Son días de
revisión oftalmológica.
Ojeo una revista en la sala de espera, cuando de repente, un recuadro con
el anuncio de cierta clínica presiona el estímulo adecuado de mi memoria
consiguiendo que se dispare a velocidad lumínica. Los mecanismos mentales
retroceden hasta mi adolescencia consiguiendo que ya no esté sentada en una
incómoda silla minimalista de policarbonato, ni rodeada por la impoluta
decoración blanca y azul del consultorio.
Me veo en la que era mi posición preferida esos años, reposando sobre mis piernas dobladas a modo de cojín rodeada por estantes con cajas, y montones de libros, y motas de polvo danzando al compás oscilante de la bombilla enroscada al casquillo de latón, en el extremo colgante de su cordón trenzado. Estoy en la cambra dels mals endreços (1), el trastero de mis tíos de Barcelona a la sombra de la iglesia de Santa Mª del Mar, ojeando aquel libro antiguo que contaba la historia del doctor Josef Mengele en el campo de concentración de Auschwitz. Allí donde sin límites oficiales, éticos ni religiosos, un médico indigno jugó a ser Dios.
Entre otras mutilaciones, seccionó miembros que trasplantó a otros individuos, cosió cuerpos de unos hermanos con otros tratando de convertirlos en siameses, inyectó productos agresivos en el cerebro y órganos internos a personas discapacitadas. Todas ellas prácticas estériles que no dieron ningún fruto científico porque, sin cuidados, estudios previos ni conocimientos específicos, los operados involuntarios se infectaban al instante gangrenándose en las salas donde los estacionaban, para acabar muriendo entre dolores indescriptibles sufridos sin ningún paliativo. Los más afortunados, aquellos que eran desechados rápidamente tras las actuaciones de Mengele, eran dirigidos hacia las cercanías donde hornos y cámaras de gas hacían su trabajo, según testimonio de los seleccionados que no llegaron a ser intervenidos por la llegada liberadora de los aliados.
Pero sobre todo, donde Josef Mengele se empleó a fondo fue en su experimento estrella, al que dedicó el grueso de su tiempo en los dos años escasos que duró su reinado en aquel territorio del horror. Durante sus ensayos consistentes en la manipulación y extracción de ojos de diversos colores, aunque preferentemente azules, separaba partes a las que inyectaba compuestos químicos que volvía a introducir en los globos oculares para comprobar si sus teorías daban como fruto el ansiado color ario, con los resultados que cualquier lector podrá imaginar. Sin duda fue el texto más inquietante que se cruzó en mi vida, de los muchos leídos en aquel cuarto que tantas ventanas abrió a mi curiosidad.
Entre otras mutilaciones, seccionó miembros que trasplantó a otros individuos, cosió cuerpos de unos hermanos con otros tratando de convertirlos en siameses, inyectó productos agresivos en el cerebro y órganos internos a personas discapacitadas. Todas ellas prácticas estériles que no dieron ningún fruto científico porque, sin cuidados, estudios previos ni conocimientos específicos, los operados involuntarios se infectaban al instante gangrenándose en las salas donde los estacionaban, para acabar muriendo entre dolores indescriptibles sufridos sin ningún paliativo. Los más afortunados, aquellos que eran desechados rápidamente tras las actuaciones de Mengele, eran dirigidos hacia las cercanías donde hornos y cámaras de gas hacían su trabajo, según testimonio de los seleccionados que no llegaron a ser intervenidos por la llegada liberadora de los aliados.
Pero sobre todo, donde Josef Mengele se empleó a fondo fue en su experimento estrella, al que dedicó el grueso de su tiempo en los dos años escasos que duró su reinado en aquel territorio del horror. Durante sus ensayos consistentes en la manipulación y extracción de ojos de diversos colores, aunque preferentemente azules, separaba partes a las que inyectaba compuestos químicos que volvía a introducir en los globos oculares para comprobar si sus teorías daban como fruto el ansiado color ario, con los resultados que cualquier lector podrá imaginar. Sin duda fue el texto más inquietante que se cruzó en mi vida, de los muchos leídos en aquel cuarto que tantas ventanas abrió a mi curiosidad.
-¿Ana María Ferrin?
La voz de la enfermera me devuelve a la realidad. Haciéndome consciente de que a pesar de los problemas, vivimos en un continente privilegiado como nunca en nuestra historia. Son ya 70 años los transcurridos entre los hechos narrados en aquel siniestro libro y lo que cuentan hoy unas hojas satinadas plagadas de ojos azules, con el siguiente titular:
La voz de la enfermera me devuelve a la realidad. Haciéndome consciente de que a pesar de los problemas, vivimos en un continente privilegiado como nunca en nuestra historia. Son ya 70 años los transcurridos entre los hechos narrados en aquel siniestro libro y lo que cuentan hoy unas hojas satinadas plagadas de ojos azules, con el siguiente titular:
EL DESEO DE TENER LOS OJOS AZULES,
¿ES HOY POSIBLE?
¿ES HOY POSIBLE?
Publicado en Gaudí y Más. 3 de julio de 2016
es la primera técnica y la más avanzada del mundo, capaz de cambiar el color del iris y, por lo tanto, de los ojos PARA SIEMPRE, de una manera segura, eficaz y predecible. Los resultados obtenidos son totalmente naturales. Se trata de una técnica láser ambulatoria no quirúrgica, y por ello, carece de las complicaciones típicas de la cirugía intraocular.
...Nuestra Clínica, después de más de dos años de experiencia, presenta la nueva generación de tratamiento para el cambio de color de los ojos mediante láser.
es la primera técnica y la más avanzada del mundo, capaz de cambiar el color del iris y, por lo tanto, de los ojos PARA SIEMPRE, de una manera segura, eficaz y predecible. Los resultados obtenidos son totalmente naturales. Se trata de una técnica láser ambulatoria no quirúrgica, y por ello, carece de las complicaciones típicas de la cirugía intraocular.
Características Generales:
• Precio: 3000€
• Grados de pigmentación: I, II y III
• Sesiones: 3 por ojo
• Días: 1ª semana: 2 sesiones EN cada ojo
• Al cabo de 2 meses: 1 sesión por ojo + revisión
...Aquí
y ahora, en la misma mañana he tenido conocimiento de dos actualidades
médicas. Empezando por la notable labor del doctor apasionado por la Biomedicina y Biotecnología, Eduardo Anitua (*) emparejada a su
insistencia en que legislación y regulación deben ser exquisitas y vigilantes por
parte del Estado, a la par que debe agilizarse la burocracia para que los avances contrastados acorten el tiempo de su traslado al paciente. Sin olvidar nunca que la investigación
debe ir pareja con la deontología, lo que nos adentra en la Bioética.
Junto al texto citado, otro descubrimiento. Estamos en tiempos donde mis manos
ya no sujetan el libro provocador de vigilias, sino la página exquisita de una
revista médica mostrando gran variación de avances, anunciando que en la actualidad es posible cambiar el color de los ojos a tu voluntad.
En las redes no faltan artículos alertando de los riesgos a los que se enfrenta quien tome tal decisión, de ellos adjunto una muestra (**). Lega como soy en la materia, ignoro qué vía habrá conducido hasta nosotros esta práctica científica, por lo que transmito el enlace a la clínica de Barcelona donde además de los servicios oftalmológicos tradicionales, los interesados que deseen transformar su mirada encontrarán un amplio despliegue informativo que cuenta el proceso y sus resultados.
Ana Mª Ferrin
(1) Cambra dels mals endreços, en catalán. En castellano: Habitación de los trastos
(*) http://eduardoanitua.com/
(**) MUESTRA DE INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/el-color-con-que-se-mira/
http://www.abc.es/sociedad/abci-boom-ojos-carta-201602290149_noticia.html
http://www.saludalavista.com/2013/01/expertos-advierten-del-peligro-del-laser-que-cambia-el-color-de-los-ojos/
INFORMACIÓN DE LA CLÍNICA EYECOS
http://neweyeslaser.com/es/
En las redes no faltan artículos alertando de los riesgos a los que se enfrenta quien tome tal decisión, de ellos adjunto una muestra (**). Lega como soy en la materia, ignoro qué vía habrá conducido hasta nosotros esta práctica científica, por lo que transmito el enlace a la clínica de Barcelona donde además de los servicios oftalmológicos tradicionales, los interesados que deseen transformar su mirada encontrarán un amplio despliegue informativo que cuenta el proceso y sus resultados.
(1) Cambra dels mals endreços, en catalán. En castellano: Habitación de los trastos
(*) http://eduardoanitua.com/
(**) MUESTRA DE INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA
http://elpaissemanal.elpais.com/documentos/el-color-con-que-se-mira/
http://www.abc.es/sociedad/abci-boom-ojos-carta-201602290149_noticia.html
http://www.saludalavista.com/2013/01/expertos-advierten-del-peligro-del-laser-que-cambia-el-color-de-los-ojos/
INFORMACIÓN DE LA CLÍNICA EYECOS
http://neweyeslaser.com/es/
Solo espero que el centro oftalmológico aludido no se llame Clínica Menguele, porque entonces estaríamos apañados. Me fío muy poco de los que juegan a Dr. Frankenstein.
ResponderEliminarUn saludo, Ana María.
Lo del capricho del color de ojos es una anécdota superficial. Pero en cosas serias mi opinión en cuanto a la investigación ha ido cambiando y ya no veo la sombra del miedo. Hoy veo que las células madre y los cultivos de tejidos y órganos han abierto una vía revolucionaria para los padres que empiezan a ver un horizonte de esperanza para sus hijos con determinadas dolencias neurológicas, igual que sucede con el alzheimer. Estoy con ellos como seguro tú también lo estás.
EliminarTotalmente de acuerdo contigo.
EliminarOjalá jamás se repita esa locura !!!
ResponderEliminarDios te oiga!!! Pero no hay que perder de vista a esos Salvadores...
EliminarAllá cada cual, pero yo diría que es un poco más complicado y arriesgado que cambiar el color del pelo. Y además supongo que irreversible. Para los que tengan el capricho, yo creo que con las lentillas de colores ya pueden seguir tirando.
ResponderEliminarFeliz tarde
Bisous
Sí, pero con las lentillas nos quedaríamos en la superficie y según quien quiere el cambio, lo quiere del todo. Cosa complicada no saber ponerle un tope a los deseos, porque en un reportaje vi a un transexual contando que quería ser una mujer “completa” con su útero y demás, costase lo que costase. Y pensé que si insiste acabará encontrando otro, a otro Mengele sin conciencia, quiero decir.
EliminarSiempre hay una locura para hacer cuando uno no se conforma con lo que la naturaleza le ha dado.
ResponderEliminarYo no pasaría por ello y menos pagar tal cantidad.
Un abrazo.
Hay quien no consigue ser feliz por tener las orejas grandes, o los labios delgadosO poco culo, que esa es la operación estrella entre los japoneses varones. Y si no se tiene, se pide un crédito. Visto así, no creas que es caro. Todo lo que se arregle con dinero…
EliminarVocê desenvolve sua crônica a partir de Josef Mengele, médico psicopata que por consentimento de outro demente, Adolf Hitler, passou a fazer experiências médicas, as mais variadas, com crianças e adultos judeus, dentre elas a que faz menção, a alteração do cor dos olhos. (Mengele, como você sabe, Ana, viveu por alguns anos no Brasil, onde morreu.)
ResponderEliminarNa sequência de sua crônica, você fala da possibilidade descortinada pela medicina moderna de a cor dos olhos ser modificada com segurança. Penso nos riscos, mesmo com a execução do serviço por médico experiente, mas pior que isso, é a possibilidade de médicos sem ética e responsabilidade passarem a ganhar dinheiro colocando em risco a saúde visual das pessoas. Se essa moda pegar aqui no Brasil, logo teremos muitos médicos desonestos ficando ricos e prejudicando a vida das pessoas vaidosas, que, a rigor, não teriam que alterar a cor de seus olhos, já que o importante é a visão.
Abraço, Ana Mª
Sobre el cambio del color de ojos a voluntad, yo soy muy de pueblo y ni loca lo haría, y lo mismo con mis hijos si me escucharan, primero intentaría que los viera un psicólogo. Aparte, la pregunta es: ¿Pero de verdad no hay riesgo? Porque si sólo pensar que te toquen un ojo ya da escalofríos, no te digo que te lo abran y manipulen sin estar enfermo …
EliminarAprendi com alguns médicos, que tiveram excelente formação, que não há intervenção cirúrgica sem nenhum risco, como não há remédio sem nenhum efeito colateral.
EliminarAqui no Brasil a mídia mostra com frequência pessoas deformadas (na maioria mulheres) por cirurgiões plásticos incompetentes.
Abraço, Ana.
Qué pena cuando las personas pierden el norte y hacen y permiten que se les hagan esas locuras..
EliminarTengo un buen amigo que se especializó en tu país con Ivo Pitanguy y trabajó con él. Haremos una entrada hablando de sus experiencias.
Saludos.
O seu amigo é um afortunado ter tido a oportunidade de fazer especialização em cirurgia plástica com Pintanguy, que é uma pessoa especial, não apenas na sua profissão, mas também como cidadão. Aqui ele é uma unanimidade na cirurgia plástica, tanto reparatória como estética. Está sempre rodeado por seus assistentes médicos, que vão fazer especialização com ele.
EliminarAbraço, Ana.
Ay Ana María, leo de Mengele y me vuelvo a conmover como tantas veces en mi vida por ese tipo de motivos.Llegué a Chile a los 3 años de edad traído por mis padres en el último barco que partió de Alemania antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial.Un día más y sin duda mis padres y yo hubiéramos quedado a merced de aquellas hordas. Nunca hubiera podido hacer mi vida a miles de kilómetros del holocausto. Nunca hubiera conocido a mi esposa. Nunca hubiera tenido a mis queridos hijos. Nunca hubiera podido escribirte en idioma español.
ResponderEliminarHola, Esteban.
EliminarNo sabes la de recuerdos que has removido con tu comentario.
Te envío los enlaces a unas entradas del blog que antes fueron reportajes míos
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2013/07/sefardies-de-rodas-donde-la-miel-y-la.html
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2013/07/sefarditas-de-rodas-donde-la-miel-y-la.html
http://amf2010blog.blogspot.com.es/2012/08/hipercor-y-el-monumento-de-sol-lewitt.html
Con todo sentimiento.
Pues yo no me operaría, y menos a mi hijo/a, por una cuestión tan nimia como esta. En nuestras manos está en educar para saber qué es importante de lo que no, por ejemplo una cuestión estética como btener esos ojos azules. ¿Qué pasa, que los ojos negros o los marrones no son bellos? Si son nuestros y de nuestros padres que nos los han legado genéticamente, que son parte de nuestra historia familiar, ¿por qué cambiarlos?
ResponderEliminarUn beso
Querida Carmen, los ojos oscuros no es que sean bellos, ¡¡son deslumbrantes!!! Y qué orgullo que se parezcan a los de su abuela portuguesa o al padre. Ese ADN es su tesoro.
EliminarPero hay personas con un físico normal, pero influenciables, a las que se les mete esa fijación entre ceja y ceja y no hay para ell@s más horizonte que colorear, agrandar o estrechar, subir o bajar, partes de su cuerpo o su rostro. Hay quien lo hace una vez y queda tan feliz. Pero, ¿y cuando alguien te dice que ya va por la intervención nº 32?
El caso es que yo lo veo como una cuestión de proporción. Proporción en los riesgos sobre los órganos que nos proporcionan uno de los sentidos más preciados.
ResponderEliminarUn abrazo.
En este caso ya ni tocamos la proporción de riesgos. Hablamos de la vista, lo más de lo más del cuerpo humano.
EliminarUn abrazo.
Ana María:
ResponderEliminarLeí lo que me indicas.Agradezco tu pasión por poner en vitrina tan destacada y bien explicadamente, historias que a muchos nos rozaron, aunque con la fuerza de un indulto que pareció divino.
Fuerte abrazo.
En cierto sentido, con lo de Hipercor, también mi familia y yo misma recibimos un indulto.
EliminarMe sumo a tu abrazo de la suerte.
We in Finland have almost all people with blue eyes (and blond hair :).
ResponderEliminarPor aquí vinieron celtas, nórdicos, griegos, romanos, africanos, árabes, judíos, y más tarde llegaron de las colonias filipinos y nativos americanos. Con todos ellos nos emparejamos y hoy somos un catálogo de ojos, cabellos y tonos de piel. Y todos guapísimos, como vosotros.
EliminarBesos.
Vivimos en una sociedad donde impera la apariencia externa, de ahí que la gente se vuelva un poco loca con el deseo de seguir los dictámenes de la moda sin importarles el riesgo. Ya sean los ojos claros, los glúteos, la nariz respingona, el pecho...
ResponderEliminarTodo vale con tal de ser uno más de la manada...
Tremendo el horror del doctor Menguele y sus atrocidades.
Un beso para ti y otro para el palentino.
Maripaz, lo del médico terrorífico no tiene nombre.
EliminarY la mejor moda sin duda es la autenticidad.
Pronto estaré en el fresquito como tú. Un abrazo