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DIARIOS DESDE MI CELDA. CORONAVIRUS 5º DÍA



5º DÍA

                                                             
                                          En 1893, un grupo anarquista escindido del P.U.S. (Pacto de Unión y Solidaridad), se apartaba de la Organización Española con el objeto de cometer atentados individuales contra los colectivos que consideraba sus enemigos; la burguesía y la iglesia. Inerme entre las varias alas extremas de la política que fueron copando las calles de la ciudad, ese año Barcelona llegó a ostentar tal récord terrorista que empezó a ser conocida en el plano internacional como La ciudad de las bombas. Tras cada esquina parecía asomar el terror de El grito, cuadro inmortalizado por Edward Munch ese mismo año.

   El 7 de noviembre, mientras se representaba en el Gran Teatro del Liceo barcelonés el segundo acto de la ópera Guillermo Tell, el anarquista Santiago Salvador Franch lanzaba contra la platea dos bombas Orsini, con un balance de treinta muertos y un centenar de heridos.

   Situados en otro plano, dos años más tarde, una plantilla de 112 hombres proseguía su tarea en la Sagrada Familia bajo la dirección de un arquitecto ajeno al mundanal ruido de ese tiempo y lugar, Antonio Gaudí. Absorto en sus diferentes obras, el maestro construía la Capilla del Rosario, un espacio-joya que por designios del Destino sería el único habitáculo completo, empezado y terminado por él en el nuevo templo.

   Sensibilizado por los sucesos que le habían tocado vivir, decidió plasmar en el pequeño recinto una leve crónica del Fin de Siglo colocando a la derecha, bajo el arco principal, a un violento en actitud de agarrar la bomba Orsini que le entrega el diablo. Motivo escultórico que Gaudí tituló La Tentación del Hombre, representándolo como un Lucifer con imagen de congrio mientras el terrorista corre sin mirar atrás, temeroso de que la autoridad lo alcance antes de explotarla en el Liceo.

   O al menos hacia esa dirección se dirigía el personaje calzando unas ligeras zapatillas de esparto, como lo representó el escultor Lorenzo Matamala.



Coronavirus asociado al causante del brote epídémico de Wuhan

La 2ª bomba lanzada a la platea del Liceo en 1893 que no llegó a explotar. Se conserva en el MHBA.


Con rostro y manos de diablo y cuerpo de congrio, el Mal entrega
una bomba al terrorista.
Capilla del Rosario. A la derecha en primer término, situación del grupo.

                            
GAUDÍ, NOTARIO Y PROFETA EN LA SAGRADA FAMILIA

Publicado en Gaudí y Más. 18 de marzo de 2020


                                           Las dos bombas Orsini fueron arrojadas a las butacas de la fila 13 al iniciarse el segundo acto de la ópera Guillermo Tell, última obra compuesta por su autor, Gioachino Rossini. Si la primera estalló causando 22 muertos y 35 heridos, la segunda quedó sin detonar al aterrizar en el regazo de la señora Cardellach, ya fallecida tras impactarle el primer proyectil.

   Definir este artefacto esférico del tamaño de una naranja rodeado por 24 percutores cebados con cierta mezcla de mercurio, picos que estallan por contacto al ser lanzado contra cualquier superficie sólida, podía resultar complicado en 1893. Pero no en estos días, cuando tenemos a todas horas una imagen similar en los informativos, la del coronavirus o Covid-19, del que debió copiar el diseño su creador, el revolucionario italiano Felice Orsini.



Santiago Salvador Franch, el anarquista qu lanzó las bombas.

Felice Orsini, el creador de la bomba que lleva su nombre.

Reportaje de la explosión en un diario francés.

El atentado del Liceo. Pintura de Salvador Roses en el Salón de los Espejos.. 


Ana Mª Ferrin

8 comentarios:

  1. Es lástima que no exista ningún Orsini, que pueda desactivar esta bomba de ahora.
    Que la confinación te sea leve.
    Besos.

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  2. Se parece a las minas submarinas de las películas de los 60 y 70.
    Saludos.

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  3. Que triste resulta ver cómo a lo largo de la historia de la humanidad siempre ha habido fanáticos que han asesinado a gente inocente...¡ que poco valoran la vida! y todavía los tenemos y son precisamente estos asesinos a los que más debemos de temer, mucho más que al virus que ahora también está matan do a seres humanos. Llegará el día en que se podrá vencer a este " bicho" pero los asesinos seguirán existiendo.Besicos

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  4. Una estupenda crónica, muy amena, terrible en su contenido, pero para mí muy nteresante, por varias razones, una de ellas es que a pesar de ser una admiradora de la obra de Gaudí, nunca me fijé en ese detalle escultórico que nos muestras y que acabo de conocer, además de motivo de la inspiración del maestro.

    La bomba Orsini y el coronavirus se parecen mucho, como ambos a la nima submarina, hecho que apunto en mi cuentito sobre el "corona" para niños que publiqué en el Almacén.

    Siempre es un placer leerte, Ana Mº.

    Un beso,

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  5. Terrible historia...pero interesante a la vez, Aunque lo básico sigue presente...La maldad. En todo caso no deja de ser una intenresante historia. Viendo lo visto, quizás tu también serás parte de un hecho histórico...

    Besos

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  6. Así que esto de los atentados con bombas, tiene una larga data. pero te pregunto ¿La palabra terrorismo fue acuñada ese año con respecto al atentado de Barcelona?
    -----
    En otro orden. Ya leí tu correo y te dejé una copia digital de mi libro

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  7. Qué terrible!!.
    Una historia sumamente interesante.
    Al final, nunca podemos estar tranquilos. Hay tantas amenazas...
    Un beso. Cuídate. Suerte.

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  8. Como siempre amiga Ana el peor enemigo del ser humano sigue y seguirá siendo el propio ser humano. Nunca sabremos o tal vez algún día si la verdad sobre este virus.
    Siempre es un placer leerte.
    Un fuerte abrazo amiga.

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