y datos que nos proporcionaron, algo excepcional dado que no está permitido fotografiar el interior.
Convertidos en símbolo de fe, aquí está el relato ilustrado de los diez Martirios de San Tirso. Tanto los ropajes como los detalles ornamentales y los comentarios transcritos, nos remontan al lenguaje descriptivo propio de la época en que los realizaron sus autores, dos imagineros anónimos de los siglos XVIII y XIX.
Martirio 1º.
Tirso no presentó el menor sentimiento con aquel castigo
Martirio 2º
Martirio 3º
Los ojos de Combricio echaban centellas de fuego al ver la serenidad de Tirso, y mandó a los verdugos que le quebrasen los brazos con unas bolas de metal, de modo que quedasen los péndulos sin movimiento alguno.
Martirio 4º
Los gentiles clamaron al Dios de los cristianos y Combricio, lleno de cólera, dijo a sus ministros: Traed las espadas y cortadle paulatinamente todos los miembros. Oró Tirso y ocurrió un terrible terremoto en el mismo lugar. Después ordenaron llevarlo a la cárcel de Nicomedia (hoy Izmir en Turquía).
Deseaba por entonces Tirso recibir el Sacramento del Bautismo, y rogando al Señor que le concediese esa dicha, aparecieron entonces en la cárcel unos ángeles que le soltaron y le llevaron donde se encuentra el Obispo de la ciudad, para recibir el bautismo y luego lo llevaron de nuevo a la cárcel.
Martirio 10º
Ana Mª Ferrin
(*) La ermita está ubicada en el término de Cuevas de Sotoscueva, una de las siete Merindades o Distritos Administrativos de la antigüedad medieval de Castilla que perviven en la provincia de Burgos.
Martirio 1º.
El Gobernador Combricio manda a sus ministros que atándole de pies y manos con unas fuertes correas le dislocasen todos los miembros y que lo arrastrasen por las calles de la ciudad.
Tirso no presentó el menor sentimiento con aquel castigo
Martirio 2º
Indignado, Combricio dispuso que le quebrasen las piernas a fin de que no pudiera dar paso alguno y que le arrancasen las pestañas de los ojos con unas agujas agudísimas, para que sirviese de espectáculo risorio a cuantos lo contemplasen.
Este castigo no altera la tranquilidad del ilustre mártir.
Martirio 3º
Los ojos de Combricio echaban centellas de fuego al ver la serenidad de Tirso, y mandó a los verdugos que le quebrasen los brazos con unas bolas de metal, de modo que quedasen los péndulos sin movimiento alguno.
Pero Tirso no experimenta castigo alguno.
Martirio 4º
Entonces el Gobernador dispuso que lo extendiesen sobre una cama de hierro y amarrado a ella con cadenas bañasen todo su cuerpo con plomo derretido.
Oró Tirso suplicando al Señor que convirtiese su tormento contra sus enemigos, a fin de que conociesen el Poder y la Gloria de su Santo Nombre. Saltó el plomo contra sus enemigos y otros infieles que asistían al espectáculo, quedando Tirso sin lesión.
INTERMEDIO
Los gentiles clamaron al Dios de los cristianos y Combricio, lleno de cólera, dijo a sus ministros: Traed las espadas y cortadle paulatinamente todos los miembros. Oró Tirso y ocurrió un terrible terremoto en el mismo lugar. Después ordenaron llevarlo a la cárcel de Nicomedia (hoy Izmir en Turquía).
Deseaba por entonces Tirso recibir el Sacramento del Bautismo, y rogando al Señor que le concediese esa dicha, aparecieron entonces en la cárcel unos ángeles que le soltaron y le llevaron donde se encuentra el Obispo de la ciudad, para recibir el bautismo y luego lo llevaron de nuevo a la cárcel.
Aquí Tirso pide el Bautismo y el Obispo con mucha humildad seledió... |
Martirio 5º
Martirio 6º
Llega a Nicomedia el Gobernador Silvano, al que dijeron que se encontraba en prisión el inobediente Tirso a los edictos imperiales. Mandó que le atase a Tirso con una fuerte cuerda a una carrucha, y que introduciéndole muchas veces en una caldera de agua hirviendo, lo azotasen el resto con la mayor crueldad.
Oró Tirso y reventase la caldera de agua.
Martirio 6º
El Gobernador enfadado dio orden a sus ministros “para que precipitasen al valeroso joven por uno de los muros de la ciudad, en el que dispuso hubiese una terrible máquina de puntas de hierro aguadas para arriba” Pero ejecutase el castigo, le libró una mano invisible.
No pudiendo los jueces resistir por más tiempo a tantas maravillas, lo llevaron a prisión. Por orden de los Gobernadores Silvano y Combricio, fue conducido a Apamia, de Frigia, azotándolo por verdugos todo el camino y al cuarto día de llegar a la ciudad ambos gobernadores mueren y se levanto un incendio tan voraz que casi quema toda la ciudad, tal y como profetizó el Santo.
Martirio 7º
Vino a Apamia otro gobernador llamado Baudio el cual después de entrevistar a Tirso para persuadirlo de que abandonase la fe cristiana, y negase, “mandaron que lo arrojasen al mar cosido en un costal para que quedase sumergido en el agua”.
Y por medio de los ángeles rompióse el saco y del mar fue liberado.
Martirio 8º
Baudio teniendo que partir para Apolonia mandó que lo llevaran azotando aquella ciudad, donde “metieron a Tirso en el anfiteatro y soltaron las fieras para que lo despedazasen”
Pero éstas se postraron como mansos corderos a los pies del Santo.
Martirio 9º
Quedó pasmado Baudio y “mandó que lo azotasen los verdugos, delante de todos los gentiles del templo de Apolo”.
Oró Tirso y el templo se llenó de espantosos truenos que hicieron caer todas las estatuas de los dioses romanos.
Un famoso sacerdote romano llamado Calinio que allí se encontraba, abandona sus vestiduras en el fuego del incienso desengañado de los errores que habia seguido hasta entonces, y reconoce como verdadero Dios al de Tirso. Baudio oyendo la confesión, mandó degollar a Calinio.
Martirio 10º
El Gobernador tan deseoso de dar muerte a Tirso “manda a los ministros que lo encerrasen en una caja de madera bien oprimido y que le aserrasen miembro a miembro".
Estuvieron nueve horas haciendo uso de la sierra que haciéndose más y más pesada se cansaron no pudiendo herir al santo.
Tras éste último intento fallido de acabar con Tirso, levantó los ojos y las manos al cielo para dar las gracias a Dios por tantos prodigios y que su único deseo era que se disolviesen los vínculos carnales para unirse con Cristo, rogó para que le subiesen al cielo.
(*) La ermita está ubicada en el término de Cuevas de Sotoscueva, una de las siete Merindades o Distritos Administrativos de la antigüedad medieval de Castilla que perviven en la provincia de Burgos.
Esta España nuestra, cuantos bellos arcanos nos reserva.
ResponderEliminarGracias por enseñarlos.
Besos.
Las imágenes son magníficas. Gracias a los responsables de la ermita que nos las entregaron para el blog, porque no se pueden sacar fotos ni filmar. Saludos, JuanL.
EliminarA pesar de ser pinturas relativamente recientes, llevan la impronta -terrible, simple e ingenua- de la iconografía románica, tanto en su técnica como en su temática. Se ve que la finalidad es didáctica por encima de la artística. Un sitio curioso que no conocía y que debo visitar.
ResponderEliminarUn saludo, Ana.
Pienso en las mentes de nuestros antepasados cuando entraban en aquella capilla/museo. Qué debían pensar.
EliminarSaludos.
¡Notables los cuadros, Ana María!
ResponderEliminarAparte de ese reconocimiento al arte, me quedé pensando que desde entonces hasta nuestro siglo podríamos haber avanzado lo suficiente para que los mortales no siguiéramos sometidos a martirios de cualquier tipo, pero las noticias diarias nos indican que no hemos evolucionado todavía lo suficiente.
La Vida Inteligente dicen que van a descubrirla en Marte.
EliminarA ver. Por aquí no hay un Parlamento que dé señales de tenerla.
Te mando un poco de sol mediterráneo.
Que lugar tan impresionante, he estado unas cuantas veces en Burgos pero no conocía este lugar.tampoco conocía los 10 martirios de Tirso.Gracias por esta información.Besicos
ResponderEliminarLos martirios de Tirso son para dejar el cristianismo, pero¡ya!.
EliminarY sin embargo, qué profundidad de creencias. Hoy si no van bien unos principios, se cambian, como decía Groucho. Petonets, Charo.
Menudita joya son esas grutas, aunque los martirios me hayan dejado los pelos como escarpias.
ResponderEliminarNunca me voy de tu espacio sin aprender un motón de cosas, y eso es de agradecer.
Un abrazo y feliz semana. Ana María.
PD.- Tengo un problema con los blogs que no logran solucionarme. Y no veo que tengas el gadget de seguidores para conectar desde otro...
Llevo un par de años con un nuevo blog preparado y por falta de tiempo no hago el cambio. Y debería hacerlo, porque el mío también me tiene harta de problemas.
EliminarMe alegro de que te haya gustado la entrada. Desde luego, algo hemos adelantado en cuanto a civilización. Besos.
Pois é, Ana, muito se tem para preservar e para divulgar sobre a História, de onde são extraídos valiosos conhecimentos sobre fatos e sobre o ser humano, que, diga-se, sabemos muito pouco. Esse é um dos motivos que me levam a apreciar o teu cuidadoso trabalho como jornalista e escritora, minha amiga.
ResponderEliminarUm ótimo domingo, Ana.
Um abraço.
Pedro
Vivir en esta era de la imagen tiene sus ventajas.
EliminarSiempre pienso lo que debió ser la construcción de esos grandes templos con aquellos artistazos. Qué gusto haber podido ser testigo. Otro para ti, Pedro.
Un lugar interesantísimo. No solo desde el punto de vista religioso. El martirio del plomo derretido me impresiona.
ResponderEliminarUn lugar que merece toda la atención turística requerida.
Besos Ana
Los mártires de nuestro santoral son un buen ejemplo de lo que ha sufrido la raza humana por sus creencias e ideales. Mejor dicho, que sufrió y sigue sufriendo...
EliminarAy Ana María, q no he podido terminar de leer el catálogo de martirios que sufrió el pobre Tirso. Mi ceño y resto de la cara se estaban distorsionando demasiado.
ResponderEliminarCuando estuve por tierras catalanas, como te comenté en mi anterior entrada, en Tarragona visitamos su magnífica Catedral y allI pude conocer la historia de Sta. Tecla, Patrona de la ciudad. y, sabes, no le fue a la zaga a S: Tirso en cuanto a crueles sufrimientos y resistencia.
Menos mal que los artistas son capaces de sublimar en sus obras, y hacernos disfrutar de ellas, estos y otros trágicos sucesos.
Un saludo
La imaginería en cuadros y figuras es un catálogo de lo más gore, más apreciado cuanto más realista.
EliminarTarragona seguro que te gustó,fue Ciudad Imperial y cuenta con un importante legado romano, de los mejor conservados del mundo y más cómodo de visitar.
Saludos.
Buenísimas las fotos.
ResponderEliminarCortesía de los cuidadores de la ermita, Trini.
EliminarSin duda, una joya.
ResponderEliminarLas imágenes son una maravilla.
Un beso.
Que maravilla acudir a tu rincón a visitarte, Ana. Siempre nos traes algo interesante. Para mi curiosidad insaciable, le viene de perlas. Al haber vivido siempre lejos de mi tierra, me ha llevado a desconocer parte de ella. He visitado Burgos tan solo en una ocasión y me quedé prendada de sus encantos. La ermita con sus pinturas, bien merece otra visita.
ResponderEliminarGracias, querida amiga por compartir.
Un fuerte abrazo.
Boa tade, a selecção de fotos é ímpar na beleza, assim como, o locar para visitar.
ResponderEliminarAG
Si impresionante es el lugar, los martirios a los que fue sometido el Santo son estremecedores, casi superiores a los que fue sometido San Vicente Mártir, en Valencia, cuando llegó acompañando a San Valero.
ResponderEliminarSaludos.
No conozco lo que cuenta, tendré que revisarlo. De todos modos el listado de lo que aguantaron estos antepasados tiene su miga. Sólo imaginar que alguien pudiera tener principios tan férreos produce desmayos.
EliminarSaludos.