Nos sorprenden los músicos que recuperan
instrumentos antiguos, luthiers que se afanan
recreando melodías de las que a veces sólo
tienen una referencia escrita del dispositivo que
las produce, o la imagen dibujada en una cueva.
De cualquier manera, aunque nunca sabremos
si el sonido era ése, al escucharlas sí conoceremos
que un día los dioses de la música unieron las almas
de dos melómanos. A través de milenios, dos seres
tapados con pieles o cubiertos de seda cruzan el eter
a lomos de un mismo sentimiento...
Siempre me han hecho gracia las interpretaciones que suelen darse a las imágenes de sexo inusuales, gore o francamente aberrantes, de ciertas obras catalogadas de religiosas. Y es que cuando se intenta enmascarar lo muy obvio, el resultado suele ser hilarante.
Las fechas en que Hieronymus Bosch, El Bosco, realizó el tríptico de El Jardín de las Delicias, aún después de innumerables pruebas son de una amplitud notable, ya que lo he visto datado por voces muy serias entre 1480 y 1515, calificando la obra tanto de juventud, como de plenitud o madurez. Desde Bélgica la tabla pasó a Holanda, de allí fue llevada por el Duque de Alba hasta la Orden de San Juan, viajando por fin al Escorial en 1593 al ser adquirida por Felipe II. Trasladada al Museo del Prado en 1939 para su restauración ya no se movió de sus paredes, donde hoy podemos seguir admirado esta pintura compleja de múltiples interpretaciones, como casi todas las del autor.
Y desde principios de 2014, también identificar la partitura oculta de una melodía desconocida que el artista logró hurtar durante medio milenio a los entendidos, hasta que dos estudiantes norteamericanos, Amelia y Luke, supieron ver lo que durante todo ese tiempo había pasado inadvertido a los ojos de millones de observadores.
Detalle musical de El Infierno |
UN CÓMIC SONORO DE 500 AÑOS
Las dotes observadoras de Amelia son notables. En la misma pieza ya tiene identificadas otras partituras, que espera descifrar a base de paciencia y como la que mostramos, interpretarlas y proceder a su grabación.
Publicado en Gaudí y Más. 2013
Publicado en Gaudí y Más. 14 de diciembre de 2019
Amelia Hamrick tiene una doble licenciatura, en Informática y en Música, por la Universidad Cristiana de Oklahoma. Además toca el saxo barítono, el trombón bajo y la tuba, a lo que deberemos añadir su afición al dibujo, por lo que estaba en condiciones de captar los signos y entender la musicalidad de aquel trasero que llamó su atención, cuando en compañía de su amigo Luke ambos ojeaban una reproducción de la obra. En realidad eran tres partes de una partitura, escritas entre las dos hojas de un libro y el trasero de uno de los pecadores torturados, del que sólo se muestran la parte nombrada y las piernas en El Infierno, el panel derecho de la tabla. El resto del cuerpo queda atrapado bajo una especie de enorme laúd o vihuela. Y no es el único sufriente, una flauta ha sido clavada en el trasero de otro personaje y a un tercero están golpeándolo con otro instrumento. La música como tortura.
Amelia Hamrick tiene una doble licenciatura, en Informática y en Música, por la Universidad Cristiana de Oklahoma. Además toca el saxo barítono, el trombón bajo y la tuba, a lo que deberemos añadir su afición al dibujo, por lo que estaba en condiciones de captar los signos y entender la musicalidad de aquel trasero que llamó su atención, cuando en compañía de su amigo Luke ambos ojeaban una reproducción de la obra. En realidad eran tres partes de una partitura, escritas entre las dos hojas de un libro y el trasero de uno de los pecadores torturados, del que sólo se muestran la parte nombrada y las piernas en El Infierno, el panel derecho de la tabla. El resto del cuerpo queda atrapado bajo una especie de enorme laúd o vihuela. Y no es el único sufriente, una flauta ha sido clavada en el trasero de otro personaje y a un tercero están golpeándolo con otro instrumento. La música como tortura.
Las dotes observadoras de Amelia son notables. En la misma pieza ya tiene identificadas otras partituras, que espera descifrar a base de paciencia y como la que mostramos, interpretarlas y proceder a su grabación.
Panel central donde el hombre ha desatado su lujuria. Ha perdido la Gracia Divina. |
Panel derecho, el Infierno, donde los pecadores sufren todo tipo de tormentos. En especial, el Bosco alude obsesivamente al martirio por parte de la música. |
Sin asustarse por las tres dificultades que se le presentaban, -500 años de antigüedad, su calidad demoníaca, y que literalmente era la canción del trasero del infierno-, Amelia comentó que empezó con humor la transcripción de las notas al pentagrama moderno, suponiendo que la composición estaría en Do, tono utilizado en la época de El Bosco. Una vez ordenada la pieza, ella misma la pasó al piano, grabándola y colgándola en la red bajo el título de Butt song from hell, ofreciendo el hallazgo a su Universidad para que los expertos lo analicen a fondo.
Desde aquí una felicitación para la buena vista de Amelia, su instinto y excelente preparación. Sin esos tres requisitos hubiera sido imposible aprovechar su descubrimiento, del que aquí ofrecemos el resultado:
Acabamos con el apunte curioso de otros ojos que en 1978 distinguieron la originalidad de esa mínima parte de El Jardín de las Delicias, relacionada con la partitura. Hablamos del chelista y director de orquesta Gregorio Paniagua (Madrid 1941), también pintor y valorado luthier, rescatador de los vetustos instrumentos reproducidos en obras de arte descubiertos por él durante sus investigaciones en cuadros y cerámicas, manuscritos, miniaturas, bajorrelieves, etc. Creador de la formación Atrivm Mvsicae con el propósito de dar a conocer la música antigua, en 1978 publicó un disco con el sugestivo título de Codex Glvteo, para cuya portada el músico madrileño rescató del tríptico El Jardín de las Delicias, precisamente el fragmento que hoy nos ocupa, .
Gregorio Paniagua en pie, en el centro, con sus hermanos y el resto de integrantes de Ativum Mvsicae |
Portada del disco, donde Gregorio Paniagua detectó en 1978 la curiosa partitura. https://www.youtube.com/watch?v=Zj-z9Idg4nM |
Para quienes estén interesados en conocer a otros investigadores del tema sonoro antiguo, el luthier, músico y pedagogo argentino Pablo Nahual, lleva una toda una vida recreando y difundiendo la historia de la música y sus instrumentos:
Ana Mª Ferrin
El Bosco siempre será tema de inspiración.
ResponderEliminarUna canción curiosa la del maestro Paniagua que, a pesar de referirse a cierto lugar anatómico, no presente ninguna "cacofonía". Y del infierno no parece tener mucho. Miedo, desde luego, no da.
Saludos.
Hombre, Cayetano, si se está refiriendo a la mala música, miedo sí da. No me digas que cuando ves aparecer en el metro a según qué músicos horrendos mientras tú estás allí encerrado sin posibilidad de escapar, no es una alegoría a los tormentos del averno.
EliminarSaludos.
Concluyo, apreciada Ana María, que hay investigadores para todos los temas, sin exclusión. De paso he recibido una lección de sabiduría, acerca de facetas que para muchos son "tabú".¡Enhorabuena!
ResponderEliminarEste Bosco debió ser todo un personaje, no olvidemos que se movió entre dos siglos en que el Poder no estaba para bromas.
EliminarY un moderno increíble, sólo hay que detenerse en unas formas que aún hoy son rompedoras.
Gracias por tus palabras y por tu tiempo.
El tríptico del Bosco da para muchos días de investigación y estudio.
ResponderEliminarMuy interesante tu documentada entrada.
Besos.
Los especialistas que se detuvieron a investigar las partituras del "derrière" sí que estuvieron afinados.
EliminarBuena semana, J.L.
Me he quedado sin habla, me encanta este cuadro y muchas veces lo he mirado y nunca me había dado cuenta de este descubrimiento que hizo Amelia Hamrick...totalmente sorprendente.Voy a volver a mirar el cuadro con detenimiento para fijarme más en estos detalles.Besicos
ResponderEliminarComo no tengo la más mínima formación musical nunca habría podido captar lo que supo ver Amelia. Hoy por fortuna y cada vez más, es una asignatura presente en muchas escuelas y los niños suelen aprender a tocar algún instrumento.
EliminarVamos bien, Charo. Un beso.
No me extraña que por esa curiosidad innata que tenemos, alguien haya tratado de descubrir que músico pudo escribir El bosco en esas nalgas. Ya se ve que nada del otro mundo, pero no deja de tener su gracia que esa "composición" haya sido más mirada que oída durante siglos.
ResponderEliminarSaludos.
Buena apreciación, DLT, la de que esa música ha sido más mirada que oída durante medio milenio. Ya pueden estar satisfechos los dos estudiantes, han dado una lección de lo mucho que se gana con el trabajo bien hecho. Saludos.
EliminarMaravilla de entrada.
ResponderEliminarEs una pintura bellísima.
Y, sin duda, para contemplarla con detenimiento.
Un beso.
Tienes razón, no importa las veces que la hayas contemplado. Cada vz que vuelves a hacerlo descubres nuevos detalles.
EliminarOtro para ti.
Lo que hace mirar detenidamente un cuadro...
ResponderEliminarA veces hacerlo así, nos da estos descubrimientos curiosos e interesantes...
Besos
Cuántas veces hemos pasado ante una obra y las prisas nos impiden ver lo que tenemos ante los ojos. Saludos
EliminarBuenas tardes, contertulios.
ResponderEliminarCómo podría pensar El Bosco que más de 500 años después sus obras, además de admiración seguirían suscitando la curiosidad, el estudio, el análisis exhaustivo de cada uno de sus detalles!
Y cada vez se descubren más cosas gracias a las nuevas y sofisticadas tecnologías con que cuentan los estudiosos de su obra.
Muy interesante, Ana María lo que nos aportas hoy con tu publicación.
PD. A mí me gusta mucho también el tríptico El carro de heno.
Saludos a todos.
Si en su tiempo, El Bosco estuvo catalogado como un pintor moralizante, yo tengo mis dudas. Más bien diría que era un epicúreo que supo darle la vuelta al concepto y con la excusa de llamar la atención sobre el pecado, sus imágenes de "no hagáis esto" eran de lo más atractivas para el publo.
EliminarUn abrazo para ti.
Para una profana en la materia como yo la observación del cuadro, una actividad que te puede llevar horas, me hubiera dado como resultado una captación de una partitura en el trasero de un personaje y poco más. Por contra, para un experto en la música su descubrimiento da para muchísimo más. Descubrir cómo sonaba la música antigua es un reto.
ResponderEliminarUn beso
Por muy simple que nos parezca la melodía, los dos norteamericanos han hecho un descubrimiento que hará historia. Los millones de ojos que habrán visto el trasero y el libro con la partitura, se habrán detenido y aún sabiendo música, ningún espectador ha sentido la pulsión investigadora de saber cómo sonaban. Bien por ellos.
EliminarUna buena entrada y un bello tríptico de pintura bastante complicado para entender lo que el pintor quiso expresar en él. Imagino que como en otros casos algunos expertos difieren de otros colegas ante su explicación. Lo de la partitura fue un gran hallazgo.
ResponderEliminarUn abrazo Ana
Supongo que tiene varios niveles de apreciación, según sean los conocimientos del observador.
EliminarVisto de manera sencilla y sólo pensando en cuándo se pintó, es para descubrirse. Otro para ti.
Hola, Ana Mª, vengo a desearte unas Fiestas plenas y divertidas y me llevo de regalazo este magnífico post.
ResponderEliminarSoy muy curiosa, así que he disfrutado un montón con los descubrimientos de Hamrick y de Paniagua, así como de la música de las partituras desentrañadas.
Me fascina este tríptico que parece tan moderno como enígmatico. Y cuando lo observé con detalle pensé que nuestro Dalí se había fijado en él con mucha asiduedad e inspirado.
Un placer inmenso pasar por aquí, Ana.
Que tengas una entrada de año genial.
Un abrazo,
No lo dudes, Tesa. Dalí era otro iluminado que descomponía lo que veía haciendo una nueva recreación de la realidad. Hay mucho de El Bosco en sus pinturas, las patas largas de palillo, las figuras blandas, ese sinsentido con un toque demoníaco e inquietante.
EliminarComo dicen en África: Los leopardos reconocen en otros individuos las manchas de su clan...
Petonets.
Estoy con la boca abierta...todavía no salgo de mi asombro. Ya sabía que ese horroroso tríptico guardaba detalles enigmáticos ¡PERO NO TANTOS!
ResponderEliminarTiene razón "Desdelaterraza" cuando indica que fue una melodía que duró 500 años viéndose sin oirla. Aunque al ir al fono que cuelgas y leer los comentarios de youtuber te encuentras con una discusión de que si fueron los muchachos de Oklahoma o el Maestro español el que descubrió ese pasaje melódico. Pero sea como fuere...¡Es un tema que da para libros y discos!
Te cuento que voy a tomar tu post y enviárselo a unos amigos estudiantes de arte y otros profesores de arte, que valorarán mejor que este lego la información tan buena que nos brindaste.
Para finalizar...y cuando el Bosco representa la música como tortura es como si visionara algo que pasaría en estos tiempos, pues,con dolor mi mente viajó al horripilante "Tango de la muerte" (y dejo sabido que soy un fan del buen tango) el tristemente célebre "La Plegaria" del argentino Eduardo Bianco quien era un admirador del fascismo, Hitler y Mussolini https://www.youtube.com/results?search_query=La+plegaria+Eduardo+Bianco
Cuando estalló la IIª G.M. a los músicos y otros artistas importantes les pilló en los lugares más insospechados. Dependiendo de su procedencia y donde se encontraban, la mayoría lo pasó muy mal, sin poder regresar a sus casas y vagando de país en país, mal mirados y rechazados por sospechosos.
EliminarPrecisamente la próxima entrada trata de este tema.
Saludos.
Me pregunto ¿Por qué el Bosco representa la música como tortura? Me ha encantado la entrada Ana Mª, contigo siempre aprendo y descubro cosas interesantes.
ResponderEliminarAbrazos.
Esa es una razón aventurada por los críticos ante el enlace de sufrimientos que siempre pintaba junto a los instrumentos musicales, solitarios o durante su ejecución, lo que ha llevado a que esa pregunta se la hayan hecho muchos observadores.
ResponderEliminarPor mi parte y sin más autoridad, la entiendo de dos formas:
Que él odiaba la música por su sonido, o porque siendo muy virtuoso la asociaba a la lujuria. O también, ¿por qué no?, precisamente por lo contrario, porque amaba la lujuria y ante las prohibiciones, presentándola como un pecado horrendo sí podía peritirse esa licencia.
Ahí queda eso, querida Conchi.